Evo en Argentina

Emilio Martínez CardonaEl ex autócrata acaba de llegar a la Argentina, que será su nuevo lugar de asilo. Es probable que elija el norte de ese país como base de operaciones, tal vez desde los mismos territorios donde ya Milagro Sala avanzó previamente en la instauración de una dictadura sindical, con evidentes apoyos en el narcotráfico.Esta ubicación le permitiría desempeñar con cierta espectacularidad el rol de “jefe de campaña” asignado por el ampliado del MAS, o más bien por sus titiriteros de La Habana, recibiendo buses con delegaciones de peregrinación de sus acólitos (ya se las ingeniará para evadir las condiciones de “silencio político” estipuladas por el canciller Felipe Solá).Además, esto sería consistente con la necesidad de asegurarle una nueva geopolítica, con rutas expeditas y control territorial, a la producción más exportable del Chapare. Teniendo en cuenta las crecientes dificultades para ello con la actual administración de Brasil, está claro que la Argentina neokirchnerista es la alternativa más obvia.El problema con el proyecto de transformar a Evo en el Señor del Norte es la “papa caliente” que esto representará para el nuevo gobierno de Alberto Fernández, que necesita asegurar tanto la continuidad del Mercosur como una rápida renegociación de la deuda externa. Y para esto requiere algo de buena voluntad de Bolsonaro y Trump, respectivamente, quienes no ven con buenos ojos la jugada del cocalero.Con seguridad, el asunto se convertirá en una piedra de toque para determinar cuál de los dos Fernández gobernará realmente en Argentina: Cristina, si la instalación de Evo es permanente; o Alberto, si logra alguna vía pragmática para que su estancia sólo sea de corto plazo.De imponerse Cristina en la pulseta, las “misiones” de Grabois y de Bonafini serán apenas el prólogo a una política de desestabilización contra la incipiente redemocratización boliviana.El MAS, entretanto, seguirá una doble estrategia: participación electoral y preparación de “estallidos sociales” o brotes insurreccionales para el momento oportuno. Quien quiera documentarse sobre esta política bifronte, inscrita en el ADN ideológico de esta corriente, puede revisar la famosa polémica de Lenin contra los “likvidatory” de 1907, donde el líder bolchevique alegaba sobre la necesidad de, al mismo tiempo, participar en la Duma (Parlamento) y mantener el aparato armado clandestino del partido.De naufragar en próximos meses el operativo de instalación en Argentina, Evo Morales podría verse en la necesidad de asentarse definitivamente en Cuba o Venezuela, lo que reduciría sus capacidades de acción tanto en lo mediático como en lo geográfico, y terminaría de exponerse ante la opinión pública mundial como lo que siempre ha sido: un integrante del club de dictadores socialistas del siglo XXI.

Fuente: Esto También Sucede