Palabra de Bartolina


El pago del segundo aguinaldo, una suerte de varita mágica que inventó el Gobierno para ganar adeptos, se ha vuelto un bumerang para el propio régimen.

El problema es que las autoridades sabían mejor que nadie que la economía ya no estira para asumir semejantes compromisos y porque los beneficiarios son muy pocos, por aquello de la informalidad y de la economía ilegal (habría que ver, por ejemplos, cuántos cocaleros -los que no califican en el calificativo presidencial como «peones»-, pagan el doble aguinaldo). Lo cierto es que este «esfuerzo por Bolivia» no ha dejado contento a nadie; ni a los trabajadores, peor a los empresarios y tampoco a los dirigentes sindicales, que de billetes caídos del cielo saben mucho.

La más llamativa ha sido la reacción de las dirigentes más incondicionales del Gobierno, las Bartolinas, cuya máxima dirigente, Segundina Flores, ha pedido la eliminación del segundo aguinaldo. Dice que solo ha servido para generar conflictos y que no beneficia al conjunto de la población.



Fuente: El Día

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