Leonardo el periodista

José Párraga -El Escribidor

Leonardo Valencia está muerto y es posible que usted que lee esto, jamás haya escuchado hablar de Él. Es comprensible.
No salía en la tele y eso lo convertía en alguien que «no era conocido».

Tampoco era parte de alguna pequeña y estúpida logia de periodistas que se reparten los trabajos en las cooperativas, petroleras y entes similares. Eso no iba con él. Leo creía en el bienestar común sin diferencias de ninguna índole.

No.



Leo no tomaba desayunos en algún lujoso hotel con algún ministro vende ambaiba, tampoco entrevistaba a algún conocido magnate vende tangas con cierre adelante, la última moda de los trolos.

No.

Era improbable verlo figureteando en la entrega de algún baño público que hacia el alcalde de turno.

No.

Leo Valencia era el clásico periodista de calle; de esos que siempre pasan desapercibidos porque esa es su esencia. Leo era el reflejo del periodista que siempre tiene muy gastados los tacos de los zapatos negros, por que solo tiene dos pares: Esos y los viejos.

Y como siempre pasa…

Ellos mueren solos y olvidados hasta del propio gremio. Leo Valencia no será recordado masivamente, porque parece que esa es la regla para la gente y el profesional de bien.

Pero será recordado y valorado por quienes lo conocimos de cerca.

Será recordado por ser un hombre creyente y respetuoso de su Dios. Será recordado por ser un buen esposo y padre proveedor. Será recordado por su increíble talento para producir vídeos, por su entrega al oficio, será recordado por su misero sueldo, un sueldo que recibía con todos los descuentos del mundo, un sueldo pagado por alguien que de periodismo nunca entendió un carajo.
Será recordado por la constante preocupación que sentía por el deterioro del alma humana y por la situación de este mundo de mierda que ahora deja.

Por eso y mucho más derramo una lágrima por Leonardo Valencia.

Se me escapa otra lágrima por los miles de periodistas de calle que como él, viven y sienten el oficio. Una lágrima por Leonardo Valencia y los miles de periodistas que como él viajan en micro, esos locos que al igual que muchos también viven al día, pero no se nota.
…Y no se nota porque siempre se rodean de «políticos y gente importante», sin entender que más importantes son ellos, por la calidad de gente que son.

Una lágrima por aquellos Leonardo Valencia que tienen el micrófono y la mente abierta para contar solamente la verdad. Una lágrima por los periodistas muertos por este maldito y comunista virus y una lágrima por los que están sin trabajo por creer en el oficio.

Gracias Leo Valencia. Descansa ahora y ten un feliz viaje al no tengo idea donde.

Fuente: EL ESCRIBIDOR