Después de permanecer varias horas en el interior de la mina perdió la noción del tiempo, ya separado de su grupo de ‘jukus’ no tenía otra alternativa y para sobrevivir empezó a buscar por dónde salir. Aquella era la primera vez que había entrado a una mina.“Después una piedra grande he sacado y todo ha caído, la tierra me ha tapado la cabeza, después he gritado y recién han escuchado, después con pala y picota han cavado, -no se puede me dicen, vamos a llamar tractor para cavar, aguanta nomas-, he aguantado y me han preguntado de dónde era, Colquechaca le he dicho”, contó.Navarro menciona que vive en Vilapampa, pero tiene un cuarto alquilado el Llallagua, donde sus amigos lo convencieron para que ingrese a la mina a robar mineral. No recuerda cuántos “jukus” entraron aquel día a Posokoni, pero calcula que eran unos cinco grupos.“Yo no quería venir, mis amigos me han prestado ropa, entraremos pues me han dicho. Yo trabajo allá como albañil, poquito ganas, 50 o 40 (bolivianos) apenas el jornal me han dicho, allá ganas 3 mil o 4 mil (bolivianos)”, mencionó, recordando cómo fue tentado para cometer el acto que casi le cuesta la vida.