Contra viento y marea

José Luis Bolívar Aparicio

Me imagino que el objetivo, simplemente era el de hacer unatoma de apoyo, puesto que, en aquel entonces, no se estilaban ese tipo denoticias en vivo, pero la escena que logró captar el camarógrafo de canal 7 enesa oportunidad, se me quedó grabada para siempre en la mente y cada vez que larecuerdo, me llena de tristeza.

En más de una oportunidad, dediqué estas líneas a la llegadaal poder, a su periodo de gobierno y a las vicisitudes que atravesó don HernánSiles Suazo al asumir la conducción del Estado por segunda vez, desde el 10 deoctubre de 1982; pero ahora, quisiera referirme a la forma en la que salió delmismo, que pasó de la más desastrosa posible, a la más digna y que felizmenteestuvo a la altura de lo que merecía por su enorme trayectoria política.



Por eso es que esa circunstancia vivida en el salón rojo delPalacio Quemado, (venido muy a menos a costa del mamotreto que le quita elsol), es tan importante, porque me parece de cierta manera, fue el argumentomás fuerte para que don Hernán haga un análisis profundo de la situación en laque se encontraba él y por ende la Nación en su integridad.

Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo y Juan lechínOquendo, formaron el triunvirato de la Revolución Nacional que comandó la másprofunda transformación de Bolivia en el Siglo XX. Humanos como eran, los trestenían grandes virtudes y defectos a la par, que poco a poco, los fueronseparando al uno del otro, provocando enfados y rencores que al parecer no securaron nunca, y por culpa de dichas broncas, cada que pudieron, se hicieron lavida imposible mutuamente, en guerras sin cuartel como la que hubo entre 1982 y1985 entre Siles y Lechín.

Cuando “el Conejo” volvió a la silla presidencial, dio laimpresión que el “Maestro” lo estaba esperando con toda la artillería listapara hacer de su existencia un infierno, y lo logró. Amparado en una crisiseconómica devastadora, la escasez de alimentos, la hiperinflación y el desplomede los precios de las materias primas, don Juan tuvo un caldo de cultivo parahacer lo que le venía en gana, desde paralizar al país con una huelga generalindefinida de más de 60 días, hasta la toma de *Comibol, a la que entró talón,planta, punta como si se tratase del Lechingrado (así le decían a untradicional café de la Av. Camacho, donde el maestro tertuliaba con sus amigosdurante largas jornadas).

Con el sartén bien sujeto por el mango, el líder de la COB,permanentemente enviaba al Jefe de Estado, sus pliegos petitorios con exigenciascomo aumento salarial con escala móvil o el co gobierno para poder hacer frentea la galopante crisis y cosas por el estilo, que lógicamente eran más queimposibles de cumplir, cuando más, a sabiendas que no se trataba de un pedidonecesario o que solucionaría los problemas, sino simplemente, el capricho dedon Juan por hacerle la vida a cuadros a don Hernán.

Pero como suele suceder en todo este tipo de tongospolíticos, a la llegada de un enorme contingente de mineros, el presidenteconvocó a la COB y a sus afiliados a la mesa de diálogo, para analizar qué sepodía hacer, a fin de solucionar los problemas.

Fue en dicho encuentro donde la escena en cuestión tuvo sulugar. Una dama, dirigente minera que estaba muy cerca al presidente, tomó lapalabra y emocionada hasta el límite, le empezó a cuestionar y fustigar almandatario, sobre todo por el desabastecimiento de la canasta básica. Alteradapor completo, levantó una olla de aluminio de importante tamaño y la quecomenzó a zarandear y golpear con una cuchara de palo, mientras le decía detodo al presidente con epítetos totalmente fuera de lugar y a poco estuvo delanzarle la olla a un hombre que parecía haber sido sorprendido en su buena fey que no atinaba a reaccionar. La minera perdió el control, e hizo que lareunión pierda todo sentido y razón de ser.

La seguridad se hizo cargo, el gobernante abandonó la cita ytodos quedaron absolutamente desubicados por lo que pasó y hasta don Juan sedio cuenta que había estirado la pita en demasía y las cosas se le escaparon delas manos.

Después de experiencias como esa, y de todos los problemasque atravesaba el país, pero sobre todo consciente de que él ya no tenía, ni lafuerza, ni la capacidad, ni el equipo político para salir adelante, don HernánSiles prefirió el honor de la renuncia, a la infamia de la expulsión. Cedió unaño de su legítimo mandato y llamó a elecciones anticipadas para que sea otroquien lleve la nave a buen puerto, cosa que felizmente sucedió.

Y es que, en la vida, mientras se la transita, uno tiene queser analítico de vez en cuando y saber el momento exacto para los cambios, asíestos representen un dolor y hasta un martirio difíciles de superar. No sepuede remar contra corriente, hacer las cosas por propia voluntad sin que a unole importe nada lo que la familia, los amigos, el entorno, el país y hasta elmundo le griten a viva voz.

La ascensión al cargo por segunda vez de Nicolás Maduro y elprofundo respaldo brindado por Evo Morales, es una verdadera afrenta al sentidocomún y a la población de casi todo el mundo. La mayoría de los gobiernos estándesconociendo la legitimada de esta toma del poder y la situación por la que Maduroestá llevando a su país al despeñadero, situación que está lindando los límitesde lo verosímil como la de su inflación que está rondando los 7 ceros.

No es posible que estos dos hombres sigan empeñados enatrincherarse en el poder, creyéndose ser los únicos capaces de gobernar unpaís. Nadie, pero absolutamente nadie es indispensable, por algo somos mortalesy por algo, nuestra vida útil es tan corta. Aun existiendo la posibilidad deque un líder sea realmente un dechado de virtudes y eficiencia, es necesarioque, para darle mayor realce a su inconmensurable gestión, se someta a unaauditoría para que no quede duda de tanta integridad.

Pero si los que se creen insustituibles, son dos personajescomo el hijo de Chávez y el hijo de Katari, es hasta vergonzoso que tengan queecharse flores entre ellos, para poder acallar el mar de críticas que de todaspartes les llueven.

Si bien el recuerdo del primer gobierno de la erademocrática es muy triste, por los grandes conflictos y la devastadora crisisque lo acompañó, a don Hernán Siles, la Patria en su conjunto le ha reconocidosu tesonera labor en bien de la democracia y su enorme apego a la Ley y laConstitución, razón por la cual, ha pasado a la historia como un hombre digno yhonorable. Qué diferente va a ser el recuerdo que dejen atrás personajes comoMorales, Maduro u Ortega.

*Es paceño, stronguista y liberal