Amigos…


– Amigo, me siento raro.- ¡Yo también, ya no me duele nada, ni sed tengo!Los amigos se miraron mientras caminaban por donde antes estuvo su casa.Con la mirada buscaban a sus amigos pero solo hallaron silencio.- Amigo, me siento super, como si haya dormido y descansado un año.- ¡Verdad mai frend! ¡Se siente increíble!

…De pronto vieron llegar a la gente de amarillo y con cascos, se veían sucios y cansados. Trataron de esconderse, pero ya era tarde.- Que desgracia, maldito incendio, pensar que se pudo evitar. – dijo uno de los cansados hombres de amarillo y casco.- ¡Viste, pasaron sin vernos! – dijo uno de los amigos.- Algo anda mal, respondió el otro.

De pronto, ambos entendieron y sintieron ganas de llorar.



Se miraron mientras la luz que bajaba los envolvía y se abrazaron fraternalmente.

Era el final, luego el silencio.

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Los bomberos de amarillo y casco los hallaron un mes después.- «¡Aquí hay dos más, un conejo y un tatú!, mirá que raro, murieron abrazados.»-dijo uno de ellos mirando los cuerpecitos calcinados en medio de las cenizas.

Otro bombero miró más allá tratando de respirar en medio de la desolación…

A diez mil kilómetros de distancia, en la ciudad que nunca duerme, un presidente melenudo decía:»Hemos actuado rápido, ya no hay incendios, bla, bla, bla…»

EL ESCRIBIDOR

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Fuente: El Escribidor