Un equipo de protección personal, además de mamelucos, incluye guantes, mascarillas y lentes. La alta demanda y procedencia eleva los precios en el país.
Leny Chuquimia / La Paz
Por la pandemia del coronavirus los equipos de protección personal (EPP) son escasos en todo el mundo y no hay material para fabricarlos en el país. Las pequeñas empresas buscan alternativas para la elaboración. Los precios suben.
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El pasado miércoles, personal del Hospital del Norte de El Alto protestó por la falta de equipos de bioseguridad. En el Hospital de Clínicas de La Paz una enfermera señaló que recibe un barbijo para su turno de 24 horas, mientras que en un nosocomio del oriente, los trajes de bioseguridad son lavados para reutilizarlos.
Sí tenemos EPP para nuestra primera línea de defensa contra esta enfermedad. En cantidades razonables y en la medida de lo posible serán entregados a los hospitales y sobre todo al personal médico. Quisiéramos tener más, no es por la mala voluntad ni del gobierno ni de nadie. No falta dinero para comprar, lo que falta es que las empresas empiecen a producir lo suficiente como para venderle a todo el mundo, manifestó el Ministro de Salud, Marcelo Navajas.
Aceptó que las cantidades entregadas son muy limitadas. Tenemos que darles lo que tenemos, conforme llegue les vamos a dar más, reiteró. Añadió que todo lo que llega por adquisición del Estado, cooperación internacional o donación es repartido en el país de forma equitativa.
El 3 de marzo, días antes que Bolivia confirmara su primer caso positivo de Covid-19 la OMS exhortó a la industria y a los gobiernos que aumenten la producción de EPP en un 40%. Advirtió que una grave interrupción en el suministro -causada por la alta demanda, el acaparamiento y el uso indebido como consecuencia del pánico- ponen en riesgo a los trabajadores de la atención sanitaria, a los pacientes y a la población en general.
Los EPP necesarios para el personal de primera línea son aquellos catalogados como equipos de seguridad nivel tres ,por el peligro de contagio y de desenlace de la enfermedad.
Cada unidad comprende una bata aislante de doble capa o el mameluco, guantes de nitrilo, una mascarilla N95, botas aislantes y gafas de seguridad o pantallas faciales.
Estos equipos deben ser para todo el personal que tenga contacto con los casos sospechosos o confirmados de Covid-19. Se recomienda que por cada paciente, al día, haya 25 batas, 25 mascarillas médicas, un N95 o su equivalente, un protector facial y 50 unidades de guantes.
En Cochabamba, Sandra Harold es parte de las 15 pequeñas empresas que están trabajando en la confección de barbijos y mamelucos.
No es fácil, nos hemos contactado con una médica con quien buscamos el material y las normas de bioseguridad a cumplir. No hay el material en el país pero encontramos una tela impermeable capaz de evitar el contacto con las gotículas que transmiten el virus, relató.
Explicó que el proceso de elaboración debe ser impecable pues no debe haber desgarros, fisuras, fallas en las costuras o cualquier imperfecto que pueda implicar riesgo para el usuario. Ya hizo entregas a personal médico que ha adquirido estos trajes con sus propios recursos. También se contactaron con ella hospitales, bancos y otros.
Pero ya no hay ni ese material, no está llegando por el cierre de fronteras. Hay que hacer algo porque tendremos que volver a salir a las calles y la gente necesitará barbijos y hasta los mamelucos que van a ser parte de la vida diaria. Tenemos que poder abastecer nosotros mismos porque en el mundo entero ya no hay estos productos, sostiene.
La presidenta de Cámara Departamental de Pequeña Industria (Cadepia) Cochabamba, Luz Mary Zelaya señala que los textileros con más experiencia se han agrupado y buscan capacitación en todas las normas de bioseguridad que deben tener este tipo de insumos.
Es necesario tener el material, se ha pensado en barbijos de triple capa que sean lavables y que en la cara interior se pueda poner algún filtro que contenga el virus, garantice la seguridad y un precio accesible, dijo.
Municipios piden ayuda a la pequeña empresa
Ante los requerimientos y la escasez, municipios y médicos buscan alternativas locales para la confección, por lo menos, de los mamelucos y barbijos.
Hace unas semanas la alcaldía de El Alto convocó a las microempresas para la confección de los trajes de bioseguridad. Aunque hubo buena respuesta los interesados y el municipio no encontraron la materia prima.
No hay la tela adecuada en el país, no está llegando. No queda más que importar los trajes, sostuvo el secretario de Gobernanza, Henry Contreras.
Lo que se encontró en el mercado boliviano son overoles de tela galleta que no es apta para el personal médico que está en contacto directo con el virus, pero sí puede ser usado para trabajadores que no están expuestos, pero requieren protección de menor nivel.
El municipio de Santa Cruz sí logró adquirir un lote de barbijos quirúrgicos y overoles confeccionados por mano de obra local. No son desechables y de acuerdo a los parámetros de la OMS son de doble capa y además pueden ser desinfectados con lavandina, alcohol o en un autoclave de esterilización.
Pero también hay nuevas ofertas y la tela BioSmart es una de ellas. Este material es ofrecido por la empresa americana Milliken que asegura que el producto es lavable y capaz de adherir el cloro a la superficie del tejido para evitar el crecimiento y proliferación de bacterias.
Si bien la página web de la empresa no menciona específicamente la protección contra el coronavirus, sí hace referencia a tejidos médicos hasta de nivel tres que es el que se requiere para esta emergencia. La firma tiene representación en Bolivia y ya presentó una oferta la gobierno la venta de la tela.
Los precios se elevan en todo el mundo
En un comunicado sobre la escasez de los productos, la OMS advirtió que a nivel mundial los precios se incrementaron en gran medida. Estimó que el precio de las mascarillas quirúrgicas se multiplicó por seis, el de los respiradores N95 por tres y el de las batas por dos.
Los costos también dependen del país de procedencia y la industria. Esto se evidencia en las órdenes de compra de diferentes municipios del país y las ofertas que ahora abundan en internet. En promedio, en diferentes países, un mameluco desechable elaborado con material Tibek cuesta 22 dólares lo que equivale a 153 bolivianos.
Sin embargo, según documentación publicada en el Sistema de Contratación Estatal (Sicoes), la alcaldía de El Puente en Tarija compró estos trajes desechables -con cierre y capucha- a 195 bolivianos la unidad. El documento data del 14 de abril. El 7 de abril, el municipio de Viacha adquirió cada mameluco en 79 bolivianos. Ninguno especifica procedencia o material.
La Alcaldía de Sipe Sipe, el 19 de marzo logró comprar estos trajes de procedencia americana con 115 bolivianos la unidad. Mientras que Quillacollo adquirió trajes impermeables de procedencia peruana por 50 bolivianos.
En el caso de las mascarillas N95 los precios también son muy variables y van desde los 35 bolivianos hasta los 98. Aunque en internet llega a costar hasta 145 bolivianos.
Los lentes de protección van desde los 80 bolivianos hasta los 125 bolivianos. Las tiendas virtuales los ofrecen algunos a 180 bolivianos y en la calle los veden a 35.
La OMS calcula que mensualmente, en el mundo, se requieren 89 millones de mascarillas para atender la pandemia del coronavirus, 76 millones de guantes y 1,6 millones de gafas de seguridad.
En una entrega de insumos la Presidenta Jeanine Añez dijo que instruyó la entrega de los trajes de bioseguridad pero que estos deben ser usados lo mejor posible.
Fuente: paginasiete.bo