La aparente fortaleza masista

Estamos viviendo, supuestamente, la madre de las batallas del masismo en su afán por recuperar la iniciativa política, ganar las elecciones (en primera vuelta) y retomar el poder para el tirano huido. La COB a través del Pacto de Unidad, decretó un Paro Nacional con bloqueo de caminos….. Hoy fui al Palacio de Justicia…. y todo normal, al mercado…. y todo normal…. al supermercado…. y todo normal. Vi la gente por las calles, los micros con su capacidad permitida transportando trabajadores. Me comentan que en el Parque Industrial… todo normal. O sea, ni los funcionarios de la administración pública masista (como los del Palacio de Justicia), ni los proveedores del abastecimiento alimenticio (agropecuarios y campesinos), ni los transportistas (aliados y candidatos en sus listas parlamentarias), ni el proletariado (en stricto sensu la vanguardia de la lucha de clases) están acatando el paro. Si hay bloqueos en tres puntos del departamento cruceño (los bolsones masistas). Sí, eso puede provocar algún retraso en la circulación de personas y mercaderías….. pero que eso vaya a tumbar gobierno o torcer la mano del Tribunal Supremo Electoral y regresar a la superada fecha de convocatoria a elecciones… no va a pasar, ni en esta ni en la próxima vida.

Entonces, ¿cómo interpretamos el suceso llamado Paro Nacional? Como un intento fallido, como una demostración de debilidad en vez de fuerza, como un acto desesperado de imponer una visión sectaria al verificativo electoral. En suma, el masismo ha dejado la centralidad política de la que gozara durante década y media. Ya no son el referente de las causas sociales y políticas de la inmensa mayoría. Son, por el contrario, una parte marginal de la escena política. Si a ello le agregamos que pagan Bs. 300 a cada persona por asistir al bloqueo con su cuarto de pollo de yapa, tenemos una organización criminal que está cometiendo delito con sus bloqueos y cuenta con financiamiento, con seguridad originado en fuentes ilícitas (narcotráfico, corrupción de exfuncionarios públicos, contrabando, etc.).



Y es que el otrora poderoso Instrumento Político, se fagocitó a sí mismo, convirtiendo las demandas sociales en herramientas para mantenerse en el poder, pero sin la mínima intención de satisfacerlas. Dicho en otros términos, la jerarquía masista utilizó a los sectores populares como su escalera para ascender y como su base o fundamento para mantenerse en el poder. Pero no satisfizo ni cumplió las múltiples ofertas electorales. Allá en lo recóndito de la mente, donde están los malos recuerdos, se ubica el tirano huido prometiendo que íbamos a ser la Suiza de América latina, que no habría pobreza, que estaríamos pronto en el primer mundo, con dignidad y riqueza…. y la verdad fue desnudada por un virus de industria china, que mostró cuán pobres, débiles e indefensos estamos. Y peor aún, endeudados, con obras faraónicas inservibles y con un Estado elefantiásico que es lento y prácticamente inútil. Y allí, en esos recuerdos están sus agoreras palabras previas a cada elección donde anunciaba triunfos con 70, 75 por ciento de los votos y una realidad que, a pesar del fraude y la manipulación, le enrostraba un 49 o un 47%, siempre para abajo.

No lo quisieron entender, la mentira tiene patas cortas y así fue. Un paro cívico, pacífico, entusiasta y voluntario de millones de bolivianos los hizo correr y renunciar al poder. Perdieron soga y cabra. Ya no les alcanza el músculo para recuperar el poder. Por ello, este para, perjudicial y a contra ruta de las necesidades de la población, sirve para comprender su aparente fortaleza, que no es más que una verdadera debilidad.