Un grupo insurgente baluche asume la autoría de un atentado contra el consulado del gigante asiático en Karachi que causa cuatro muertos
Proyecto estrella
El Corredor Económico China-Pakistán (CPEC, por sus siglas en inglés), lanzado con gran fanfarria en 2015 durante una visita del presidente chino Xi Jinping, es un ambicioso plan de infraestructuras para conectar la región de Xinjiang, en el oeste de China, con el puerto de Gwadar en Pakistán y abrir una salida al mar por el oeste para el comercio del gigante asiático. El corredor, que se encuentra en diversas fases de desarrollo, es el proyecto estrella de la Nueva Ruta de la Seda, la iniciativa global de infraestructuras marítimas y terrestres que es la prioridad número uno de la política exterior de Pekín. Para Pekín, que los trabajos en Pakistán tengan éxito es clave para demostrar la viabilidad de una propuesta tan ambiciosa como —hasta ahora— vaga.
Pero a medida que avanzan las obras, y crece la presencia china en los países circundantes, aumenta la exposición de Pekín a los problemas internos de esos países, a críticas sobre su gestión de los proyectos o incluso a la violencia.
El intento de atentado de este viernes no ha sido el primer acto de violencia contra intereses o ciudadanos chinos en Pakistán en los últimos tiempos. Ya el año pasado el Ejército Islámico se atribuyó el asesinato de dos nacionales chinos en Baluchistán; un ejecutivo de una empresa marítima murió en febrero en Karachi.
El ministro de Exteriores chino, Wang Yi, se declaró este viernes “conmocionado” por el ataque y reclamó a su homólogo pakistaní, Shah Mahmood Qureshi, en una llamada telefónica, que no se repitan atentados similares.
El terrorismo islámico es una de las grandes preocupaciones de China a medida que expande hacia el oeste su presencia en los países de mayoría musulmana en Asia Central, sur y Oriente Próximo. Es una de las razones que se encuentran detrás del endurecimiento de la campaña de control de las minorías musulmanas en Xinjiang, donde los expertos calculan que puede haber centenares de miles de personas en campos de reeducación. En agosto, el periódico South China Morning Post publicó que Pekín podría enviar centenares de soldados a una base en una remota región fronteriza de Afganistán; el Ministerio de Defensa negó esa información, pero sí confirmó que asiste a ese país en asuntos militares y de lucha contra el terrorismo.
En agosto de 2016, un coche bomba intentó estrellarse contra las puertas de la Embajada china en Kirguistán, un atentado en el que murió el atacante y tres personas quedaron heridas. Aquel ataque se atribuyó a grupos radicales de la minoría uigur, de religión musulmana y originaria de Xinjiang.
Por otra parte, también hoy, al menos 31 personas murieron y otras 39 resultaron heridas en un atentado con bomba en un bazar en el cinturón tribal del noroeste de Pakistán, según informa Efe. En la explosión en el bazar Kalaya «murieron 20 personas y otras 25 resultaron heridas», declaró el portavoz de la administración de la zona, Mohamed Bilal.La fuente indicó que el bazar estaba atestado de personas cuando se produjo la explosión en torno a las 10.00, hora local, en la agencia tribal de Orakzai. «Fue un atentado terrorista, pero no está claro si fue un artefacto explosivo improvisado (IED, siglas en inglés) o un suicida», afirmó.
Fuente: elpais.com