La CEPB alerta de 4 grandes crisis que deben ser resueltas

Hay desequilibro macroeconómico, rezago en la inversión privada, caída de precios de los commodities, además de una crisis política, institucional y social.

Fuente: Página Siete

 



Marco Belmonte / La Paz

El presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), Luis Barbery, advierte  que el país atraviesa cuatro tipos de crisis a las que se debe enfrentar y  que debe resolver el próximo gobierno.

“Por un lado está la crisis económica, que venía desde antes de la pandemia y que tiene que ver con el modelo económico que funcionó  mientras duró la bonanza del gas. El anterior gobierno basó su gestión en la inversión pública, que fue el motor de crecimiento de la economía, junto al consumo y a las importaciones”.

Esto impulsó no solo la producción nacional, agrega la CEPB, sino que alentó fuertemente el consumo de bienes importados. Esta crisis, que ya entonces se manifestaba con un déficit tanto fiscal como en cuenta corriente, se gestó a partir de la reprimarización de la economía y se agudizó seriamente con la pandemia.

“Ahora se enfrentan no sólo desbalances macroeconómicos que venían de atrás, sino problemas productivos, de desempleo y de caída de la capacidad de compra del consumidor y confianza del inversionista nacional y extranjero”, precisa.

“Ahora hay rezago de la inversión privada por la falta de seguridad jurídica, la presión tributaria, la sobrecarga de costos laborales, la burocracia perniciosa y el desajuste en variables clave, como el tipo de cambio real, que define en gran medida la competitividad de la economía y la producción nacional”, agrega.

La segunda dimensión de la crisis  planteada por la CEPB es la sanitaria, que  ha derivado en la caída de  los precios de los commodities, el colapso de sectores como el turismo y la reducción dramática de las remesas.

La tercera dimensión de la crisis es política y social. Se puede anticipar una nueva administración con grandes desafíos de gobernabilidad. “Puede instalarse un escenario con un gobierno con fuerte oposición formal en la Asamblea y presiones sociales que plantearán demandas económicas”, señala Barbery.

Existe malestar acumulado en varios sectores que ven que la economía no podrá satisfacerlos, por lo que serán actores importantes de conflicto.

La cuarta dimensión de la crisis es institucional.  Para Barbery, hay muy poca credibilidad en los poderes del Estado, en particular en el sistema judicial, pero también influye la corrupción.

El sector privado, en particular el de la construcción, tiene problemas para recuperar del Estado las deudas impagas por servicios recibidos   y hay una  percepción general de que las reglas de juego son poco claras.

En lo productivo, dice Barbery, a corto  plazo la pandemia exige a los sectores adaptarse a las nuevas condiciones. Sin embargo, también exige incentivos del gobierno para ir normalizando la actividad productiva. “Se deben garantizar los mecanismos para facilitar el crédito y    programas para impulsar el empleo. El próximo gobierno también debe  generar las condiciones para atraer inversión extranjera”, señala Barbery.

 Manejo de la conflictividad, el otro reto de nueva gestión

La Cámara Nacional de Industrias (CNI) advierte que uno de los principales problemas que le espera al nuevo gobierno y que debe evitar son los conflictos sociales. “(El próximo gobierno) debe tener un buen manejo de conflictividad. Hemos tenido  bloqueos salvajes de varias semanas, voladuras de ductos y que    frenaron  el suministro de gas a 65 industrias.  El  próximo gobierno debe  tener un robusto   plan para manejar la conflictividad”, precisó el presidente de la CNI, Ibo Blazicevic.

Otro problema que preocupa  a la industria es el contrabando y que tiene un incentivo en el tipo de cambio que permanece fijo hace nueve años  y que le resta competitividad al país. Ven urgente reducir los elevados niveles de informalidad.

Blazicevic también cree que el nuevo Gobierno debe definir una nueva política salarial en la que los incrementos se hagan en función de la productividad laboral. En los últimos 13 años el salario mínimo nacional subió en 346%, convirtiéndose en uno de los más altos de la región, pero en contraste la productividad no mejoró, añadió el presidente de la CNI.

Por otra parte, indicó que es necesario  crear un adecuado clima de negocios y una nueva ley de inversiones para atraer inversión extranjera directa no sólo al sector extractivo, sino a otros sectores como la manufactura.

La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB) plantea una reforma para incorporar a quienes no aportan al fisco. Además, considera que la consolidación fiscal debe ser gradual y que se debe evitar caer en la austeridad y recortes de gastos ciegos y  a ultranza. “En la agenda inmediata está la tarea de generar empleo decente para reponer las pérdidas por la crisis”, puntualizó la CEPB.