Democracia, la lenidad del ciudadano y la dictadura de los políticos

¨ Se hace camino al andar, y para todo caminar es bueno conocer el terreno, sus irregularidades y sus trampas para eludirlas y llegar felizmente a destino ¨. PUKIMON

En una República Democrática, los depositarios de los derechos son los ciudadanos y las decisiones del Gobierno se orientan hacia donde están los intereses de la comunidad, las personas y el ciudadano, sin distinción de raza, nivel social u orientación política o sexual.
Para unir un pueblo los intereses económicos y materiales no bastan; sin historia común, tradiciones, valores compartidos y responsabilidades comunes, no conseguiremos construir una nación y un Estado sólido.



En los regímenes Democráticos el Ciudadano es el Soberano y la Autoridad Suprema, quien delega limitadas y específicas atribuciones y tareas a Servidores Públicos contratados para el efecto.

Vivimos en un gran Condominio y para administrarlo los vecinos se ponen de acuerdo y aprueban un Estatuto (en los países una Constitución) y para gestionar su operación y funcionamiento, se contratan y pagan administradores idóneos, honestos y capacitados.

En los Estados democráticos, con el tiempo se distorsionan los principios y se establece una clase política que se apodera y enquista en el poder y luego manda y ordena.

En un régimen Democrático y Federal, el poder es descentralizado y los problemas se resuelven cerca de su origen y de acuerdo la idiosincrasia del pueblo, lo cual es más práctico y eficiente. Se proponen y aplican soluciones bajo una economía de mercado que incorpora valores sociales, políticos y económicos. Una economía competitiva con un mínimo de regulaciones para alentar la capacidad de innovación de la población, con un tipo de cambio monetario equilibrado, un bajo nivel de endeudamiento, sistema tributario pagable, gasto público reducido y sin déficit fiscal ni financiero.

A nivel internacional y ante el fracaso mundial del sistema comunista y sus derivaciones castrochavistas, surge como una variante el Populismo que utiliza el sistema electoral de la democracia y cuando se instala en el poder, rápidamente va creando los mecanismos para su perpetuación. Colonizan las cuatro instituciones subsidiarias del Estado: el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral.

Tenemos populismo tanto de derecha como de izquierda, entre ellos el Populismo egocéntrico, mediático y cretino de Trump y Putin. Un populismo que se instala en los países, pero por su ineficiencia, en democracia, no prospera por mucho tiempo, aunque en el comunismo se impone. Trump no pudo apoderarse del poder, Putin lo hace sin problemas y sin límite.

Aun en los países aquejados de populismo, las clases medias por su formación son propensas a acatar la autoridad e institucionalidad. Por su parte los sectores populares y movimientos sociales, que sienten que nada tienen que perder, son tribales, se organizan en manadas y bloquean la autoridad y las instituciones, lo hacen en defensa de sus intereses grupales, mientras los intereses de la sociedad son totalmente ignorados.

Bajo la Democracia Federal, que es un régimen autonómico, no se trata de pedir soluciones al Gobierno Central, sino de asumir nuestras responsabilidades, decidir y construir de forma responsable lo que corresponde. Como ciudadanos y dueños del Estado no podemos aceptar que los administradores contratados, los funcionarios públicos se apoderen del aparato del Estado para su propio beneficio, como lo hacen actualmente.
Como todas las cosas que valen la pena y entre estas la libertad no llegan de regalo, hay que construirlas y mantenerlas con esfuerzo y responsabilidad, para esto necesitamos comportarnos como ciudadanos libres y no dependientes y sumisos del aparato central.