Las iglesias evangélicas fueron grandes protagonistas en las recientes manifestaciones de defensa de los resultados del referéndum del 21 de febrero de 2016 y como consecuencia, el Gobierno acaba de anunciar un proyecto de ley destinado a controlar los ingresos que manejan las diferentes congregaciones producto de los diezmos. Los autores de la iniciativa legislativa aseguran que en el país han florecido muchas sectas religiosas, cuyos pastores lucran con la fe de la gente y consiguen reunir grandes sumas de dinero. No hay duda que charlatanes y ladrones hay en todos lados, pero no conviene generalizar y menos hacer que justos paguen por pecadores. Lo que está costando últimamente es encontrar políticos decentes y lo que abundan, por no decir, sobran, son aquellos que se vuelven millonarios a costa del erario público. Al menos la plata que ponen los feligreses es una cuestión voluntaria. Lo que se llevan los corruptos de las instituciones estatales es comida que se esfuma de la mesa de los más necesitados.
Fuente: eldia.com.bo