A casi un año de estar al filo de la muerte, el motociclista lucha por el título nacional, en la MX1. Perdió el bazo y su páncreas, que quedó dañado para siempre, produce poca insulina
Se nota que el duro momento que pasó hace casi un año lo marcó para siempre. Por ello cuando se le pregunta por el accidente (Paraguay) que lo dejó al borde de la muerte, habla pausado y hasta se corta su voz. No pasa lo mismo al consultarle sobre su actualidad, nuevamente metido de lleno en las carreras y luchando por la corona de la temporada de la categoría de mayor potencia, la MX1. Se emociona y se dispara respondiendo a todo.
Jorge Gamarra es un agradecido con el creador, los médicos le dijeron en un primer momento que no vuelva a correr, la peor noticia que recibió en su vida. Luego le informaron que espere un año. Él no hizo caso y a los cuatro meses corrió, y ganó. Fue el impulso para que regrese y asegure que pese a los obstáculos que hoy tiene, está en mejor forma que nunca. Eso sí, el accidente le daño el bazo (la función principal es la de defensa, fabricar anticuerpos para protegerse de las infecciones bacterianas), que tuvieron que extirpárselo, y el páncreas quedó reducido, por lo que produce poca insulina. Así se las arregla para competir. Gamarra, nueve veces campeón nacional, habló de su nueva vida.
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¿Cambió en mucho tu vida?
El accidente fue grave y me cambió la vida totalmente. Ya no hago las mismas cosas que hacía antes por dos temas, por salud y por seguir corriendo. Antes era más arriesgado. Hoy mi día a día es comer sano y tomar mucha agua. Recuerdo que antes vaciaba la heladera, pues comía lo que sea.
¿Es cierto que estuviste a un paso de morir?
Eso es lo que dicen los doctores y los 17 días de terapia, que fue muy duro para mí. En realidad, fueron dos meses en el hospital. Cuando ingresé siempre pensé que iba a salir de ahí, pero lo que me dejaba preocupado eran los rostros de mis padres (Jorge Gamarra y Luz Marina Villagómez).
¿Qué fue lo que sufriste?
Me reventé el bazo y eso dañó el páncreas. Tuve un derrame interno producto de un fuerte golpe y todo ese líquido provocó la pancreatitis. Por ello tuve la pérdida del bazo y de una parte del páncreas. Hay varios corredores que viven sin el bazo, pero lo de páncreas es grave por el tema de que nos regula el azúcar. En palabras simples, perdí la cola y parte del cuerpo del páncreas.
¿El médico te dijo que si volvías a correr ponías en peligro tu vida?
Los médicos me dieron un año para que vuelva a correr, pero me subí a una moto a los cuatro meses y medio, y fue de casualidad.
¿No lo planificaste?
No. Fui a Comarapa a realizar una exhibición. La idea era largar y andar unos cuantos kilómetros por el cariño que la gente me tiene allá, pues siempre iba a correr todos los años a ese circuito. Una vez largué, aceleré y terminé el primer tramo primero, entonces seguí en competencia y logré imponerme en la general del rally, que es uno de los más grandes de Bolivia en motos. Lo hice porque me sentía mejor, y antes de la prueba ya andaba en bici.
¿Y tu padre (también se llama Jorge) que te decía?
Mi padre me preguntó como estaba, y me dijo que tenga cuidado. Eso sí me alertó al afirmarme que si me caía corría muchos riesgos. Ese día no querían que corra, pero luego fui el mejor y ellos estaban felices. Confieso que estaba bien fajado.
¿Y ahora ya tenés su permiso para correr?
Claro que sí. Ellos me apoyan muchísimo y vamos a todas las carreras juntos. En noviembre voy a cumplir un año del accidente, y la verdad que me está yendo bien.
¿Si hayas seguido el consejo de los médicos, aún no estarías compitiendo?
En realidad recién haya estado entrenándome para recuperar el ritmo.
¿Qué tipo de cuidados tenés con tu alimentación?
No consumo comida con condimentos fuertes, ni gaseosas, que contienen bastante azúcar; tampoco como frituras. Si consumo carne y pescado, pero sin grasas. Tengo que tener una alimentación sana. Me siento muchísimo mejor, hasta más liviano estoy para competir.
¿Y la parte física?
Trabajo más que antes, pues los músculos al hacer ejercicios producen insulina y ello me hace sentir mucho mejor. Estoy más liviano que antes. Recuerdo que pesaba 76 kilos, y ahora estoy entre los 72 y 73 kilos.
¿Cuándo saliste de terapia cuánto pesabas?
