Santa Cruz volvió a rugir tras 10 años de silencio y sin liderazgosCategorías PolíticaEtiquetas 20/10/2019 Plataformas de defensa de la democracia, ambientalistas , feministas y los nuevos líderes en el comité cívico y la Cainco son parte del resurgimiento. El cabildo reunió a más de un millón de personas en el Cristo Redentor. Foto:Soyelgas / Página SieteCarolina Méndez / Santa CruzLas plataformas ciudadanas en defensa de la democracia, la movilización tras la devastación de la Chiquitania y el cabildo de más de un millón de personas han volcado la mirada nacional hacia Santa Cruz y el liderazgo que se proyecta desde ese territorio. A este fenómeno de dinamismo, no siempre fue así, le precede una década de silencios.“Santa Cruz ha recuperado la democracia directa en el cabildo. Este resurgir es atribuible al desgaste del MAS luego de 14 años de gobierno, al rechazo a la pérdida de institucionalidad del Estado, a la molestia por el irrespeto del 21F y al agotamiento de los liderazgos municipales y gubernamentales que han entrado en crisis”, señaló el analista José Luis Santiesteban.10 años de miedo y negociadoSantiesteban y la periodista Gabriela Ichaso coinciden en que en la última década Santa Cruz experimentó una crisis de liderazgos y un agotamiento de la institucionalidad. Ambos fueron producto de sucesos que instalaron el miedo.En 2008 Bolivia vivió una crisis política que enfrentó dos regiones importantes del país. Desde el occidente el presidente, Evo Morales acusó al oriente de iniciar un movimiento separatista. El bloque al que denominó la “media luna” estaba conformado por cuatro departamentos que alzaron las banderas de la autonomía: Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija. Chuquisaca quedó dividida.En ese contexto estalló el caso Rózsa o terrorismo, cuya investigación -hasta hoy- está llena de contradicciones. Mientras que Morales sostiene que el caso comprobó que Santa Cruz gestaba un golpe de Estado, la oposición afirma que los hechos fueron un autogolpe montado por el Gobierno para acabar con el movimiento autonomista y sus líderes.“La media luna tuvo un mal fin con la salida de muchos líderes. Hubo toda una estrategia del miedo y de confrontación en Porvenir, La Calancha, o el supuesto ‘caso terrorismo’ con el fin de perseguir y dejar una advertencia de lo que le puede pasar si se levanta cabeza con una idea política diferente. Esto apagó una época de liderazgos que fueron desapareciendo, sofocando la dirigencia local de la ‘cruceñidad’”, afirma Ichaso.En la misma línea, Santiesteban asegura que hay un hecho político trascendental que marcó la hegemonía del MAS: el referendo revocatorio de 2008. “Este suceso sacó a dos gobernadores y provocó la cooptación de la justicia. A partir de ahí, se empezó a perseguir a los líderes locales. Los empresarios cruceños, por su parte, pactaron con el Gobierno porque entendieron que era ese el lugar más cómodo para sus intereses”, afirmó.Para la politóloga Tania Tomichá, el silencio no fue otra cosa que una época de complicidad, negociados y aprovechamiento para la élite cruceña. “El MAS tomó la agenda de la autonomía y la puso como un proyecto de la Constitución Política del Estado. Entonces el discurso de lo autonómico se vio cerrado por todos lados. Por otro lado, se estableció un pacto entre el partido gobernante y el empresariado cruceño que terminó consolidándose de la manera más violenta en 2015 con la agenda Siembra Bolivia, pacto con la agroindustria para ampliar la frontera agrícola y explotar el territorio”.Defensa democráticaA partir de 2016 la sociedad boliviana en general, y la cruceña en particular, experimentó una efervescencia social que movilizó a la población, sobre todo a los jóvenes. Muchos se organizaron en plataformas para protestar contra el incumplimiento del resultado del referendo del 21 de febrero, en el que Bolivia dijo No a una nueva reelección de Evo Morales.Este retumbe, que se sintió con mayor énfasis en los territorios