El perro camba

Como es la fiesta de San Roque, en Santa Cruz nos acordamos de los perros y muchos de ellos aparecen con su cinta roja en el cuello durante todo el 16 de agosto; al menos así era en mi barrio “La Pólvora”, donde se encuentra aquella iglesia. El resto del año, de cuando en cuando, pasando por alguna casa de especial presencia, la gente decía despacito: “San Roque, San Roque detené a tu perro…” Ya pueden imaginar por qué.Los cruceños de antes conocían cuatro tipos de “perros”: El “Perrito de Dios” o “perrito del Señor”, insecto que aparecía anunciando las lluvias; el popular “Perro camba”, de canchones y muy callejero; el escurridizo “Perro del monte”; y el “perro cala”, un sabueso sin pelos que seguramente alguien trajo del Alto Perú o del Norte argentino y que, aunque es de origen asiático, tiene más de 2000 años en el continente.Sobre el Perro del Monte, que tanto relatan los cazadores y exploradores cruceños, llegamos a la conclusión de que se trata del “Speothos Venaticus”, un cánido que habita probablemente desde hace milenios en los bosques cálidos de Sudamérica. El otro perro sudamericano, llamado “Perro orejas cortas” (Atelocynus microtis) sólo se lo puede encontrar en el departamento Pando.Don Germán Coimbra Sanz decía que era un “animal con el que muy pocas veces se encuentra en el bosque. Su tamaño es como el de un pequeño perro, anda en grupos y su latido tiene semejanza con los canes domésticos”.En realidad, se trata de una raza de perros originarios de Sudamérica, parientes de los zorros, que está en el continente desde la conformación de las especies; es un verdadero Originario. Se lo había visto desde la zona de Misiones de Argentina, en Paraguay, en el Este de Bolivia y hasta en Panamá, pero recientemente se comprobó su presencia en Costa Rica. En nuestra región, es el primer perro camba o la prehistoria de éste.Su hábitat principal son las selvas tropicales no muy espesas, siendo una especie amenazada justamente por la modificación de sus territorios. En Misiones se lo vio después de mucho tiempo en abril del 2016 y en Costa Rica se lo registró “por primera vez” en mayo del 2018 (La Nación), en el Parque Internacional “La Amistad”. Probablemente está migrando hacia ese bien conservado país. En Santa Cruz, hasta hace poco se lo avistó en la campiña noroeste, como yendo a Montero Hoyos.Su nombre varía de acuerdo a la región; suelen llamarle “perro venadero”, “perro vinagre”, “zorro vinagre”, “zorro pitoco”, “perro de agua” y “perro selvático”; aquí “Perro de Monte”. Es un carnívoro cazador de animales algo más grandes que su porte, porque lo hace en manadas, pues puede llegar a medir hasta unos 30 x 70 centímetros. Su pelaje es de castaño a pardo rojizo. Excelente nadador, buen cavador y generalmente se baña; puede vivir hasta 10 años y, como otros de sus parientes, delimita su territorio con la orina, que tiene un olor singular por el cual en algunas regiones le asignan el nombre, pero no se parece a un zorro ya que tiene hocico y orejas cortas.La mayoría de los estudios señalan que vive alejado de los seres humanos y todos repiten que es muy raro encontrarlos. Sin embargo, estudiando otra cosa, nos llamó la atención un informe del gobernador Irala, publicado por Francisco Cillán, en el que dice que envía a Ñuflo de Chaves a explorar el Chaco (octubre de 1546) y encuentra un pueblo que se dedicaba a la caza y que además “usaban el arco con veneno en las puntas de sus flechas y como único animal doméstico el perro”. Era obviamente nuestro Perro del Monte, domesticado por los guaraníes. Luego no hemos encontrado otros registros durante la Colonia.Los españoles trajeron a Sudamérica otro tipo de perros. Según Julián Córdoba Toro “los perros peninsulares eran de tamaño mediano o grande, de aspecto fiero y emitían ladridos. Fueron introducidos en América en el segundo viaje de Cristóbal Colón, en el año 1493. Fue el religioso Juan Rodríguez de Fonseca quien llevó a tierras americanas veinte perros, de las razas mastín y galgo. Una vez que las conquistas en América acabaron y la mayor parte del territorio era controlado por los españoles, los perros pasaron de grandes aliados a un tremendo problema, ya que los veinte perros que llegaron en el año 1493 se habían reproducido por miles. Estos perros se escapaban y mataban al ganado y a los animales de caza (…) Entonces el monarca Carlos V sancionó una Real Cédula el siete de octubre del año 1541, dirigida al Gobernador Francisco Pizarro y al licenciado Cristóbal Vaca de Castro, caballero de la Orden de Santiago y Consejero de Indias, para que prohibiesen en el Perú la existencia de ‘perros