Trabajadores reciben el 1 de mayo con las previsiones más nefastas


Aproximadamente 1,5 millones de trabajadores pobres son los más afectados por la pandemia, entre asalariados, migrantes y otros. Su futuro es incierto.

 



 

Bolivia conmemora un nuevo 1 de mayo, día del Trabajador, en medio de la pandemia del coronavirus y con la seria amenaza de que la tasa de desempleo y la pobreza se dispare a niveles nunca vistos en los últimos años y con los indicadores económicos más nefastos de la historia. Y los dirigentes de los trabajadores consideran este 1 de Mayo como uno de los más tristes.

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La desaceleración económica que el país enfrentaba desde el año pasado, sumada a la paralización de actividades por la declaratoria de cuarentena y la recesión que se avecina en el mundo, incidirán en una menor demanda laboral y en una fuerte  desocupación, alerta Silvia Escóbar, investigadora del Centro de Estudios Laboraldes y para el Agro (Cedla). “Con esta tendencia, el desempleo urbano y la inactividad forzada aumentarán a niveles nunca conocidos, afectando los ingresos y los medios de vida de la mayoría de los trabajadores”, advierte Silvia Escóbar, investigadora del Cedla.

El crecimiento económico que en 2018 llegó a 4,3% disminuyó a 2,2% en 2019, la tasa más baja desde 2002 y para este años con las crisis del coronavirus la Cepal proyecta una contracción de 3%, el Banco Mundial de 3,4% y el FMI de 2,9%.

Esta perspectiva, según el Cedla, compromete la dinámica del mercado laboral que ya sufrió en 2018 con la caída en 5% del empleo asalariado, el aumento del desempleo urbano de 4,5% a 5,2% y del trabajo por cuenta propia en 4,3%. “Con esta tendencia, el desempleo urbano y la inactividad forzada aumentarán a niveles nunca conocidos, afectando los ingresos y los medios de vida de la mayoría de los trabajadores”, sostiene Escóbar.

En poco tiempo, la crisis sanitaria provocada por el Covid-19 ha profundizado la desaceleración económica, el desempleo, la precariedad del trabajo, la desprotección social y las múltiples desigualdades que inciden en la pauperización  de la sociedad.

La mitad de los hogares bolivianos se encuentra bajo la línea de pobreza multidimensional (PM) y que afecta a más de 6,1 millones de personas. De este grupo 92,3% no está afiliado a las AFP, 84,7% tiene ingresos insuficientes, 75,4% no tiene seguro de salud y 33,5% no cuenta con acceso a agua potable.

En ese marco,  la súbita pérdida de ingresos laborales afecta a la mayoría de la población pobre y amplía las desigualdades que se originan en el mundo del trabajo. Al comenzar la crisis sanitaria, solo el 40% de los trabajadores del país eran asalariados. Eso significa que solo una parte tiene garantizado el sustento mientras dure la emergencias sanitaria.

La  otra mitad está compuesta por obreros temporales de la construcción e industria manufacturera, trabajadores del comercio, restaurantes y hoteles, servicios personales y transporte. “En cifras, 1,5 millones de trabajadores pobres (78%), independientes y asalariados, se calcula que son  los más afectados por la pandemia. Mientras tanto, el desempleo aumenta rápidamente debido al cierre temporal y definitivo de empresas, talleres y negocios”, indica Escóbar.

Entre  los grupos sociales más afectados  están los  independientes que laboran  en el comercio,  restaurantes, el transporte y que viven al día; los asalariados de pequeñas y microempresas que han perdido su fuente de ingresos de un día para otro por el cierre temporal o permanente de operaciones en el sector.

Luego están los obreros de industria manufacturera y los trabajadores campesinos e indígenas pobres de distintas regiones del país que no pueden acopiar y vender su producción; los migrantes temporales que van a los centros urbanos y a otros países como la Argentina y Chile para vender temporalmente su fuerza de trabajo, zafreros, mujeres. Este grupo pasará a engrosar las filas de los desempleados.

  La pobreza, según el INE afecta al 34,6% de la población (2018), se espera que tasa suba.

Para trabajadores, es un día muy triste

La Central Obrera Departamental (COD) de Santa Cruz y ex dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB) afirman que este 1 de mayo es muy triste para los obreros en todo el mundo por la crisis sanitaria.

Sosimo Paniagua, secretario ejecutivo de la COD, dijo que este es uno de los peores en la historia y se pasará como cualquier día  por las restricciones, no habrá actos y esta sin definición el incremento salarial.

Explicó que se vienen tiempos difíciles, pero los bonos sociales, medidas para proteger la estabilidad laboral son en estos momentos una necesidad.

“Es una crisis a nivel mundial y  lamentablemente hay nuevas formas de violar derechos laborales como rebaja de sueldos, vacaciones adelantadas, teletrabajo que representa costos de agua, teléfono, electricidad para los trabajadores. Eso se debe regular”, subrayó Paniagua.

El principal ejecutivo de la Confederación de Fabriles de Bolivia, Vicente Pacosillo, señaló que primero es la vida, pero los trabajadores esperan que el Gobierno pueda hacer un esfuerzo para incrementar salarios. Existen bonos, créditos, pero no hay políticas claras, añadió.

Oscar Tapia, dirigente de la COB, manifestó que a nivel mundial miles de trabajadores están quedando sin fuente de trabajo y este 1 de mayo será muy triste porque se cierran empresas, se postergan sueldos. Por la crisis sanitaria no habrán actos.

Punto de vista
Rodolfo ErosteguiAnalista temas laborales

 “Preocupación por el empleo”

Este primero de mayo es muy particular, la preocupación de la población trabajadora, sindicalizada o no, ya no es el salario como eje articulador del movimiento laboral. La preocupación fundamental es la salud, no contagiarse con el Covid – 19, en segundo lugar que la empresa en la que trabaja siga operando y así conservar su empleo.

Todo indica que el desempleo crecerá. Un poco más del 80% de la población ocupada está vinculada a las pequeñas empresas. Estas pequeñas empresas son las más débiles para resistir el paro obligatorio. Por ello en México, Estados Unidos y también Bolivia, están creando programas de crédito con bajas tasas de interés y, por lo menos en México, con un plazo de treinta años.

Todos los sectores están sitiendo el impacto de la crisis,  pero en los que más se manifestará es en los servicios de comidas. Por experiencia de Italia y España una vez que se inicia el levantamiento de la cuarentena, estos sectores son excluidos. Incluso si se les permite abrir, la gente no concurrirá inmediatamente por cuidado de su salud.

Otro sector que difícilmente podrá alcanzar la normalidad de operaciones es el turismo. Aviación,  hoteles, restaurantes, no volverán a ser los de antes. El único sector que está trabajando, a media marcha, es el dedicado al procesamiento de alimentos (panaderías industriales y caseras), fideos, beneficiadoras de café, arroz, soya, faenadoras de carne de res y de pollo.

 En las actuales circunstancias creo  que ni la COB ni los empresarios pueden pensar en incrementar los salarios y los que conserven su empleo tendrán que agradecer.

Los bonos que se están otorgando a amplios sectores de bolivianos, no son sostenibles. La única forma de evitar los despidos es reactivando la economía. Pero hasta ahora no hay un espacio para impulsar ello. El coronavirus no da tregua ni espacio para pensar en ello. La cúpula de la COB perdió credibilidad y no tiene convocatoria.

Fuente: paginasiete.bo