Alberto De Oliva Maya
A pesar de la crisis política actual en nuestro país, o quizás a causa de ella, se espera que los carnavales de este año, luego de 14 años de un gobierno totalitario, despierten un especial interés entre el gran público, queriendo festejar de manera distinta la fiesta del dios Momo.
Se aprovechará estos días de despelote festivo, en el que no existe el día separado de la noche, y donde corren sueltos los ríos de la sensualidad, como una forma de someter las angustias, temores e iras de la crisis política y económica, a un rito de exorcismo laico.
La euforia política y la crisis económica que azota a Bolivia desde finales del año pasado, encontrará este año, una válvula de escape en la sátira de los comparseros como así también en las letras de aquellos cantores y humoristas, de las fechorías de los políticos o de la actualidad política festejando el 21F.
Todos en general, ese pueblo inmerso en el carnaval, encontrarán siempre un campo fértil en el humor político que no deja títere con cabeza, ya que golpea tanto al poder de turno como a la oposición. Su lema es la irreverencia.
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El arma de la sátira les será más difícil este año, porque tendrán que tener en cuenta que han sido justamente esos personajes de la política, muchos de ellos ya en el exilio o resguardados en una embajada, junto aquellos candidatos que dicen ser nuevos ante los tradicionales políticos, que han acabado dividiendo a la sociedad en multicolores adeptos.
Ya que a los políticos de turno de este país, se les acusa en este momento de no haber sabido gestionar la crisis de liderazgo que se arrastrará aún hasta el 3 de mayo.
Nada mejor para este carnaval, que dejar una candidatura en blanco ya que consideran la incertidumbre como el peor de todos los males hasta que la realidad les demuestre lo contrario.
O para aquellos azulones que ante la inhabilitación no les queda más que el consuelo de pensar que siempre habrá dinero y p… y borrachos, hasta que caiga la última bomba, porque los bolivianos son una causa perdida; la política, una absurda mentira y el trabajo, un chiste cruel para su sacrificada vida.
O para aquellos que la vida no es más que un sabor naranja ácida, ya que aún no entienden que el problema de esconderse en una pecera política es que todos pueden verlos. Porque la gente se esconde cuando tiene miedo o cuando está intentando reinventarse a sí misma, y esto último sí, es una paradoja.
O aquel político que sostiene que la única manera de hacer seguro a un revolucionario rosado, es darle un escaño en el parlamento.
También se ve aquel amarillo orgulloso de ser pecador en un mundo de falsos santos. Porque solo los tontos creen que política y religión no se discuten: es por eso que ladrones han sido presidentes y falsos profetas siguen predicando
Y por último ese verde que le falta madurar viendo que los hechos tienen mayor impacto que lo que se dice. Donde el poder femenino demuestra que el desafío del liderazgo es ser fuerte, pero no grosera; ser amable, pero no débil, ser valiente, pero no intimidar; ser reflexiva, pero no perezosa; ser humilde, pero no tímida, sentirse orgullosa, pero no arrogante; tener humor, pero sin locura.
Carnaval de opciones para una Bolivia decepcionada, embriagada de ilusiones hasta encontrar ese liderazgo con capacidad de traducir la visión en realidad.
Feliz Carnaval!!!