El discurso indispensable


Conocidos los nombres de los candidatos para las elecciones del 3 de mayo, la incógnita que surge ahora es el contenido de los discursos y las propuestas que se ventilarán durante los próximos meses. Más allá de la consigna de la recuperación de la democracia que repiten los postulantes que enfrentan al MAS, será muy difícil para todos ellos configurar una plataforma que logre convencer a los votantes de inclinarse por uno y otro de los aspirantes. Creemos que hay mucho trabajo por hacer en la delineación de proyectos creíbles, viables y sobre todo, indispensables para enfrentar los grandes desafíos del país.

La parte más difícil, sin duda alguna, le corresponde al MAS, que se ha planteado el reto de recuperar el voto de las clases medias que le ayudaron a mantener el poder durante 14 años. La elección de su candidato, un economista y tecnócrata y la relegación a un segundo plano de una figura del indigenismo, implica un abandono del clásico discurso sobre el que se construyeron numerosos mitos en los que se asentó el denominado “proceso de cambio”.



El modelo estatista, el Socialismo del Siglo XXI y el enorme derroche en el que incurrió el antiguo gobierno tampoco se pueden usar para atraer sufragios, no después de conocerse con lujo de detalles el desbarajuste que ha provocado en las arcas públicas. Aun así, el expresidente asegura que la gente está llorando para que vuelva ese esquema, aunque le será prácticamente imposible persuadir a los bolivianos, especialmente a los mejores informados, sobre la sostenibilidad de una propuesta literalmente suicida que nos estaba conduciendo a la “venezolización” de Bolivia.

El trabajo del bando opuesto no será menos complicado. Ya vimos en la campaña previa a las elecciones del 20 de octubre de 2019 (y lo vemos ahora), cómo los principales candidatos se rehusaban a atacar las causas del desastre económico que ahora están retratando con mucho ahínco. Nadie quiso decir que la nacionalización fue un desastre, que las empresas del estado son un fracaso y que deben ser clausuradas para que no sigan generando pérdidas. Nadie admitió que la única forma de recuperación es a través de la iniciativa privada, que debe ser estimulada con medidas de promoción de las inversiones y la atracción de capitales externos y que se deben encarar profundas reformas para recuperar la seguridad jurídica, lo que implica desbaratar por completo el andamiaje socialista que está anclado en la Constitución y las leyes aprobadas por el MAS.

Nadie cuestionó la fórmula engañosa de los bonos y de los subsidios para paliar la pobreza, no se cuestionó el sistema corrupto y prebendal que prevalece en las instituciones públicas y tampoco el falso carácter social de las medidas que llevó adelante el régimen masista. En esta campaña que empieza dentro de muy poco se requiere la construcción de un discurso diferente, realista y pragmático, pues se trata de la oportunidad de cambiar la mentalidad de los bolivianos que históricamente nos ha conducido al populismo.

En esta campaña que empieza dentro de muy poco se requiere la construcción de un discurso diferente, realista y pragmático, pues se trata de la oportunidad de cambiar la mentalidad de los bolivianos que históricamente nos ha conducido al populismo.

Fuente: eldia.com.bo