El otoño es una estación de mucho trabajo para las ardillas. Reúnen y esconden las provisiones para el duro invierno. Una tarea que requiere mucha organización. Incluso su cerebro cambia en esta época del año.
Trepando con agilidad
Las ardillas son las reinas de los árboles. La llamativa y poblada cola les ayuda a mantener el equilibrio cuando saltan una y otra vez de árbol en árbol. Además, la extraordinaria anatomía de los tobillos les permite dar un giro, con las patitas hacia atrás, de 180 grados, y trepar los troncos con rapidez.
Dieta variada
La alimentación de estos pequeños roedores varía dependiendo de la estación del año. En primavera comen semillas o cortezas de árboles; en verano y otoño, frutas, frutos secos, setas y bayas. En invierno también deben comer, porque no hibernan.
En otoño, estos omnívoros deben encontrar tanta comida como les sea posible para pasar un invierno sin pasar hambre. Los animalillos tienen en cuenta cuál es el perfecto escondite para encontrarla con facilidad, o qué tipo de fruto seco reúne los criterios de calidad para almacenarlo sin problemas. ¡Qué eficientes!
¿Muchas nueces, mucho cerebro?
Investigadores de la Universidad de Berkeley descubrieron que algunas ardillas están tan ocupadas pensando en buscar y almacenar nueces en otoño que su cerebro aumenta de tamaño en esa época del año.
Sobre todo, a las ardillas grises les crece el cerebro en otoño. Esconden sus provisiones, esparciéndolas por todo su territorio, por lo que tienen muchos escondites que deben memorizar. Las ardillas rojas, por el contrario, las entierran en determinados sitios y luego defienden sus almacenes de cualquier ladrón.
Control de calidad, como en las fábricas
No solo el lugar de almacenamiento es un importante criterio, sino también la calidad de las nueces. Los investigadores creen que las ardillas son capaces de comprobar el peso de los frutos secos, haciendo un determinado movimiento de cabeza, y el estado de la cáscara, usando sus finas patas. Con una increíble precisión analizan cada una de las nueces.
Mapas mentales para encontrar la comida
El olfato de las ardillas les permite encontrar sus frutos escondidos. Los investigadores descubrieron además que entierran, con sabia previsión, los diferentes tipos de nueces por separado. Así pueden recordar mejor los escondites. Cuanto antes encuentren en invierno las despensas de comida, con más rapidez podrán regresar a su segura y caliente madriguera.Fuente: DW