Covid-19, clínicas privadas y tratamientos

 

Apenas salió el anuncio del gobierno de que existe la posibilidad de expropiar/alquilar/comprar  clínicas privadas y hospitales privados para paliar la saturación de las entidades de servicio de salud  pública por la pandemia causada por Covid-19 en el país, los directores/gerentes/dueños de las clínicas privadas, que curiosamente son las que cobran las tarifas más altas para atención a pacientes y más aún a los que padecen Covid-19, se apuraron a emitir en la prensa un protocolo de tratamiento de la fase II-III de la infección con la finalidad de prevenir que los pacientes tengan que necesitar estar en terapia intensiva(instrumento de comportamiento  que dicho sea de paso ya lo usan la gran mayoría de clínicas y hospitales , hecho que cuestiona  presentar como “protocolo”  algo que ya se hace).  Resulta, por tanto, llamativo que se proclame este protocolo como científico y basado en estudios randomizados y prospectivos ; a este respecto, es interesante señalar que ninguna de las clínicas presentó  datos y estudios de ninguna clase (ni observacionales, ni retrospectivos y mucho menos prospectivos y randomizados).



Al parecer, gerentes/dueños de los citados establecimientos de salud, tampoco se percataron que el uso de enoxiparina y de corticoides, se iniciaron en base a datos de experiencia de hospitales/clínicas en Italia y España (es decir basado en experiencia observacional y prospectiva), cuya experiencia permitió que, posteriormente, su uso se generalice en todo el mundo.

Tiempo después de la citada experiencia, salió con “bombos y platillos” el grupo de Médicos ingleses con los resultados de su pequeño estudio randomizado y prospectivo confirmando que el uso del corticoide en la fase IIa a IV de pacientes con Covid-19 junto con la anticoagulación disminuía la mortalidad y favorecía la recuperación de estos pacientes con afectación respiratoria importante.

En resumen, en una pandemia que lleva 7 meses es muy cómodo pedir evidencia en estudios randomizados y prospectivos (nadie niega que es lo ideal) e ignorar y desdeñar protocolos de tratamiento temprano de la infección ( fase inicio a IIB) que han demostrado en estudios observacionales y prospectivos y también retrospectivos ( realizados en Santa Cruz y en  varios países como España, China, USA, Francia) que se puede eliminar al virus después de 6-10 días de tratamiento y disminuir la mortalidad  ( De existir interés en mis aseveraciones, ofrezco proporcionar las citas bibliográficas de estos trabajos a los médicos que  les interese).

Lo llamativo de lo que sucede en varias de estas clínicas privadas,es que en  las  mismas  se administran hasta medicamentos que se ha  demostrado que no sirven (i.e. Kalestra) y  citan  supuestos “estudios serios” retrospectivos publicados en las mejores revistas médicas internacionales como New England Journal of Medicine y Lancet ,los que, al poco tiempo fueron retractados por falsedad de datos. Para desacreditar protocolos baratos y eficaces en el tratamiento de la primera fase de Covid-19.

Encuentro clara y manifiesta intencionalidad descalificatoria y hasta parcialidad en lo que se hace y creo que se debe ser congruentes y coherentes en el juicio y uso de la información para tratamiento de Covid-19, en todos los casos. Amén de estas observaciones, si los dueños/gerentes/directores firmantes del documento señalado al comienzo de este artículo, realmente quieren ayudar y hacerlo de manera efectiva, ahí les va una buena sugerencia: pongan 3-4 consultorios a disposición para atención GRATUITA a toda persona que acuda y ofrezcan un 50% de descuento en las pruebas para detectar Covid-19 ( sea PCR o las pruebas rápidas) que ya realizan en sus propias clínicas.

En mi experiencia personal y la del grupo de Médicos Bolivianos on Line ( cuenta con 751 miembros), al cuál yo pertenezco también, actuar de esa manera  es de enorme ayuda práctica a miles de personas. Sostengo que  de este modo van a contribuir a la atención del gran grupo de personas sintomáticas de Covid-19 y podrán proporcionar tratamientos que disminuyan el contagio a otros y la frecuencia de personas que evolucionan a las formas graves de esta enfermedad. Cabe mencionar que no hay manera  de saber quién va a presentar una forma severa de Covid-19 y quién no, sólo se tiene evidencia científica que las personas que tienen grupo sanguíneo tipo A y expresan otros cuatro genes ( todos relacionados con receptores o producción de ciertas chemoquinas que participan en el síndrome de hiperactivación del sistema inmunológico, ) que no tiene caso describirlos aquí, presentan con mayor frecuencia las formas graves del Covid-19.

Las autoridades de salud del gobierno central, gobernaciones y municipios deben facilitar (no obstaculizar con su burocracia) el trabajo de los trabajadores de las distintas entidades de salud en el país, proporcionando equipamiento de bioseguridad apropiados, PRUEBAS para diagnóstico y seguimiento de Covid-19, controlar los precios de venta y acceso de los medicamentos para manejo de pacientes con Covid-19 en todas las fases de la infección y educar a la población a no automedicarse, entre otras cosas. Sería muy cómodo y políticamente correcto el quedarme callado y no expresar públicamente estas reflexiones, pero va contra mis  principios tanto  como  profesional científico médico y  como persona.

Ronald Palacios Castrillo, M.D.,PhD.

Fuente: eju.tv