Tiempo de vida y salud: Pinchemos las burbujas del secuestro ideológico

En un escenario  político tan convulsionado y con la situación trágica de la Pandemia Covid-19, el mejor homenaje a la efeméride de la Patria  al celebrar los 195 años, es rendirle tributo por haber nacido en este espacio geográfico con patriotismo y unidad, contribuyendo con inteligencia, solidaridad y amor a salvar vidas humanas y paliar el hambre de los pobres.

A pesar de pertenecer a la acolchonada generación que se hizo joven y luego mayor, creyendo que todo, inevitablemente iría a mejorar en el siglo XXI, sucede que los efectos de la pandemia nos ha  alejado de las bibliotecas del saber, del rico patrimonio cultural, centros de arte, conciertos sinfónicos, festivales musicales y actividades deportivas. Como recomendaba Ortega y Gasset cumplamos en la tierra con una tercera misión: “la transmisión de la cultura”; que sensiblemente estamos suspendidos, pero con la esperanza y convencimiento de no vivir de la renta con lo que aprendimos, sino de donarse y compartir con los que más precisan.



La pandemia del Covid-19 parece que nos nubla el espacio por buen tiempo, por la virulencia del contagio expansivo y las medidas de bioseguridad en su mejor perfil estratégico no parecen ser suficientes para atenuar las consecuencias; bastará con ver como nuestros galenos y personal sanitario se debaten en ambientes con excesiva carga viral, al punto  que más de 70 médicos nos han dejado huellas de su heroísmo. Pero, nada se valora, por sectores sociales que amenazan irresponsablemente con marchas, bloqueos y hasta con dejar sin servicios básicos a las ciudades, con la consigna no de postergación de las elecciones generales, sino en defensa de la personería jurídica del MAS-IPSP.

Las autoridades de gobierno tienen la responsabilidad democrática de aplicar la Constitución y las leyes, contra los que confunden el derecho a la protesta pacífica –en situación de cuarentena y estado de alarma por la pandemia-; es evidente, que todo género de violencia que prefieren la muerte y la expansión del contagio debe ser contenida con la aplicación de la ley, en resguardo prioritario de bienes superiores: la vida y la salud, ¡basta de impunidad!

Incluso se aprecia como perfil conflictivo,  el acto de elecciones generales fijado en Sala Plena por el OEP para el 18 de octubre de 2020, en un escenario peligroso de “amenaza o riesgo inminente” a futuro para la salud de las familias bolivianas, si no se basan en informes epidemiológicos científicos que son dinámicos como ha señalado el Coordinador del Comité Científico del Gobierno  José Luís Ceballos (no fue consultado). Lo grave, es que el Presidente del TSE Salvador Romero reabre el calendario electoral, incumpliendo la sentencia dictada en su contra por la Sala Segunda del Tribunal de Garantías del Distrito Judicial de La Paz, pronunciada el 23 de julio del 2020, que mediante la Acción Popular tutela los derechos a la vida y salud de las personas; ajustando su conducta en  delitos de: Desobediencia a Resoluciones de Defensa o de inconstitucionalidad y delitos contra la salud pública.

A la vista de estas consideraciones es claro que no resulta posible al TSE fijar elecciones generales al margen de informes epidemiológicos oficiales y de los Comités Científicos Departamentales, por las variantes de incrementos de casos del Covid-19 que presentan las regiones. La imagen sufre un notable desgaste y convierte la reformulación del calendario en un bazar político.   Verbigracia, la pasada semana en cinco días se recogieron 450 cadáveres en un solo día en cinco departamentos: en domicilios, calles, establecimientos penitenciarios y hospitales, de los cuales el 80% fueron por Covid.19.

Bolivia registra 78.793 infectados, 3.064 fallecidos y 2.004 nuevos (1-08-20) y su tasa de letalidad es de 4,5% a nivel nacional; en esta situación la vía libre es para proteger los derechos humanos y no la paradoja del OEP de contribuir con las elecciones a los riesgos postraumáticos, que pertenecen al grupo de trastornos por traumas o estrés, que aparecen un mes después a que la persona ha sido expuesta a trauma donde ha existido un riesgo real de muerte, no solo personal, también puede aparecer si este riesgo ha padecido un familiar cercano; es evidente, que el temor o miedo y el pánico,  son respuestas adaptativas a estrés o factores puntuales, el miedo es una reacción emocional normal; pero el pánico, es una reacción patológica, donde la intensidad de respuesta adaptativa se ha desbordado y, es aquí,  donde aparece mucha ansiedad con otros síntomas somáticos, como taquicardia, puede incluso generar conductas de aislamiento. Preguntamos quieren conducirnos ¿a infecciones virulentas en masas, rituales velatorios en UTI o recoger centenares de fallecidos en las calles?

Por esta situación dramática, anteponer la política a la vida y salud humana es imperdonable, porque el derecho a la vida es un –derecho humano- y es el primero del catálogo de la Constitución, Carta ADH y la Constitución de la OMS. Asimismo, el derecho a la salud, máxime cuando se trata de enfermedades graves –Pandemia Covid-19-,  está íntimamente ligado con el derecho a la vida y con el principio de autonomía; toda vez que la persona gravemente enferma no está en condiciones de optar libremente para ejercer otros derechos.

De otro lado, nada impide tener una visión apocalíptica del presente y del futuro, si la desigualdad crece, el bloqueo político es permanente, la inconsistencia de líderes políticos, la crisis climática e incendios forestales, laberinto jurisdiccional en la aplicación de la Constitución y la ley, caminar a un accidente geopolítico que provoque una catástrofe global, el envalentonamiento psicópata social ultras populistas, la pandemia global del Covid-19, paralización de procesos por delitos electorales por acciones constitucionales concretas y abstractas anticipadas, prejuiciosas y  malintencionadas para obtener pronunciamientos diferentes o innecesarios, entre otras, si no ignoro las señales de tantas que podría especificar.

Pero, también está el conocimiento acumulado, para detectar el peligro a los valores fundamentales señalados, las redes sociales que son medios de comunicación global ocupan nuestros espacios comunes con noticias relevantes y hasta con falacias; pero nos permiten al mismo tiempo desenmascarar en segundos a los impostores y dictadores. Por ello, es imprescindible que –seamos capaces de pinchar las burbujas de confort programático e ideológico en la que nos quieren recluir- los políticos que huyeron y los vandálicos digitados

En opinión de (Balaguer C, Francisco, 2018:417): “El derecho a la vida es un prius, un presupuesto sobre el que descansen todas las posibilidades de libertad y el despliegue de la personalidad que la Constitución protege como exigencias de la dignidad de las personas”.

*Abogado Constitucionalista y defensor de DDHH.