Sánchez parte como favorito, pero un pacto definirá la presidencia en España

#EspecialEleccionesEspaña. Mi colaboración publicada este domingo en el diario Página SieteSánchez parte como favorito, pero un pacto definirá la presidenciaTuffí Aré Vázquez, Madrid/España, especial para Página SieteLa única certidumbre que tienen los españoles es que el candidato que gane las elecciones presidenciales de este domingo necesitará de un acuerdo para gobernar. 176 escaños es la cifra soñada para que el ganador consiga la mayoría parlamentaria absoluta y, por lo tanto, la presidencia del gobierno.De lo contrario, la imposibilidad de un pacto dejará a España otra vez en una situación de empantanamiento político, que la ha llevado a vivir tres elecciones consecutivasen solo cuatro años.Pedro Sánchez, el actual presidente y candidato del PSOE, de 47 años, y Pedro Casado, el líder del PP, de 38 años, son los dos favoritos, según las encuestas publicadas hasta comienzos de la última semana de campaña.Otra de las certezas, antes de los comicios, es la irrupción de un actor que se puede convertir en el fenómeno político de las elecciones de España. Se trata de la vertiginosa aparición del ultraderechista Vox, que tiene como líder a Santiago Abascal, un vasco de 43 años que abandonó el PP para integrarse a su nueva tienda formada hace seis años.Hasta la semana pasada las encuestas le otorgaban entre un 10 y un 12 por ciento de la preferencia, lo que le permitiría conseguir alrededor de 32 curules, que pueden ser clave para la gobernabilidad del futuro presidente.Los votos para Vox vienen sobre todo del PP, que podría perder varios escaños. Aunque las encuestas le daban el fin de semana reciente a Pablo Casado el segundo lugar, con un 17 a 20 por ciento de las preferencias, en esta votación podría ceder terreno en el Congreso al ultraderechista Abascal.Otro partido que podría sufrir una disminución de curules es Ciudadanos, del catalán Albert Rivera, de 39 años, que aparece con 14 o 15 por ciento de la preferencia. No obstante, una alianza de los tres candidatos, considerados de derecha, puede llevar a la presidencia a Casado.Aprovechándose de la dispersión inicial de los votos de la derecha y del descenso de su aliado, el izquierdista Pablo Iglesias, de 40 años, el actual presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, llevaba hasta la última semana de campaña una diferencia importante en el primer lugar, de hasta 10 a 12 puntos, respecto al segundo. Esa preferencia en la intención de votos otorgaría un notable aumento de curules al PSOE respecto a los resultados de la elección de 2016, pero insuficientes aún para conseguir la gobernabilidad en el Congreso.En consecuencia, se podría ver obligado a un nuevo pacto con Podemos, que está cuarto en las encuestas, con un 13 por ciento. Incluso un acuerdo con Pablo Iglesias no le alcanzaría a Sánchez, por lo que buscaría el apoyo del Partido Nacional Vasco o de otras fuerzas independentistas, que tendrían la llave para convertirlo otra vez en el presidente de España. Esta situación llevó a que la estrategia de la derecha se enfoque en alertar del peligro que genera para la constitucionalidad y la unidad de España un pacto del PSOE con los independentistas y con la izquierda de Iglesias.Por su lado, el presidente de España también aprovechó la división de la derecha en la campaña para ironizar respecto a que el 28 de abril es su “elección primaria” y para alertar del riesgo de una alianza de esas fuerzas que incluya al ultraderechista Vox.Entre los indecisos y el voto ocultoLa última semana de campaña en España animó a los partidos a centrar su estrategia en los indecisos que, como en pocas ocasiones, alcanzaron un 30 por ciento. De los más de 36 millones de votantes, al menos 9 millones no tenían decidido hasta el lunes pasado su voto.Sin embargo, el periodista español Manuel Campo Vidal considera que la polarización del escenario político, entre los bloques de la izquierda y de la derecha, llevó a que más que indecisos lo que existe es un voto oculto o secreto.Raúl R., un cerrajero español de 41 años, no había decidido hasta la semana pasada si iría a votar y por quién lo haría. “Todos son al final iguales, pero habrá que votar”, dijo, en unas elecciones en las que no existe la obligación legal de sufragar y en la que se calcula que un 70 por ciento de los empadronados concurrirá a las urnas.Lorenzo B., un jubilado de 63 años, es otro español desencantado de los políticos que no tiene interés en votar, al considerar que son corruptos.Al margen de los mitines de las campañas, que han movilizado entre 2.000 a 10.000 