Salí del hospital con 59 kilos. Así, los médicos me dijeron que esté en casa en los primeros días, pero no lo hice porque tengo adrenalina en el cuerpo. Salía a visitar a los amigos y ellos me hacían sentir mejor. En lugar que me busquen, yo iba a sus casas (Se ríe bastante de esa etapa que marcó su vida).
¿Y tus amigos aparecieron en ese momento duro?
La verdad que muchísima gente me ayudó a salir de esos días y meses que fueron durísimos. Me han apoyado para que vuelva a correr, y eso lo valoró artísimo. Me ayudaron en la parte económica también, pues ya no teníamos para pagar la internación y otros gastos.
¿Es cierto que te opusiste a que vendan tu moto cuando estabas en terapia y necesitaban recursos?
Mi padre me dijo que él iba a vender su vehículo, mi moto y mi jeep. Le respondí que venda todo, menos la moto. Siempre pensé que iba a salir de terapia para seguir corriendo.
¿Ahora, a cuántas horas de entrenamiento se traduce tu vida diaria?
No paro ni los domingos, ni los feriados. Nada que ver con antes, cuando descansaba entre dos a tres días. A veces no podía ir a entrenar, y me decía a mí mismo, bueno mañana voy, y listo. Hoy no puedo hacer eso, por las mañanas asisto al gimnasio, de lunes a viernes, y entreno en motos tres veces por semana, entre hora y media y dos por jornada.
¿Cambiaste de trabajo?
Antes trabajaba en Toyosa, vendía motos, y también con Crown. Ellos también me ayudaron muchísimo (trata de recordar y nombrar a todos los que le dieron una mano). En la actualidad doy clases de motocross y enduro a cualquier persona. Tengo unos 10 alumnos. También trabajo con mi esposa, Ximena Velasco, que está en el rubro de las inmobiliarias.
¿Así y con todos los obstáculos, volviste a alcanzar tu nivel anterior?
La verdad que estoy mejor que antes. También me siento más maduro que nunca, me cuido más y trato de ser más rápido, pero con seguridad. Ahora sé dónde debo acelerar a fondo y en qué lugar cuidarme.
¿Ya no sos un piloto, como se dice ‘alocado’?
Antes era súperloco, y ahora soy menos loco (se ríe).
¿Los accidentes te están frenando?
Hace un mes y medio tuve fractura de clavícula, y me hicieron una cirugía, pese a que no quería volver al quirófan; pese a ello no paré de entrenar, y gracias a Dios corrí el Latinoamericano, en Santa Cruz. Terminé tercero, aunque haya querido un poco más, pero por esas limitaciones de la fractura no pude lograr mi objetivo. Sentía dolor al correr.
¿Te volviste a fracturar la clavícula?
En el nacional de Villamontes nuevamente me quebré, en el mismo lugar y fue tres semanas después de la cirugía. Corrí para hacer puntos, y gané la primera manga. Luego me caí y me fracturé, pese a ello terminé la carrera en el segundo puesto.
¿Hay pilotos que parecen de fierro?
Sí, no solo yo, sino varios que conozco que se caen, se quiebran y siguen corriendo.
¿En 25 años en las motos cuántas fracturas sumas?
Diez en total: fractura de tibia y peroné, del omoplato, las dos clavículas y el dedo de la mano, entre otras. Los meniscos de las dos rodillas.
¿Y las más grave?
A los siete años me fracturé un hueso de la cadera, y el yeso venía desde las piernas hasta el pecho. Un mes estuve así.
¿Siempre fue tu deporte favorito el motociclismo?
También entrené bastante fútbol en la Tahuichi, era lateral derecho. Llegó un momento donde debía decidir si seguía jugando o me dedicaba a las motos. Mi madre (Luz Marina Villagómez) quería que sea futbolistas y mi padre (Jorge Gamarra) apostaba a que me dedique al motociclismo. A los 12 años me lastimé los ligamentos de la rodilla, y dejé el fútbol.
Los nueve títulos nacionales, dos de los cuáles son de la MX1, ¿aún no te llenan?
Quisiera llegar a los 10 (actualmente lucha por la corona nacional 2019) si Dios quiere. Y bueno seguir corriendo hasta donde pueda.
¿A los 40 años, te imaginas aún corriendo?
A los 55 años, como Wálter Nosiglia (piloto chuquisaqueño, que ha destacado en el Dakar y que ha sido múltiple campeón nacional).
¿Cuál es tu gran apuesta?
En anteriores años soñé mucho con poder correr un Dakar, pero cuando se estaban abriendo las puertas y estaba más cerca que nunca de cumplir ese objetivo, pasó lo del accidente. Ahora el sueño es seguir corriendo, y para mí eso me llena muchísimo.
¿No te vez fuera del motociclismo?
Toda mi vida corrí, desde mis cuatro años, y me es difícil dejarlo.
Fuente: diez.bo