urbanos, se afianzó y en algunos casos se volcó a respaldar a candidatos políticos en las elecciones nacionales. Otras plataformas se mantuvieron en la acera del rol cívico y respaldaron más bien a los comités.Este año tras los incendios en la Chiquitania y el trasfondo electoral, la movilización ciudadana se incrementó y el rol de los dirigentes cívicos se mostró en el centro de la escena.Santiesteban asegura que Santa Cruz ha recuperado la democracia directa evidenciada en el cabildo. Este resurgir es atribuible, según su lectura, al desgaste del MAS luego de 13 años de gobierno, al rechazo a la pérdida de institucionalidad del Estado, a la molestia por el irrespeto del 21F y al agotamiento de los liderazgos municipales y gubernamentales que han entrado en crisis.“Hay una lucha intestina interna que está sacando a los líderes del pasado -que tienen un desgaste- para pasar a una renovación de la dirigencia. El presidente del Comité Pro Santa Cruz y el presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) son claros ejemplos de nuevas generaciones que encauzan el proceso desde el cooperativismo”, manifestó.Añadió que entender el cooperativismo como la forma de organizarse y articularse de la sociedad cruceña es vital para entender de dónde surgen los nuevos liderazgos.Contrario a este esquema, Ichaso atribuye la aparición de voces nuevas a una generación emergente que no se siente representada por ninguna estructura política tradicional y que, por el contrario, se desvincula del cooperativismo cruceño. “Las nuevas generaciones no se adhieren a la organización política tradicional, sino que militan por causas que tienen que ver con justicia, medioambiente, democracia o el derecho a opinar. Esto hace que no sean una moda, sino una postura desde la convicción y la lucha”.Tomichá, por su parte, advierte que es importante no generalizar al decir “liderazgos cruceños”, ya que según su análisis las voces en la coyuntura actual son distintas: las plataformas de defensa democrática, las ambientalistas y feministas que trabajan hace mucho y el liderazgo cívico ejercido desde el Comité Pro Santa Cruz que vivió su esplendor en el cabildo.“Considero que el Comité Cívico no apareció en un primer momento de crisis en la Chiquitania. Lo hizo de manera oportunista después de ver la movilización que generaba el tema, apropiándose del discurso y cambiándolo a conveniencia, pasando de la ampliación de la frontera agrícola a los avasallamientos de colonos, reviviendo el regionalismo que culpabiliza por los males a todo lo externo”, explica la politóloga. ¿Los liderazgos han surgido para quedarse?La abogada y activista de la plataforma Resistencia Femenina, Alejandra Serrate, explica que en el caso de las plataformas, su razón de ser es ser contestatarios a cualquier Gobierno.“Las plataformas no son una moda. Son una forma de fiscalización y de interpelación ciudadana que se van a quedar”, sostiene.Ichaso comparte esta idea y afirma que “las plataformas interpelan al conjunto de la sociedad tanto en el ámbito público como en el privado”, por lo que, los gobernantes tendrán que aprender a convivir con estos actores.Santiesteban considera que estos liderazgos confluirán en la reconfiguración de la dirigencia local.Los líderes cívicos se convertirán en actores políticos que ocuparán cargos municipales y departamentales, como ya pasó con el alcalde Percy Fernández y con el gobernador Rubén Costas, quienes fueron impulsados desde el cooperativismo.“El siguiente paso a seguir es ganar el poder político. Si se tiene, como en este caso, una sociedad civil fuerte -que quedó evidenciada en el cabildo- y no se va a la toma del poder, el liderazgo tiende a debilitarse”, explica el analista.Para Tomichá, lo que ocurrirá con los liderazgos cívicos será un apaciguamiento a través de acuerdos con el Gobierno que venga, ya que, según su criterio, esto siempre ocurre así. “Es la consolidación del poder político con las élites”, asevera.Fuente: Página Siete