La protagonista de ‘Dirty dancing’ pasó de la fama al olvido por culpa del bisturí.

Eso es lo que le sucedió a Jennifer Grey, estrella de clásicos de los ochenta como Dirty Dancing, Todo en un día o Amanecer rojo. Claro que también es lo que le sucede a diario a Andy Serkis, protagonista de El señor de los anillos, El origen del planeta de los simios, King Kong, El despertar de la fuerza, El libro de la selva o cualquier película en la que un no humano tenga cierta relevancia. Sólo que Serkis ha elegido su destino y Grey fue victima de una de las decisiones más estúpidas de la historia del cine.“Entré en el quirófano siendo una celebridad y salí de él en el anonimato”. Esta frase terrible, que podría ser el tagline de un telefilme de sobremesa, es el amargo lamento de Grey tras su paso por el quirófano a finales de los ochenta. El bisturí hizo algo más que corregir la desviación de un tabique nasal: cercenó su futuro.

“Era como estar en un programa de protección de testigos o ser invisible”, declaró la actriz. Su carrera había terminado y su nombre pasaba a engrosar la lista de desastres quirúrgicos.
Fuente: revistavanityfair.es
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