Recordemos que Argentina, se convirtió en el primer país del mundo en aprobar la comercialización de trigo transgénico, es el cuarto exportador mundial del cereal. En lotes de producción y ensayos a campo llevados a cabo durante los últimos 10 años, las variedades de trigo HB4, mostraron mejoras de rendimiento en promedio de un 20% en situaciones de sequía.

Nuestro país importa el 70% de trigo que requiere para su consumo interno, según el director del INIAF, a Bolivia no le queda otra que consumir trigo transgénico, siendo que la demanda anual es de 700.000 toneladas y Bolivia sólo produce 200.000, la producción de trigo es muy cara y en los últimos años no se implementaron políticas de producción e inversión para el sector. Anualmente cada persona en Bolivia produce un promedio de 65 a 70 kilos.

Ahora bien, investigadores y sectores que conocen del tema, se oponen al consumo de productos transgénicos, porque un producto genéticamente modificado, puede causar daños en la salud como cáncer, problemas de colon, debido a la alteración que produce en el aparato digestivo y otros.

Para el director del INIAF, Marín Condori, esto no es cierto, no obstante para el investigador, Roger Carvajal, un producto genéticamente modificado afecta a la salud y mucho más cuando se combina con pesticidas como el glifosato que es bastante utilizado en Argentina.

Artículo de Wilma Catari, periodista del Sistema RTP