McG sacude Netflix con una irreverente secuela plagada de gore y lógica de dibujo animado

En los duditativos inicios de Netflix en España, sus primeras películas originales pasaron discretamente por la plataforma, una tendencia que empezó a cambiar gracias al desparpajo de ‘The Babysitter’ (2017), una pequeña película de terror que jugaba con los tropos del género de niñeras en peligro y home invasion con un descaro y humor ejemplares, que no tenía inconveniente en mezclar humor macabro y gore con el protagonismo de un niño. Ahora, acaba de llegar su secuela.



Y, tras lo visto en en la anterior película, el director McG parece no haber traicionado nada de lo que propuso en aquella y ha aumentado todos los elementos que la convirtieron en uno de los productos más refrescantes de Netflix: el splatter y la absoluta falta de vergüenza. Si en la anterior un niño llamado Cole vivía un home invasion en compañía de la niñera de la que está enamorado platónicamente –la genial Samara Weaving– su arco de personaje vivía un sangriento rito de paso a la adolescencia que acababa con una nota un pelín azucarada.


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Como si tuviera miedo que su película no tuviera entidad suficiente, el guion de Brian Duffield trataba de darle algo de cuerpo a una película que si llamaba la atención en su catálogo era, precisamente por su autoconciencia de producto de usar y tirar, de diversión sin ataduras a una consideración crítica que lastra los plomos de esos estrenos de acción como ‘Tyler Rake’ ( y tantas otras) que añaden capas de trauma y solemnidad a sus escenas de acción, logrando un efecto de mala película de vídeo que acaba resultando engorrosa de ver.

En realidad, muchos de los intentos recientes de Netflix de películas originales de acción, fantástico y ciencia ficción dejan ver las costuras de su producción y acaban resultando sucedáneos de mejores versiones de la misma película que pasan al olvido en un par de semanas. ¿Te acuerdas de ‘Fractura’ (2019)? ¿’Proyecto Power’ (2020)? Son filmes enterrados por su propia ambición y resultados altamente impersonales. Lo interesante de ‘Babysitter: Killer Queen’ es que McG es muy consciente de las limitaciones de ese tipo de productos.

McG desatado y sobrado

El que fuera director de la muy grave ‘Terminator: Salvation’ (2009) parece haberse soltado la melena y encontrarse muy a gusto en un terreno de bajo presupuesto que le permite hacer lo que le apetece, básicamente hacer un corte de mangas al típico producto adolescente inyectando lógica de dibujo animado a una narrativa de subproducto ‘American Pie’ en el que los actores parecen improvisar algunos de los momentos más deliciosamente estúpidos de su humor referencial, con toques meta y abundantes gags físicos con abundante gore digital y real.

Si en su anterior y muy divertida ‘Campamento Alienígena’ (Rim of the World, 2018) se reía de la nostalgia Amblin de ‘Stranger Things’ en la cara de Netflix y en esta hace lo propio con la nueva comedia-drama adolescente, tan llena de buenas intenciones y factura Disney Channel que asola esta y otras plataformas. ‘The Babysitter: Killer Queen’ se engancha a las reglas del slasher propuestas por Wes Craven para las secuelas y las cumple a la perfección.

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Mucho más body count, muchos más giros atolondrados y por supuesto doble ración de gore antológico, con muertes explosivas, mutilaciones y cabezas reventadas. Todo ello aderezado de una banda sonora exquisita con Dead Kennedys, The Cramps, Queen y Jefferson Airplane, entre otros. Por supuesto, es consciente del producto que está haciendo y se nota un desdén atolondrado en el que muchos de sus gags funcionan y otros no tanto. Su humor es estúpido y a veces irreverente, pero busca más el guiño cómplice que postularse como un producto soprendente.

Una gran peineta intrascendente e impenitente

The Babysitter: Killer Queen’ usa y abusa todos los recursos meta disponibles sin ánimo de plantear un producto “cool”, sino de utilizar el lienzo de film televisivo hasta sus últimas consecuencias, romper las reglas siempre que se posible para crear un tono festivo y contagioso que nunca se toma en serio a sí mismo ni al espectador, por lo que no es raro leer reacciones airadas por su espíritu de “me importa bastante poco lo que estoy haciendo así que me lo voy a pasar bien”, pero si se conecta con su actitud anárquica es puro entretenimiento sin complejos.

Quizá tan solo es una mamarrachada, pero resulta una peineta refrescante tras productos fantásticos de Netflix dirigidos a adolescentes, que se acomodan en fórmulas totalmente inanes y predecibles, como ‘Locke and Key’(2020), ‘Curon’ (2020), ‘La monja guerrera’ (Warrior Nun, 2020), ‘La Orden’(The Order, 2018-), ‘La facción Octubre’(The October Faction, 2019), o incluso la prometedora ‘Las escalofriantes aventuras de Sabrina’(The Chilling Adventures of Sabrina, 2017-). Por lo que la llegada de esta secuela es un necesario eructo en la cara al modelo de telenovela con elementos de género imperante.

Con una falta de complejos y de trascendencia que la convierten en un oasis de sangre y rock n’ roll, ‘The Babysitter: Killer Queen’ es un whooper consciente de serlo que ni se respeta a sí misma ni cambia la vida, pero da esperanza al saber que no todos los estrenos originales de terror y fantástico adolescentes de la plataforma son mediocres, aburridos y gazmoños artefactos para compartir con hagstags en Instagram el fin de semana de estreno.

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