‘Romerito’, de Boca al Tigre para ser bicampeón

Hoy con 69 años cumplidos y desde su natal Posadas, en la provincia argentina de Misiones, Romerito —como le bautizaron en Boca porque debutó joven en el plantel— recuerda su paso por el país.

Romero (centro) en la previa de un partido de Boca Juniors, donde debutó a los 17 años. Foto: Víctor Hugo Romero
Romero (centro) en la previa de un partido de Boca Juniors, donde debutó a los 17 años. Foto: Víctor Hugo Romero
 

Mientras Bolivia lloraba la desaparición del primer plantel de The Strongest en el accidente aéreo de Viloco (26 de septiembre de 1969), Víctor Hugo Romero mostraba su talento de mediocampista central en el argentino Boca Juniors sin imaginarse que un corto tiempo después iba a convertirse en pieza clave de aquel Tigre que renació de la tragedia.

La solidaridad internacional ante el difícil momento no se dejó esperar: Alberto José Armando, entonces presidente del club xeneize, ofreció incorporar a dos de sus promesas juveniles para rearmar a The Strongest.



Hoy con 69 años cumplidos y desde su natal Posadas, en la provincia argentina de Misiones, Romerito —como le bautizaron en Boca porque debutó joven en el  plantel— recuerda su paso por el país.

“Fue una cosa maravillosa la que viví en Bolivia. Llegué al club luego del accidente. Estaba jugando en la primera de Boca y me reuní en Buenos Aires con Freddy Valda, DT de la selección de Bolivia y del club, quien me habló de la posibilidad de ir a La Paz y acepté para tener un cambio”, cuenta, precisando algunos detalles como si el tiempo no hubiera pasado.

No vino solo, llegó con Luis Fernando Bastida, otro talentoso de Boca, quien pasó más tiempo en el Tigre hasta convertirse en uno de sus íconos.

“Me animé porque a Boca había llegado a los 17 años y rápido debuté en primera. En el fútbol argentino de esa época recién se firmaban contratos cuando se cumplía 21 años, entonces ganaba solo premios por los partidos que jugaba. Valda me habló de lo que podía ganar en The Strongest y me entusiasmó. Además, había un fuerte sentimiento de ayuda a un club grande de La Paz. Fue él (el técnico) quien me convenció”.

Ya en La Paz se encontró con notables jugadores bolivianos y extranjeros de la época como Rolando Vargas: “Es un gran amigo el Perro, con él seguimos en contacto”. También el brasileño Nilton Santos, el Pichón Herbas y otros como Juan Américo Tanque Díaz y Juan Gitano Farías. “Ahí nos conocimos, pero ensamblamos rápido y fuimos bicampeones”, recuerda.

Ese poderoso equipo atigrado fue campeón paceño en 1970 y 1971. Luego, el Tigre le pidió a Boca que ampliara el contrato de Bastida y Romero.

“The Strongest tenía gente sensacional como Marina Azcárraga, una atigrada a muerte que organizaba todo y facilitaba las cosas para que estemos bien. Y don Rafo Mendoza fue un gran presidente, de excelente trato y enorme cariño al club. Persona de bien que le hizo mucho bien al club y a Bolivia. Todo el mundo lo respetaba”, dice Romero.

Las tardes de sus días en La Paz transcurrían en la secretaría del club, siempre con su amigo Bastida. También asistía “a los famosos cines, donde nos quedábamos hasta que anochecía. Luego, a nuestra casa en Miraflores”.

No había el Complejo de Achumani, los entrenamientos eran en predios de Municipal (en Sopocachi), el estadio Obrero y raras veces en el Hernando Siles.

Romero cuenta que el fútbol boliviano de esa época era de alto nivel: “Uhhh, los clásicos eran inolvidables duelos contra Ramiro Blacut o René Rada. Bolívar tenía un gran equipo, contra ellos se jugaba desde dos semanas antes, los hinchas vivían verdaderas fiestas en la tribuna y al final del partido unos se iban tristes y otros felices, nada más, sin nada de violencia”.

Pero también había otros equipos de trascendencia como Municipal, Chaco Petrolero, 31 de Octubre, Always Ready con los que se disputaban duelos cerrados: “Tenían jugadores que tranquilamente podían jugar en cualquier país”.

La estadía de Romerito en el Tigre fue solo de dos años. Con Bastida se marcharon al fútbol peruano tentados por el Melgar de Arequipa. Él pasó luego a Universitario de Lima y el Zorro regresó al país para jugar en Bolívar y después de nuevo en el Tigre.

“No tuve la suerte de volver a Bolivia. Conservo cartas de hinchas y recuerdos de amigos a los que dejé con un sentimiento de tristeza cuando se supo que me iba a Perú. A todos les estoy muy agradecido”.

Se retiró del fútbol en Huracán de Posadas, donde también fue técnico. Hoy está desligado del fútbol y disfruta de la compañía de su familia.

No volvió más a La Paz. “Me imagino cuánto habrá cambiado el Tigre y la ciudad”.

  • López (izq.) y Romero en la producción para un periódico de Posadas en 2008. Foto: El Territorio.com.ar

Lampe y el ‘Zurdo’ López

Aunque militó en una época distinta, Víctor Hugo Romero sabe lo que es jugar en Boca Juniors, donde ahora está el arquero boliviano Carlos Emilio Lampe.

Posadas está a unos 1.000 kilómetros de Buenos Aires, pero el sentimiento futbolero es grande y los acerca.

“Dependerá de Lampe el consolidarse en el club. Debe mostrar sus condiciones ante un gran desafío”.

También muestra su sentimiento de pesar por el fallecimiento de Carlos Ángel López, otro buen exponente del fútbol de la provincia Misiones.

Hace 10 años, en la previa de un clásico argentino, fueron protagonistas de una producción para un medio escrito de Posadas, Romero con la camiseta de Boca y López con la del tradicional adversario River.

“No nos enfrentamos en clásicos, jugamos en épocas distintas. Siento pena porque López no recibió en Posadas el trato merecido por su aporte al fútbol y me enteré que falleció en Jujuy. Una pena”.

La Razón Digital / Jorge Asturizaga / La Paz