Mauricio Aira
Históricamente se puede comprobar. Víctor Paz Estenssoro se entercó en la reelección 1964 y sucedió la catástrofe del “golpe de Estado”, Barrientos le arrebató el poder. Claro está, VPE tuvo las agallas suficientes para cambiar su política, corrigió sus errores, regresó al poder y como Jefe de Estado llevó adelante “la estabilización o Nueva Política Económica” que devolvió el cauce a la Nación. Evo Morales, porfía en la reelección, su testarudez, su intransigencia no le permite ver la luz para desistir de su pertinacia.
Su obstinación es el efecto de una falsa convicción impresa en el ánimo, puede ser efecto de un error y asociada a la terquedad es siempre un defecto reprensible de la voluntad (José López de la Huerta).
Es fijo que tal tenacidad en retener el poder público, la insistencia ante los ciudadanos no es otra cosa que una tozudería inaceptable que conducirá a Evo Morales, como un día a VPE a la hecatombe, el desmoronamiento de la institucionalidad, la metástasis del nepotismo y la corrupción ya expandida en el universo de las organizaciones del Estado Pluri.
Durante los últimos meses antes de la malhadada convocatoria de Paz Estenssoro en 1964, llovían los pronunciamientos tanto de personalidades como de instituciones aconsejando al caudillo a desistir del empeño aunque VPE, con el tema de completar su programa (entre varios el Plan Triangular para la minería nacionalizada) y ante el claro respaldo recibido de John F. Kennedy en la visita oficial que le hiciera en la Casa Blanca, el claro apoyo político a su gestión y la ausencia de un rival en las elecciones, se decidió por la tercera elección (segunda contínua que admitía la CPE) el líder del MNR se decidió por la postulación junto a René Barrientos, general de la Fuerza Aérea que tenía los ojos puestos en el Palacio Quemado. ¡Ay! en mala hora, su victoria desató entuertos y “la furia política” salió a las calles hasta que el 4 de noviembre tuvo que salir despavorido en vuelo expreso a Lima.
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No se necesita ser profeta y predecir lo que se viene si ésta porfía, terquedad, capricho persiste hasta llevar a Evo Morales al despeñadero y precipitarse desde lo alto, cuando la salvación, el camino cuerdo y prudente llegue a su final. Con la convocatoria a la pista de Chimoré a todos los masistas, cocaleros, funcionarios públicos y sus familiares para el 18 de mayo, Morales está sellando su destino, la vía sin retorno de una autocracia harto rechazada en lo interno y en lo externo materia de controversia total.