Los analistas políticos consideran que el gobierno de Jeanine Áñez “será el que pondrá la semilla para el largo proceso de reconstrucción”. Ven que se requiere consenso y no revanchismo.
Ante la “fractura” en la que está inmersa Bolivia tras el 20-O se requiere que el Gobierno y el Movimiento Al Socialismo (MAS) lleguen a una salida vía diálogo, y se siembre la “semilla” de la reconciliación. Las fisuras que se registran en la sociedad boliviana no se originaron en esos comicios pero se agravaron en ese punto, según analistas políticos.Los expertos consideran que los actores políticos deben hacer una autocrítica, consolidar una salida a la crisis vía diálogo-consenso entre el Gobierno y el MAS y “aligerar” los discursos.
“Este Gobierno transitorio será el que pondrá la semilla para el largo proceso de reconstrucción. Lo primero es que tengamos un Órgano Electoral independiente. Lograrlo será un gran paso, porque garantiza la confianza en el Estado de la gente, saber que estamos yendo a construir un país entre todos”, asevera el analista político Iván Arias.
El punto de inflexión en el que está Bolivia se da luego de los más de 13 años que estuvo el MAS en el poder. “No vamos a cambiar de la noche a la mañana. Pasar de ocupar todos los espacios de poder a uno en que el partido tiene que dialogar, es difícil”, expresa Arias.El experto denomina a esta etapa como “el tiempo del bien común”. En él -subraya- se debe entender que en la patria “podemos coexistir todos”, a pesar de los diversos puntos de vista que tenga cada parte. “Pensar en el bien común es lo que permite tomar decisiones de sentido común. Construir un país donde todos aportemos y seamos incluidos. No sólo a nivel de discurso, sino de práctica”, agrega.En ese contexto, Arias explica que la presidenta transitoria Jeanine Áñez debe dialogar con el MAS. “La conflictiva realidad demanda consenso, más que órdenes”, asegura el analista que además recomienda al Gobierno que se “aligeren los discursos”.La analista Erika Brockmann considera que el Gobierno debe concentrarse en garantizar elecciones limpias y transparentes. “Esa es la tarea, nada más. Ni siquiera hacer mucha bulla, revanchismo o vendettas”, asegura.Arias y Brockmann coinciden en que facilitar ese proceso es tarea de todos.
Múltiples fracturas
¿Pero cómo llegamos hasta aquí? Los analistas explican que Bolivia ya estaba fracturada y que lo único que hizo el 20-O fue hacer explotar esas fisuras; por otro lado, también hay quienes consideran que mucho de lo que pasa hoy se debe al “campo minado” que dejó el MAS, partido en el que hay “voces duras”, pero también empiezan a surgir las posturas “concertadoras”.“Nuestra Constitución reconoce muchas identidades, nacionalidades y hubo un discurso de unidad. Sin embargo, la práctica política y social ha fomentado todo tipo de divisiones. El 20 de octubre lo único que hizo fue hacer estallar esos pedazos”, apunta la socióloga Sonia Montaño.La experta considera que las divisiones no sólo han sido étnicas o raciales “como se quiere aparentar”, también están, por ejemplo, las de género. Agrega que jugaron un papel relevante las “prebendas, la cooptación y el miedo a perder sus fuentes laborales, reconocimientos y espacios de poder”.Brockmann considera que declaraciones y posturas del MAS fueron factores que agravaron la situación. Señala que la salida del gobierno del MAS dejó un campo minado. “La amenaza de un cerco a la ciudad no valía para ese momento. La amenaza de convertir Bolivia en un Vietnam que hizo Quintana, tampoco. Esas amenazas eran estructurales”, asevera.Montaño manifiesta que corresponde que las partes del conflicto hagan una autocrítica y se avance hacia la reconciliación.
En el MAS hay voces que empiezan a surgir y reconocen, por ejemplo, que hubo “errores” en los que incurrió ese partido y que precipitaron la actual situación.
Para el diputado Henrry Cabrera, del MAS, todo comenzó en 2016, cuando el gobierno de Morales llamó a un referendo para consultar sobre la reelección. El político expresa que convocar a esa consulta fue un error, porque habían ganado recientemente la elección de 2014 y ante la población, el MAS era visto como un partido que contaba con más del 60% de apoyo y que ostentaba más de dos tercios en la Asamblea Legislativa.“Yo creo que la ciudadanía ha visto que el MAS estaba entrando con una ambición de poder. Querer una gestión más, mientras recién empezábamos la gestión”, confiesa el diputado, quien asegura que la consulta fue impulsada por algunos movimientos sociales y dirigentes.Cabrera cuenta que tras ese momento se inició un movimiento en medios de comunicación, redes sociales que expresaba que la ciudadanía estaba en contra de la reelección, algo que debilitó al MAS.“Ya llegando a este último mandato es que se debilita el Proceso de Cambio, el Gobierno. También hubo pugnas internas, desde los movimientos, los ministerios y la no coordinación del Ejecutivo y Legislativo, en especial con el pueblo”, comenta el diputado Cabrera.Destaca que el resultado del 21F puso al MAS y a su lema “gobernar escuchando al pueblo” contra la pared. “Ellos decían que no estaban de acuerdo con la modificación de la Constitución. Nosotros anunciábamos que se tenía que buscar las vías legales para que nuevamente Evo y Álvaro sean candidatos. Es por ese motivo que el pueblo nos da este rechazo”, indica.
Cabrera sostiene que el porcentaje que obtuvo Carlos Mesa en las elecciones se explica por el rechazo al MAS. “Es el voto de rabia, que no estaba de acuerdo con la habilitación de Evo y Álvaro. Es un voto contra el MAS”, comenta. “Posiblemente no hubiéramos llegado a estos momentos si se aceptaba la segunda vuelta”, confiesa.
En su criterio, hubo un mal asesoramiento. “El Tribunal Supremo Electoral debió ser lo más transparente posible. El conteo lento hizo que la población crea que hubo fraude”, expresa.Para remediar esta situación, Cabrera reitera que su partido está dispuesto a dialogar. Recomienda instalar una “asamblea nacional” en las que participen todos los actores, para debatir profundamente, dejando de lado intereses políticos, aunque añade que “todavía está pendiente debatir la renuncia de Morales y García Linera”.Página Siete