Carlos Pablo KlinskyEs lamentable ver cómo los actuales movimientos sociales, que otrora se ganaron el respeto por representar a sectores importantes del pueblo boliviano, con destacadísimas intervenciones políticas, económicas y sociales en nuestra historia, hoy sólo generan vergüenza.Los actuales movimientos sociales no son otra cosa que militantes masistas sin escrúpulos, financiados por el gobierno para que mal usen las estructuras gremiales de sectores campesinos, indígenas, obreros, mineros y trabajadores en general.El pueblo boliviano sabe que estos movimientos sociales son usados para “clarear” los absurdos de la gestión política y pública, manipulando la buena fe de sus componentes. Los mejores ejemplos del uso y mal uso de estas estructuras sociales es lo que le pasó a los indígenas de tierras bajas.En efecto, cuando la CIDOB fue “persuadida” de formar parte del proyecto político del MAS, pese a las advertencias, sus dirigentes y connotados asesores pusieron a esa importantísima institución indígena al servicio de ese partido.Poco tiempo transcurrió para que constatasen que fueron vilmente usados por el MAS, ya que no estaban en los verdaderos planes de su proyecto. Es más, no sólo destruyeron su institucionalidad, sino que hasta los “apalearon” por intentar reivindicar un derecho legítimo. Lamentable y triste episodio en la historia de esta organización indígena. La suerte de la CIDOB es la misma que correrán todos aquellos movimientos o instituciones sociales, hoy al servicio del MAS, que por cualquier circunstancia se atrevan a cuestionar al poder. Queda claro que la entrega de las instituciones sociales a un proyecto político desvirtúa la esencia de las mismas y no es éticamente correcto, porque no representa los genuinos intereses de sus miembros, sino sólo el interés de sus dirigentes. Me pregunto: ¿qué harán mañana, cuando el masismo esté fuera del poder? ¿Con qué solvencia ética reivindicarán sus legítimos derechos si ya se jugaron por una adscripción militante a un partido y su gobierno?Después de 13 años en el poder y de haber visto suficiente, que el masismo siga insistiendo en la supuesta idoneidad de “sus” movimientos sociales para reivindicar su proyecto político, es un verdadero improperio.