Democracia populista cocalera, chantaje, bloqueo e impunidad

“Es del necio el desprecio, y del sabio el aprecio”. j.ll.folch (6/8/20)

 



Como recompensa por sus servicios, el populismo cocalero entregó a sus bases la ruta de la coca y protección e impunidad para transitarla. Por esta vía van seguros contando con la asistencia de los castrochavistas y las Farc, pasan por las “pascanas” de Colombia y Venezuela y llegan con felicidad hasta los mercados internacionales gringos.
Esta es una ruta que luego se conecta con la de la seda, de los chinos, que vienen hacia estos amplios territorios, buscando tierras, recursos naturales y el oro que necesita su imperio y su población en continua expansión.

Como contraparte, las bases cocaleras se preocupan de aterrorizar y eliminar a los opositores del MAS y esta exigencia la cumplen bloqueando los caminos, cercando y paralizando toda actividad en las ciudades,  destrozando infraestructuras, negocios públicos y privados, en un insano gozo de poder y de placer.

Todo esto ha ido posicionado en la mentalidad de la población, el reconocimiento de la omnipotencia del Gobierno Central populista y una cultura pedigüeña. La gente cree que puede pedir del Gobierno todo lo que necesita; pero se olvidan que esto solo funciona si está organizada sindicalmente y además es cocalera.

Muchos pensábamos, ingenuamente, que con la huida del cocalero, las cosas se calmarían en el país, pero vemos que el masismo nuevamente se articula y nos somete a sus chantajes. Vemos que al margen del trabajo diario que hace el Parlamento masista para boicotear al Gobierno de transición, en estos días dirigentes mineros, cocaleros y los Ponchos Rojos, nos amenazan con una “guerra civil”, dicen que es en defensa de su sigla (comprada años atrás a un falangista, por tres fardos de coca y una penga de plátanos).

El dirigente de los Ponchos Rojos, Pedro Lucana, afirmo hace poco que este es solamente el inicio. “Yo creo que las cosas van a empeorar, dijo y reveló que si el MAS pierde su personería, “se arma la guerra civil”, no lo dude. Y además del bloqueo de caminos y cierre total de todas las ciudades se va a cortar el agua, servicios y todo lo que se pueda”.

Ahora por todos los bastiones masistas se está bloqueando: San Julián, Cuatro Cañadas. Yapacaní, Chapare. San Pablo, San Ignacio y Santa Rosa de la Roca, además de Samaipata, Cochabamba, Oruro y El Alto.
Se trata de terrorismo a todo dar, fáctico y psicológico y por toda la ruta de la coca y con esto se muestra a la población, que ellos tienen el  poder sobre el territorio y así la someten a su voluntad y sus deseos.

La izquierda progre ha instalado en el mundo una licencia de impunidad para los grupos antidemocráticos; si estos se presentan como de izquierda, indígenas o transgénero. Basta autoconvocarse y denominarse así y de esta manera pueden destruir tu vehículo, tu casa, tu negocio, tu derechos a transitar a alimentarte y a tu vida. Los Organismos internacionales, manejados por el populismo, salen en su defensa y denuncian y bloquean a la Policía y el Ejército, para que dejen de cumplir con su función constitucional de controlar y reprimir esta práctica delincuencial, en las calles y caminos.

Para intentar una primera explicación de este comportamiento totalmente interesado y agresivo de los grupos masistas, necesitamos de un buen diagnóstico, que aún no existe y luego una terapia acorde. Esto ayudaría para que esta parte de nuestro pueblo traumatizado y permanentemente movilizado, pueda encontrar un camino de convivencia y de respeto ciudadano y que finalmente todos podamos vivir en paz. (Un sucha graznó, tuiteó, que quizá sea útil el dióxido de cloro).

Los populistas conocen, que la manera de mantener esclavizada y sumisa a la población, es aniquilando el espíritu crítico de los individuos; quitándoles el alma, despersonalizándolos, hasta convertirlos en una masa informe, atemorizada, incapaz de tener ideas propias. La tarea se facilita pue estos grupos, por su mala experiencia, no tienen confianza en las instituciones, en las leyes y en la palabra de las personas.

Por lo que vemos y por sus accionar (Lucas 6:43-45: por sus frutos los conoceréis) a ellos los instigaron e indujeron a odiar a los demás. Se odian a sí mismos, no creen tener un futuro y se lanzan sin temor y de forma suicida hacia el terror y la anarquía. ¿Qué conseguirán?, no lo saben ni les importa. Mientras tanto acullican y escupen sus odios y frustración contra todos, todas y todys. Padecen de una patología ideológica que los hace actuar de forma destructiva; contra ellos mismo y contra su entorno social; se les ha distorsionado la mente y las ideas y por eso actúan así.

No les interesa él régimen democrático, ni una vida q’ara; buscan solo y exclusivamente el poder, y se movilizan para recuperarlo a como dé lugar y con la violencia como telón de fondo. No se conciben a sí mismos y no creen poder sobrevivir; si no tienen el poder político y con ello algo muy importante; la garantía de transitar impunemente por la ruta de la coca.

Un poder, que no es sostenible ni viable, pues carecen de una base productiva sustentable. Al haber abandonado sus cultivos tradicionales, su ganadería y artesanía; ahora su sustento es la coca, el narcotráfico, el terrorismo, el contrabando; algo que las sociedades democráticas, dentro y fuera del país, no aceptan. Miremos la miseria a la cual llego la población de Venezuela y Cuba; países que antes de que les llegue el virus castrochavista, fueron los más ricos y adelantados de Latinoamérica.

Como dicen los cocineros; ahora “el horno no está para bollos”. Con la pandemia, la gente muriendo y aterrorizada, la economía destrozada, no es momento de enfrentamientos fratricidas, sino de unirse, remar juntos y para adelante, hacia un futuro democrático y sostenible, enfrentando el oleaje cocalero y los virus chinos.
Este es nuestro desafío y aunque los jóvenes no son culpables, sino herederos de los problemas estructurales de la economía y la política de sus países; son los responsables de cambiarlos, pues nadie más lo hará por ellos.