¡Viva Bolivia unida!, ¡Bolivia suyuy kawsachun!

Mauricio Ochoa Urioste

Confieso que pocas veces en la vida sentí tanta emoción como cuando vi en una transmisión por internet a una señora aymara, hablando su lengua materna, frente a una multitud de gente en Santa Cruz de la Sierra. Allí se reunían varios líderes de la actual Coordinadora en Defensa de la Democracia, de diferente procedencia, ideología, condición social y etnia.

Evo Morales y su entorno político, siempre nos quiso divididos, y hasta lo logró muchas veces.



Pero hoy todo es diferente. En mi vida tuve la suerte de ser amante de la culinaria de Bolivia: un fricasé, una trucha del Lago Titicaca, un asado vallegrandino, un pescado del Río Pilcomayo, etc.

Bolivia siempre me cautivó: sus altas montañas como el Sajama, el Illimani, la Amazonía, la Villa Imperial de Carlos V en su conjunto arquitectónico, las misiones jesuíticas, y tantas cosas más.

Sentí vibrar a Bolivia en las eliminatorias del Mundial de 1994, con aquél golazo del Diablo Echeverry, y los puntapiés del gran Platini Sánchez.

Y a pesar de que tuve en el pasado muchas veces diferencias coyunturales con Carlos Mesa Gisbert, él también ama Bolivia en su integridad. Lo escucho en su voz: coherente gritando arengas contra la dictadura y en favor de la democracia – como un joven impetuoso y dispuesto a llevar su lucha hasta las últimas consecuencias -; e igualmente coherente en su discurso contra los ataques al que nos tiene acostumbrado Evo Morales y el MAS.

¡Bolivia suyuy kawsachun!. Mesa, como yo, amamos a los indígenas. Mesa, como yo, tenemos muchos amigos indígenas, y creemos que es primordial su respeto, y la divulgación mundial de nuestro patrimonio cultural entero.

Pero este no es un sentimiento solamente particular. Muchos – creo que casi todos con excepción de quiénes violentan la ley – amamos Bolivia, y hemos compartido amor con las diversas etnias y colores del país.

Mi deseo, finalmente, es retornar a una Bolivia unida, respetuosa de la ley, con separación de poderes, y tener algún día un bufete con mi hijo – todavía estudiante – en Santa Cruz de la Sierra.

¡Viva Bolivia unida!, ¡Bolivia suyuy kawsachun!. Es tiempo de tirar abajo cualquier arma que nos separe, y hacer prevalecer la justicia, y el amor que tenemos también por nuestra tricolor nacional.

Fuente: Mauricio Ochoa Urioste