Crónicas de la peste coronavírica y masista

 

Vemos a la gente enferma, angustiada y a la economía en acelerado proceso de destrucción. La población está encapsulada por el virus, temerosa de los bloqueadores y buscando desesperadamente medicinas y comida, y cada día que pasa se siente más traumatizada y sin avizorar un futuro para ellos y su familia.



El virus chino se divierte y hace su trabajo de destruir la plaga humana y ahora otros virus, enterados de sus hazañas, están entrando en la cancha.

Lo masistas hacen lo propio; grupos de hasta media docena de bloqueadores juegan con nosotros y en centenas de canchas por todo el país; son bloqueadores que tarifan doscientos bolivianos por día, sin beneficios sociales pero con ración de coca. Son muy aguerridos, con licencia para delinquir y pueden controlar y corretear a media docena de batallones de policías. Lo que a todos nos mantiene aterrados.

Entretanto nuestros líderes y lideras, cada uno con su ego muy hinchado, marcha cada uno por su lado, creyendo y diciendo que es y de lejos, el más mejor de todos y todas. El resultado para nosotros será como ese “Parte de guerra” del cuento: Todo bien mi General, todos muertos y por suerte ni un herido.

La vacuna, que es nuestra  esperanza para sobrevivir, está en oferta y las hay de varios precios, tamaños y colores; los países ricos la están comprando por millones sin saber si servirá. Si realmente se encuentra una vacuna efectiva, seguramente no estará disponible  para todos y menos en los países pobres.

Dicen que unas vacunas estarán disponibles en dos años y que ayudará a algunos pacientes por algún tiempo y que en otros causará reacciones peores que la enfermedad, la gente viendo esto seguro la rechazara. Pero esto es un mal sueño, espero que todo irá bien.

En el campo político, todo en desorden y dejando salir todo lo bueno y lo malo de las personas; más de lo malo y ruin que de lo bueno, pero así nomás había sido.

Ahora que hay poco tráfico en las carreteras no es tan excitante bloquear, pero los masistas están de vacaciones y se aburren, y como no saben qué hacer para divertirse bloquean nomas; paralizan los camiones y asaltan los suministros, queman los bosques de los alrededores y destrozan carreteras; todo para quedar bien con el Jefe y ganarse sus quintos.

Ellos están felices cumpliendo con esta tradición y deporte Chapareño Evista y cocalero y de paso evitan el flujo de alimentos y productos sanitarios, como el oxígeno, para los pacientes de coronavirus y niños recién nacidos.

Preocupados escuchamos a los funcionarios policiales, llorosos y compungidos, confirmar que en los puntos de bloqueo y cerca de los puestos de control, los policías fueron amenazados y que se produjeron saqueos a vehículos que transportan alimentos, medicamentos e insumos de bioseguridad.

Después de la cháchara anterior, viene lo importante. Según el dirigente masista Andrónikos chaparensis, haciendo gala de su cinismo y utilizando el doble pensar Orwelliano, afirma que: El culpable de todo es el Gobierno y argumenta como sofista griego: “El Estado tiene la “suficiente capacidad logística” para trasladar por vía aérea las pruebas, medicamentos y tubos de oxígeno para atender a pacientes con coronavirus y, por esto si hay decesos y complicaciones en los hospitales del país, será de entera responsabilidad del Gobierno”.

Por su parte el exministro y candidato masista Luis Arce y tratando de emular al chaparensis, lamenta la “estrategia de mentiras” que ejecuta el Gobierno de Añez, utilizando la pandemia para afectar las preferencias electorales del MAS. “Hemos visto a través de los medios de comunicación, cómo de manera malintencionada se está atribuyendo al bloqueo de caminos la falta de oxígeno en los hospitales como si fuera una responsabilidad del MAS”.  “Es una mentira que por culpa de los bloqueos esté muriendo gente, cuando es bien sabido que ya había escasez de oxígeno antes de las movilizaciones”. Se olvidó mencionar que también nos faltan los huevos, que reparte Felipe Quispe.

Los masistas con su característica habilidad han impuesto y asentado, en las normas y en la mente de las personas, el derecho a la impunidad de los grupos corporativos cocaleros. Ahora es un derecho humano de los masistas, bloquear y hacer que los trabajadores, los productores y el país pierden millones de pesos por cada día de bloqueo.
El MAS tiene el control total del territorio y ve como provocación del Gobierno, el traslado de oxígeno para los hospitales en convoyes escoltado por militares. Al parecer hay que pedirles disculpas y resarcirlos por interferir en su arduo trabajo de bloqueo.

Por lo que se siente y consiente, Bolivia va hacia un desastre apocalíptico por culpa de unos estólidos (consultar con Andrónico), los llamados políticos opositores al populismo, que son buenos para destruirse mutuamente pero no para unirse y frenar la peste masista

Los masistas, al igual que el virus hacen su tarea; acullican con paciencia y hacen bloqueos para estirar las piernas en espera que sus oponentes se destruyan entre ellos y les dejen la cancha libre. Libre para su coca, su narcotráfico y contrabando y manejar a sus pongos q’aras. Siguen el ejemplo de sus socios y mentores de Cuba y Venezuela, que llevan hasta ahora más de sesenta y más de veinte años.

Los masistas llevan gobernando catorce años y aún siguen haciéndolo en las calles, los caminos y entre las bambalinas del Palacio; pero quieren salir el próximo año a la palestra y lo harán con el apoyo de sus presuntos opositores.

El Estado Republicano, esta para garantizar sus derechos a todas las personas; como ciudadanos y como seres humanos y los principales son el derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, de su familia y su propiedad.

El Estado boliviano no lo está haciendo, se ha rendido ante el populismo masista y el pueblo siente que este Estado no le sirve y acudiendo al derecho tradicional de legítima defensa, se está organizando y declara que levantará los bloqueos, que realizan los populistas cocaleros atentando contra su vida, sus derechos y su salud. Dice el refrán popular: La Justicia y el Pan se ganan, no se dan.