Lo más insólito del partido del domingo entre Oriente Petrolero y Always Ready, no fue la goleada o la muerte del árbitro Víctor Hugo Hurtado, quien sufrió un infarto en medio del campo de juego, sino el hecho de que ambos equipos continuaron las acciones dirigidos por un juez suplente, mientras Hurtado agonizaba en un hospital cercano. El torneo nacional ya tenía su campeón anticipado, no había ningún título importante en disputa y en pleno segundo tiempo, tampoco había un marcador con posibilidades de remontar. Por un elemental aprecio por la vida, lo más coherente y humano hubiera sido suspender el juego, pero el fútbol boliviano, además de las reiteradas muestras de mediocridad también se ganó una mala nota por su indolencia y bajeza. Este “detalle” ha sido merecedor de multitud de críticas a nivel internacional y lógicamente, los que más pierden son los defensores del “fútbol de altura”.
Fuente: eldia.com.bo