Covid político

¡¡¡Qué año!!! Sin dudas un año de terribles sorpresas para quienes dedicamos un 2019 a una pelea titánica por lo que creíamos, por lo que queríamos. Un año sin precedentes después de una de las más grandes manifestaciones democráticas contra una clase política que abusó de toda su autoridad.

2020 es la culminación de un trabajo a medias que nos paga con una mala moneda, con una moneda difícil de intercambiar en ese camino a la prosperidad que tanto buscamos. Un año de nuevos abusivos, tanto en cargos públicos como en la toma de mando en distintos partidos políticos.

Que terrible vergüenza la de la clase política actual, aquella que no pudo unirse en la elección más importante de los últimos 20 años y que se encamina a un mismo triste desenlace como si no bastara el accidente para lograr la fatalidad total.



Terrible vergüenza la de CREEMOS al rotularse como la bancada más digna y cruceñista, cuando actuó de la manera más segregacionista, aprovechándose de la fe cristiana como si fuera una bandera a la cual no hay que tenerle respeto. Grandes responsables de dejar debilitada a la oposición que no solamente le terminaron quitando fuerza sino que hicieron retroceder cualquier tipo de aceptación que teníamos entre los indecisos y la parte más blanda del MAS que estadísticamente estaba más proclive de estar con nosotros (Oposición). Todo un asqueroso espectáculo que ofendió a Dios y a la esencia de nuestro límpido cruceñismo que sin dudas quiere mantener las puertas abiertas para continuar su desarrollo.

Terrible vergüenza la de Demócratas que no tuvo los pantalones de tomar cargo del trabajo que constitucionalmente se le designó a una de sus congresistas para tomar el mando del país, falta de pantalones para decidir estar o no estar y volver a esa tibieza recalcitrante con la que durante años se manejaron como partido político y como espacio de oposición. Terribles los que se fueron a La Paz como los que decidieron quedarse expectantes de la situación desde sus cargos.  Vergüenza extra, porque no solamente fueron cómplices de la corrupción equiparable al MAS sino del alcahueterío final, con la que terminaron perdonándoles todo para lograr una candidatura nacional, terminando inmolados por su propia carga de errores.

Terrible vergüenza la de Comunidad Nacional que no pudo impulsar a toda su línea de congresistas y estructura para hacer una campaña real en las calles, una campaña que solo dependió de la cantidad de palabras inserviblementes redundantes de Carlos Mesa que no supieron lograr una sola conexión con el electorado y apuntar efectivamente contra su gran enemigo electoral, Arce. No lo hizo en la realidad, y tampoco lo hizo digitalmente, falló, los números hablan.

Terrible vergüenza compartida de todos los demás candidatos y la de la segunda línea de políticos que son autoridades departamentales y no pudieron lograr una verdadera unión. Los de Tarija, los de Chuquisaca, los de Santa Cruz, los del Beni y los de La Paz… ahh y los tiktokeros.

Terrible verguenza la de nosotros que no fuimos coherentes con el pedido y nos dejamos llevar por el discurso antes que la razón y que ahora nuevamente mira aquella elección de octubre como un ¨Error histórico¨ que terminó cometiendo el permiso para el retorno al MAS.

2021 no va a ser diferente, lo siento, no espere un final feliz de una fórmula repetida de los mismos errores.

¡Ojalá hubiera una vacuna que nos defienda de esta clase de políticos básicos!

 

 

*Juan de Dios Villarroel es asesor comunicacional