Sobre los actores políticos

Bolivia se encuentra pasando días difíciles desde octubre de 2019. Unas elecciones fallidas con varias observaciones de fraude y exvocales del Tribunal Supremo Electoral investigados, más la renuncia de las dos primeras autoridades del Estado que parten primero a México y de ahí después de casi un mes deciden afincarse en Buenos Aires. Tras el vacío de poder que existió se consagra un gobierno transitorio que tenía como único objetivo el llevar a cabo otras elecciones nacionales, todo parecía estar encaminado, pero la pandemia del coronavirus no solamente nos ha desnudado como Estado, sino también como sociedad.

   La política es algo que se mira con desprecio y que al mismo tiempo es muy importante. Los actuales competidores por la silla presidencial carecen de estructuras partidarias. Para explicar esto simplemente debemos ver como se encuentran conformados los principales frentes. Debemos mencionar que la carrera electoral es de dos grandes competidores e incluimos la alianza de la presidente Añez, ya que ella es cabeza del Órgano Ejecutivo.



En el caso de JUNTOS es una alianza que tiene a cuatro partidos, de los cuales dos son nacionales (Frente de Unidad Nacional, Movimiento Demócrata Social) y partidos regionales (Soberanía y Libertad y TODOS de Tarija). Ante el pésimo desempeño de gestión y mientras más lejana se encuentre la fecha de la elección la alianza de la presidente Añez se encuentra cada vez en un escenario complicado para ganar la elección, con el paso de los días se acomodan en el tercer lugar con una tendencia a la baja. La pérdida que tiene en la intención de voto se debe al pésimo manejo de comunicación y al ser un gobierno huérfano en el Parlamento. Independientemente de la bancada que tiene en el Órgano Legislativo la realidad nos demuestra que no tiene ningún tipo de comunicación con sus representantes. Para ejemplificar esto último podemos mencionar las leyes de alquileres, plasma hiperinmune y de diferimiento de créditos que fueron aprobados en ambas cámaras por unanimidad.

El Movimiento Al Socialismo es la organización que resiste los embates que viene sufriendo desde el año pasado, independientemente de haber sido la fuerza política con mayor apoyo por más de una década, ahora llego a un techo que se encuentra entre el 25 y 30 por ciento. Posiblemente esto se deba a que no es un partido estructurado, sino una especie de movimiento de movimientos donde el partido es un instrumento de los movimientos sociales y éstos después de la crisis sucedida nos muestran una lucha por la hegemonía y el destino del instrumento político. Obviamente, el problema que mencionamos no es único del MAS, ya que todos los competidores en la elección carecen de una fuerte estructura partidaria. Sin embargo se encuentran en un momento decisivo, el de que exista una aceptación de los nuevos líderes que asumieron el control del Estado en los momentos de crisis, o continuar con la mirada hacía el pasado. El futuro es reinventarse y lo grandioso de la política es que la reinvención es posible.

Carlos de Mesa no es un fenómeno político. La base de su alianza (Comunidad Ciudadana) es el Frente de Izquierda Revolucionario que hace mucho tiempo dejo el foquismo maoísta y que incluso fue parte de la conocida megacoalición en el segundo gobierno de Hugo Banzer. Su estructura no es celular como lo es el FRI, sino que es un grupo de intelectuales que en la mayoría de los casos son un club de amigos del candidato. La nomenclatura de la alianza puede identificarse fácilmente y salvo el candidato ninguno ha sido parte del quehacer político con algunas excepciones. El resto de su estructura son simpatizantes de todas las edades, de los cuales muchos pueden caer en el fanatismo, o en creerse los iluminados y los predestinados para llevar adelante los destinos el país. Voceros, como candidatos cometieron errores la anterior elección por el simple hecho de creerse indiscutibles.

La carrera electoral que comenzó siendo de tres, ahora es de dos. Hemos realizado una radiografía descarnada de los principales competidores y podemos terminar citando a Jorge Luis Borges: “algunas derrotas tienen más dignidad que una victoria”.