carniceros’. Esto provocó que los españoles empezaran a aniquilar al mayor número de perros de conquista posible”.Hay relatos muy desagradables de la época, por el ataque de estos fieros a los nativos, pero otros fueron reconvertidos a nuevas funciones sirviendo a “españoles e indios en todos los usos que, en España, como en la caza y en la guarda de las casas y heredades de sus amos” (Bernabé Cobo). Paradójicamente, muchos de ellos salvaron su vida porque se convirtieron en fieles guardianes de algunos indígenas para su protección contra el abuso de los conquistadores.Pero en la conquista del Oriente boliviano no hay registros documentales que mencionen presencia de perros peninsulares y menos que se los haya usado para la guerra, de tal manera que se sorprenden encontrándolos entre los nativos. Actualmente, en las calles de Santa Cruz no hay rasgos de mastín y galgo, tampoco del alano español que es el origen del cimarrón uruguayo. Aquí es de hocico más largo, generalmente orejas dobladas, mediano tamaño y habitualmente delgado.Obviamente falta realizar todavía un estudio genético sobre el origen del Perro Camba actual; un muy paciente estudio de ADN diría yo. “Reconocer la ascendencia de un perro mestizo es difícil incluso para los observadores y expertos en perros bien informados, porque los perros mestizos tienen mucha más variación genética que un perro de pura raza” dice el redactor de Wikipedia.Pero hay Perro Camba en las calles y casas del Oriente boliviano. Igual que nosotros, los cambas, con semblantes, tamaños y colores diversos, pero sabemos “a la legua” quien es Camba y quién no. Como que el medio natural va uniformando ciertos aspectos fisonómicos y somáticos de las especies.El léxico para denominarlos ha cambiado un poco; Perro «camba» es hoy perro «Cunumi» y hasta «perro callejero» le decimos, a ese can que no es «de raza». Los vemos en todo el Oriente, de todos los colores que los “cruces” han logrado.Tiene mediana estatura, generalmente delgado o atlético, generalmente orejas caídas en la mitad y de pelo corto. Una de sus características es que es más resistente a las enfermedades que cualquier otro; cruzándolo garantiza mayor resistencia y economía para un guardián. Tiene buen humor, generalmente está con la “cola parada” o esperando a su amo para “moverle la cola” y dar tantos saltos de alegría que hasta se hace “tratar” por meloso. Veloz en la carrera, pone cuello y hocico al frente, las orejas hacia atrás y parece una flecha sobre el objetivo.Nombres como “lobo”, “zorro”, “negro” “boby”, “tarzán” eran comunes hasta el siglo pasado. Luego las noticias internacionales insertaron “Laika” y la televisión “Lassie”; pero nadie le puso “Rin, tin tin” a su perro por acá. El perro de mi padre se llamó “Zungo”, por una película serial de los años ’60, por lo tanto, el único perro que tuve en mi vida se llamó “Zungo II” y se apellidaba “Lunes Yanaigua”, porque me lo trajeron ese día, de una zona norteña donde se encontraban tiestos nativos.Aunque en Santa Cruz los perros y los gatos no abundan como en Londres y Roma, los hay en gran número y son bien tratados. La muerte de éstos en una casa puede causar tristeza familiar inclusive. Y como en todo, aquí los perros, gatos y loros también tienen clases sociales. Conozco muchos casos donde la mascota de la casa, aparte de tener su propia olla en la cocina, tiene su tocador, estuches de belleza, cepillos y champú, más fino que los que usa la mayoría de la población.Pero el Perro Camba es muy “entrador” y muchas veces va y se aparea con la perra burguesa. De esos apareamientos “irregulares” se multiplican los perros callejeros, haciendo grupos multicolores en las calles, en los refugios y en la “perrera”.Desde el siglo pasado, este pueblo sufrió mucho con los robos y avasallamientos a su propiedad, hasta que aprendió a cerrar la puerta a los desconocidos. Ahora se ven grandes candados y horribles muros para proteger los bienes y la familia; por lo tanto, los perros ya no son tan mansos, incluyendo nuestro perro camba.Hay excesos también, como aquellos que crían perros que gustan atacar a los niños y los que sacan todos los días a sus perros a “cagar” y dejar su “jitamucú” en los corredores de los vecinos, sin llevar la bolsita plástica como debe ser.Otros que descuidan a sus mascotas y se los ve sentaditos en las puertas de sus casas. Los que deambulan como vagabundos, tarde o temprano alguna mafia de traficantes los atrapa y esperan el letrero de “se busca”; obviamente aquellos no agarran perros cambas, eso es trabajo de la “Perrera” y, ahí, se los ve a los “perros presos” oliendo por las rejillas.El perro está