El líder y analista político de cuna adenista considera que Fernando Camacho es el líder político cruceño más importante después de Banzer. Cree que Mesa rescata el voto disconforme del MAS.
Erika Segales / La Paz
El exministro de Estado y exalcalde de La Paz Ronald MacLean-Abaroa, en entrevista con Página Siete, comenta sobre su alejamiento de Creemos, la necesidad del voto útil y su percepción sobre Luis Fernando Camacho, entre otros temas.
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En su opinión, Santa Cruz puede determinar si Carlos Mesa gana o no en primera vuelta.
¿Por qué se alejó de la dirección de la campaña presidencial de Creemos?
A finales de marzo vino la pandemia y tuve que regresar a mi casa en Washington para someterme a la cuarentena y eso dificultó mi trabajo con Luis Fernando Camacho. No había proximidad física y estuve asesorándolo permanentemente hasta más o menos el 27 de junio, cuando vimos que mis opiniones, mis posiciones diferían algo con la campaña.
Era incompatible que yo fuera parte de la campaña y a la vez que tenga posiciones estratégicas que diferían. Yo recobré mi independencia para dedicarme al análisis político, pero eso no quita en nada mi simpatía y afecto por Luis Fernando.
¿Hubo discrepancias con Camacho o con algunos miembros de esa organización?
Como es una alianza, no hubo discrepancias en el sentido tradicional. Desde muy temprano traté de mover a Luis Fernando lo más posible al centro del espectro político y luego de lanzar la campaña a nivel nacional. Otros asesores que lo estaban colaborando difirieron conmigo y lo indujeron a hacer una campaña local.
No cabe duda que él es el líder político cruceño más importante, creo que podría llegar a ser el próximo presidente boliviano desde Santa Cruz. Después del general Hugo Banzer no hubo ningún otro y su carrera está avanzando mucho, pero su estrategia, como yo temía, lo ha llevado a ser el primer hombre en Santa Cruz, pero a nivel nacional ha quedado corto para liderar la oposición democrática.
En octubre y noviembre, Camacho cruzó los Andes y llegó a occidente, pero hoy su gran bastión está sólo en Santa Cruz. ¿Qué pasó, si tenía una proyección nacional interesante?
Tengo una hipótesis: creo que Luis Fernando, el héroe que nos llevó a que finalmente Evo Morales renuncie, volvió a Santa Cruz y la experiencia tras eso en Santa Cruz y en La Paz fue muy diferente. En La Paz, después de los 21 días, se vivió un régimen del terror. En Santa Cruz no pasó lo mismo, hubo una fiesta democrática, pacífica. Entonces las percepciones fueron muy diferentes y el terrorismo, por así llamarle a la violencia en el occidente, dejó una necesidad de buscar consensos, evitar las confrontaciones. Daba la impresión de que él era un hombre combativo.
Lo cierto es que todavía a principios de enero, Camacho y Marco Pumari estaban cerca del 40% de la preferencia electoral juntos. Fue un fenómeno muy interesante. En encuestas vimos que la gente quería ver la dupla. Los separábamos y medían 12% Luis Fernando y 6% Pumari. Se juntaban y subían. Pero eso, de alguna manera, fue disminuyendo.
Creo que todos fuimos muy severos en juzgar el tema de los audios, que los consideramos un pecado mortal, comparado con lo que hacen otros políticos. Posiblemente eso afectó en el ánimo de la gente, y en occidente ellos decayeron mucho.
¿Qué fortalezas ve en Camacho y qué debilidades?
Las fortalezas son obviamente su carácter, su valentía, su juventud y su energía. Es un líder electrificante. Cuando habla transmite pasión, amor y fe. Es inspiracional, es un líder muy interesante. Es uno de los fenómenos políticos más recientes de Bolivia, el más importante diría en este último tiempo. Eso le da a él un seguimiento casi religioso de su gente. Tiene un voto duro, fanático, entusiasta; esas son sus fortalezas, que en oriente son mucho más efectivas por el carácter de la gente.
En occidente es diferente, ese estilo no funciona. El estilo de otros candidatos como Carlos Mesa, que es más ceremonioso, más maduro, pesca mejor al espíritu occidental.
¿Será activo en la campaña del voto útil a favor de Mesa? ¿Tiene acercamientos con él?
Conozco a Mesa hace muchos años, él era periodista y yo político. Siempre estuvimos en bandos diferentes. Él viene de la tradición movimientista, yo vengo de la tradición adenista, que en sus orígenes tiene algo de falangismo.
Nosotros somos más liberales, ellos son más estatistas. Incluso en mi última elección municipal él influyó en que yo no sea alcalde. Yo tenía motivos para estar alejado de él, pero no se trata de temas personales, políticos ni ideológicos, se trata de que en este momento la gran labor de Bolivia es rescatar a la democracia. El MAS tiene que ser censurado y castigado por su violación de la democracia. El candidato en la coalición democrática más efectivo en oponerse al MAS, por lo que dicen las encuestas, es Mesa.
Él rescata el voto disconforme del MAS. Por otro lado, Santa Cruz, que va a hacer o deshacer la elección, tiene que votar en conjunto con el voto útil, para reforzar y podemos ganar en primera vuelta. Y ganar en primera vuelta obviamente le da un mandato al próximo presidente muy firme, que se va a traducir en estabilidad política y habilidad para llevar adelante la recuperación económica que Bolivia necesita.
No creo que sea activo en la campaña del voto útil, yo creo que he dado a conocer mi criterio.
¿Qué fortalezas ve en Mesa y qué debilidades?
Su gran cualidad es que es muy conocido en Bolivia, es un hombre leído, culto, que estudió política. Es sereno, cerebral y tranquilo, y quizás en los momentos en que vamos a vivir se van a necesitar esas cualidades.
Creo va a poder lograr de alguna manera acercarnos a los bolivianos que estamos tan polarizados, estamos peleados con nosotros mismos y eso no es sano.
¿Por qué tras las elecciones fallidas de 2019, no se pudo construir un bloque de partidos contrarios al MAS?
Creo que es importante ver que en Bolivia todavía se ve la política a través de los caudillos. Hay algunos que creen que han nacido para ser presidente y siguen insistiendo, otros que han sido casualmente presidentes de Bolivia y que quieren repetir y tampoco pueden.
La diferencia está en Camacho, que él solo se lanza a la política y gana un reconocimiento en pocos meses. Hay políticos que trabajan 20, 30 años y no logran lo que logró Camacho en pocos meses. Entonces tenemos que regresar, olvidarnos del caudillismo.
Fuente: paginasiete.bo