Tres millones de sirios en edad escolar no estudian

Una clase para niñas desplazadas en el campo de Junaina, en Idlib (Siria). Una clase para niñas desplazadas en el campo de Junaina, en Idlib (Siria). AAREF WATAD / UNICEFMás del 40% de ellos tiene entre 15 y 17 años, alerta el nuevo informe de No Lost Generation

El conflicto sirio, que acaba de entrar en su noveno año, ha dejado fuera de la escuela a cerca de tres millones de niños y adolescentes en Siria y en los países de acogida de la región, un tercio de la población en edad escolar. Los más afectados son los jóvenes entre 15 y 17 años, que representan más del 40% del total, según el informe Invertir en el futuro: protección y enseñanza para todos los niños y jóvenes sirios, publicado a principios de marzo por No Lost Generation.

La violencia, la situación socioeconómica de las familias, la burocracia y la implementación de políticas restrictivas siguen obstaculizando el acceso a la enseñanza, indica la coalición, que reúne agencias de Naciones Unidas, gobiernos y organizaciones de distintos países para denunciar el impacto de la guerra sobre la enseñanza en Siria e Irak.



Más de cinco millones de jóvenes, por otro lado, disponen de acceso a la educación en Siria, Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto, ya sea en programas de educación formal (nueve de cada diez de ellos) como informal. Las chicas tienen una probabilidad del 5% mayor que los chicos de estudiar.

En las zonas donde se concentran principalmente los refugiados, los programas de dobles turnos han contribuido a dar cabida a los nuevos alumnos. Pero, asegura el informe, los sistemas nacionales de educación ya están saturados al máximo de sus posibilidades. A pesar de que hacia finales de 2018 un número limitado de desplazados decidiera regresar a su país de manera voluntaria, todo apunta a que para este año se seguirá necesitando infraestructura y servicios adecuados para que puedan estudiar en los países de destino.

Los recortes de presupuesto que han afectado a muchas ONG se han reflejado en la disminución del número de alumnos que estudian en programas de educación no formal. En 2018, 350.000 niños se beneficiaron de estas iniciativas.

En 2018, más de 645.000 niños sirios se matricularon en escuelas públicas turcas, el triple en apenas tres años. Líbano abrió las puertas de sus centros de enseñanza a otros 290.000 refugiados, además de incluir a 67.000 en programas de educación informal. En Jordania, a pesar de las crecientes dificultades económicas a las que se enfrentan las familias refugiadas, el número de sirios matriculados en la enseñanza pública creció un 3% en comparación con el año anterior.

En Siria, las matrículas escolares pasaron de 3,7 millones en el año académico 2016/17 a 4,1 millones en 2017/18. Otros 520.000 niños participaron en iniciativas de educación no formal, como clases de recuperación o programas de autoaprendizaje. En algunas regiones del país, más de la mitad de los jóvenes con alguna discapacidad no tiene acceso a la educación.

La mayor brecha entre los jóvenes sirios y sus coetáneos en los países de acogida reside en la educación secundaria y terciaria, con porcentajes por debajo del 25% (a excepción de Egipto). Apenas un 5% llegó a la universidad en 2017 en Turquía, Líbano, Jordania e Irak, cuando la media mundial ronda el 37%.

El año pasado marcó un récord en el número de ataques a las instalaciones educativas y sanitarias (262) en Siria, según Unicef. El 40% de las escuelas quedaron dañadas o destrozadas y y 1,3 millones de niños están en riesgo de abandonar la educación, alerta la organización.

MÁS DE 1.100 NIÑOS MUERTOS EN 2018

2018 fue el año más mortífero para la infancia desde que comenzó la guerra en Siria: 1.106 niños murieron debido a la violencia, informa Unicef. En el país y en las regiones vecinas, hay al menos ocho millones de menores que necesitan ayuda humanitaria, estima el Fondo de las Naciones Unidas.

Más del 83% de la población siria vive bajo el umbral de la pobreza, una situación que aumenta el riesgo de que los niños, para ayudar a sus familias, sean víctimas del matrimonio o el trabajo infantil, o sean reclutados por grupos armados

Fuente: elpais.com