en el habla popular de Santa Cruz desde hace mucho tiempo, con historias y sátira. A mediados del siglo pasado, en el carnaval cruceño, ya existía la comparsa “Los Perros”, haciendo referencia jocosa a la “cuestión” callejera. También hay dichos como aquel: “Con vos, ni en pelea de perros».Nuestros perros, de cuando en cuando aparecen en las noticias de la televisión, ya sea por mordedura o porque en algún acto muy serio se meten entre las “entacuchadas” autoridades; no falta un 6 de agosto en el que aparecen también desfilando con “chompa”. A veces hasta van a misa y casi siempre dejan su imperecedera huella en las obras municipales, como si fueran estrellas del espectáculo.Pero dato muy curioso fue la noticia que publicó el periódico “La Calle”, en diciembre de 1956, en la que se hace toda una investigación sobre el “Hombre Perro” en un barrio de la ciudad, a tal punto que hubo personas que durante dos noches lo esperaron con carabina en mano al fulano, que nunca apareció.Nuestro Perro Camba también está presente en el arte. Ángel Blanco es el pintor que más perros cambas ha registrado en sus obras sobre Santa Cruz. Hemos contado al menos 20 cuadros con la presencia de la variedad de perros cambas, acompañando cazadores, carreteros, familias, mujeres, ancianos y niños. En la versión Facebook de este artículo los incluimos, junto a otras ilustraciones de perros cambas del siglo pasado y del presente.En esta oportunidad no indagamos mucho sobre la poesía para los caninos, sin embargo, podemos mencionar el libro “Adiós amable ciudad vieja”, de Raúl Otero Reiche, en el cual ilustró su poema “El Camba” con un retrato de Mario Cirbián Parada, en la que un camba abraza a su leal perro, también camba.Para cerrar este artículo con un respaldo académico, acudimos a la opinión del experimentado veterinario cruceño Dr. Joe Núñez Klinsky, que con casi 40 años de experiencia profesional y una visión bien cruceña, nos describió al Perro Camba de la siguiente manera: “Es un animal leal como guardián, que cuida a su amo de los peligros en cualquier parte y se adapta para cuidar a la familia, donde incluso es muy cariñoso y juguetón.Ha sido un puntal importante en la supervivencia del hombre oriental; gracias a él se pudo alimentar, por su ayuda en la caza, y se protegió de las fieras en el monte. En la ganadería, por ejemplo, son excelentes guardianes, alejando a los tigres, a los cuales enfrentan y hasta mueren en combate. También han sido grandes compañeros de los carreteros, no sólo en los largos caminos en medio del monte, sino también cuidando la carga de los carretones en cada destino.“En las haciendas, obedecían mandados de atrapar gallinas o patos, pero a veces se hacían ‘come huevo’, lo que les traía problemas con sus dueños. Entre los grupos nativos, hasta hoy, son muy apreciados; los ayoreos viven con perros para ayudarse en la cacería de tatuces, chanchos y petas. Los guarayos y los guaraníes del chaco también.Las hembras son buenas madres. Pese a que tienen sólo 5 pares de tetas, pueden llegar a tener 14 crías, a las cuales cuidan con mucha atención y hasta los trasladan de un lugar a otro para cuidarlos de peligros o inclemencias del tiempo”.La descripción física de nuestro Perro Camba, la expone de la siguiente manera: “Es bien proporcionado en su estructura; cabeza cuerpo y cola hacen buen equilibrio, por eso es un animal ágil y veloz, con firmeza en sus movimientos. Mide entre 40 y 50 centímetros de alto, desde la cruz. Tiene hocico algo puntiagudo y alargado; hay de orejas erectas y otras caídas”.De acuerdo a la relación que nos hizo el curtido veterinario cruceño, hay variedad de colores y combinaciones, como: “overos”, “atigrados” y “cenizos”, pero más común es el “Castaño”, desde bayo (claro) hasta el oscuro, también llamado “café”.Dos personajes recuerda Nuñez Klinsky, relacionados con nuestros perros. A su maestro, el catedrático Ivar Carrasco, que en los años 80 dedicó mucho tiempo a la formación de los veterinarios de esta ciudad. Y al cabo Vargas, guardia del aeropuerto “El Trompillo” que, a mediados del siglo pasado, “hacía sus rondas a caballo y acompañado de dos perros cambas”.Hasta aquí nuestro relato. Espero que esta nota sirva para estudios posteriores, con mayores datos científicos y grandes anécdotas, además de fotos que vayan registrando el desarrollo genético y el rol del Perro Camba en nuestra sociedad. La buena noticia es que hay proyectos, en todo el mundo, que trabajan en poner en valor a los perros mestizos, asignándoles un pedigrí especial a cada variación.*Recomiendo la página: http://www.furiamag.com/de-perros-callejeros-a-razas-unicas/