Sobre héroes y tumbas

Me robo el título de una novela del argentino Ernesto Sábato, porque viene como anillo al dedo al drama que está sucediendo en Bolivia, aunque, argumentalmente, no tiene nada qué ver una cosa con la otra. Es que aquí, hoy existen héroes y tumbas. Muchos héroes; todo el sector médico sin excepción, militares, policías y voluntarios; y miles de tumbas: las que cavó gozosa la peste china.

Por eso vale la pena volver reiteradamente sobre este tema del porfiado Covid-19 que avanza incontenible, ignorado, sin embargo, por unas elecciones presidenciales fijadas para septiembre, y por un conjunto de políticos aspirantes a la silla, que se miran y se huelen desconfiados, como perros callejeros que no se conocen.



Jamás entendimos cómo, con excepción del MAS que juega sus propias cartas, el resto de los partidos políticos reprochados como “derechistas”, aceptaron la propuesta del TSE de ir a elecciones generales el 6 de septiembre. Con excepción de CREEMOS, de Luis Fernando Camacho, que se opuso decididamente a esa fecha, JUNTOS, CC, Libre-21, no recuerdo si FPV, aceptaron meterse en la boca de un lobo cuyo aliento provoca la peor peste de los últimos cien años.

El MAS quiere elecciones cuanto antes porque Evo Morales lo ordena desesperadamente desde Argentina. Los masistas ya han amenazado con que o se realizan las elecciones el 6 de septiembre o Bolivia va a arder. Parte de la estrategia del MAS gira en torno a provocar la renuncia de la presidente Añez y reemplazarla por Eva Copa. Eso es tan burdo que provocaría que cualquier mandatario que guarde cama debería ser sustituido por otra persona, lo que, además de idiota, es inconstitucional.

La peste china está contagiando y matando a mucha gente en Bolivia. Y todos sabemos que no ha llegado aún a su nivel más alto. Desde Jeanine Añez, pasando por la mitad de los ministros, por la misma presidente del Senado Eva Copa y por decenas de miles de compatriotas, están infectados por el virus. ¿Cómo se puede exigir que las elecciones se realicen en menos de dos meses? ¿Qué le sucede al TSE que continúa impertérrito aferrado a una fecha mortífera?

En Santa Cruz estamos promoviendo rogativas (a falta de soluciones médicas) para que nuestro querido amigo, el Secretario de Salud de la Gobernación, Oscar Urenda, se libere del ataque de la plaga. Para los cruceños Urenda se ha convertido en un símbolo de fortaleza y fe. Como también ese otro héroe, ahora en situación crítica, que es el Dr. Roberto Torrez, gerente del SEDES. ¿Y piensan que así va a ir a votar la gente? ¿Van a dejar a sus enfermos en casa para darle gusto al MAS y el TSE?

Tuto Quiroga, al igual que Camacho, ya ha dicho que ir a votar es poco menos que suicida. Pero también lo ha expresado el Gobierno a través de Doria Medina, y Mesa parece estar dispuesto a considerar una nueva fecha, y ni qué decir del Dr. Chi que ya fue víctima de una tunda del virus. Si JUNTOS, CC, Libre-21 y FPV, que aparecieron como sometidos en la famosa foto en los jardines de la sede del TSE ya han recapacitado, entonces, que no se dejen doblegar por el MAS, que no le tengan tanto miedo, y que lo hagan entrar en razón. Entre todos hay que derrotarlo.

Hemos dicho y lo repetimos: no se debe continuar con las mismas reglas electorales del MAS. Hay que desmontar esa estructura donde más de la mitad de quienes actuaron en las pasadas elecciones siguen en funciones. Es necesario establecer un nuevo padrón electoral, lo que no es complicado. Y se debe corregir lo de las circunscripciones electorales porque provocan total desconfianza. Que el TSE se ponga a trabajar de inmediato, no para las elecciones del 6 de septiembre, sino para elaborar sobre la marcha un nuevo proceso electoral. Eso es lo que hace falta.

Los expertos allegados al MAS dirán que todo es legal, que no se viola la Constitución, que lo que desea el oficialismo es darle largas al asunto y postergar las elecciones sin fecha. Mientras tanto, de forma rufianesca, los masistas bloquean en la Asamblea los créditos y donaciones destinados a socorrer a quienes padecen del Covid-19. Hay que determinar una fecha que salve a los votantes de infectarse con la plaga y que libere a las urnas de la otra peste: el fraude.