personas, especialmente por parte de Vox, cuyo candidato evita comparecer en los medios, en las calles y avenidas de Madrid el proselitismo es discreto y sutil. La propaganda que más se ve está en pequeños y pocos carteles de la vía púbica y en los muros del metro. En la prensa gráfica hay pocos espacios y en la televisión sobresalen los spots del presidente Pedro Sánchez, con el mensaje “Haz que pase”. Otros candidatos que se hacen notar son Pablo Casado, del PP, con su frase “Valor Seguro”, y Albert Ribera, de Ciudadanos, con su slogan “Vamos”. Con menor frecuencia y espacio aparece Pablo Iglesias, de Podemos.Los dos debates de los cuatroLa verdadera campaña, según algunos analistas, empezó en los debates presidenciales. En forma inédita, los cuatro principales postulantes aceptaron participar en dos debates seguidos y en solo 24 horas, lo cual implicó una “situación estrambótica y de alto riesgo” para los protagonistas, según Manuel Campo Vidal.Ambos debates llegaron precedidos de una alta tensión, por las dubitaciones iniciales del presidente Pedro Sánchez sobre su participación y por la decisión de la autoridad electoral de excluir del espacio al líder de Vox, debido a una demanda de otras fuerzas minoritarias.Finalmente, el cara a cara de los cuatro políticos fue posible por primera vez en la historia en la pública Radio Televisión Española y, al día siguiente, en Atresmedia, una poderosa cadena privada de televisión.Con diferentes formatos, ambos debates completaron tres horas y media de una maratónica confrontación verbal, que apuntaba a reducir el porcentaje de indecisos.La incómoda situación del presidente de España y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, de encontrarse solo contra tres de sus rivales fue en cierta forma capeada, según los analistas. Aunque no ganó ninguna de las dos citas, el resultado para Sánchez estuvo alejado del desastre. En cambio, el más beneficiado por el cara a cara parece haber sido el izquierdista Pablo Iglesias y, en menor medida, Albert Rivera, de Ciudadanos, que disparó a los otros tres, incluso a su posible aliado Pablo Casado. El representante del PP tuvo una pálida intervención en el primero, pero recuperó terreno en el segundo, que estuvo dominado por una pugna intensa de los dos candidatos derechistas por los votos de sus propios electores y por el liderazgo de este bloque.“Después del primer debate he quedado más confundido e indeciso respecto a por quién votar”, disparó José P., un taxista de UBER, que se había declarado antes del encuentro televisivo simpatizante de Albert Rivera.Cataluña y pactos, lo dominantePese a que la desaceleración se siente en España y a que se conoció el jueves que en los últimos meses la cifra de desempleados subió a 3.354.200, de una población de 47 millones de personas, la economía no ocupó la centralidad de los dos debates en el cierre de la campaña.En cambio, las situaciones más álgidas exigieron aclarar la posición de los principales candidatos sobre la territorialidad y los pactos de gobernabilidad.Los candidatos de la derecha cuestionaron estratégicamente la supuesta afinidad del socialista Pedro Sánchez con los líderes independentistas, acusándolo de promover el indulto de los separatistas, lo que fue negado por él.Sobre los pactos, la izquierda alertó de un posible acuerdo de los derechistas con Vox, mientras que a Sánchez se le endilga la intención de aliarse con los independentistas. El propio Pablo Iglesias conminó a su aliado Sánchez a definir si pactará con Albert Rivera, de Ciudadanos, quien ha tratado de recuperar casi desesperadamente en las últimas horas a los votantes del centro y arrebatarle al PP y a Vox a los de la derecha.En economía, el debate se centró en la propuesta de bajar o de subir los impuestos, mejorar el empleo, ajustar el déficit fiscal y en las pensiones.Otro tema álgido ha sido el de la igualdad de géneros. Ante las propuestas de Vox de “aborto cero” y de la reforma de la ley que castiga la violencia contra la mujer, los cuatro candidatos han reivindicado los derechos de las mujeres. El asunto de la inmigración ha sido lateral en la campaña, excepto la idea de Vox de un endurecimiento de los controles, con alguna consideración a la migración hispanoamericana. La eutanasia y el alquiler de vientres también fueron tocados en la campaña.La corrupción ha sido un asunto central, lo mismo que la credibilidad de los líderes que disputan la presidencia. En cambio, se ha criticado la ausencia en los debates y en la campaña de un tema que los analistas consideran prioritario, como es la relación de España con Europa y con el mundo.Fuente: Tuffí Aré