Toro, el periodista que denuncia en España la destrucción del Cerro Rico

Participa en exposiciones en las que explica cómo el Cerro Rico está siendo dañado por cooperativistas ante la mirada pasiva del Gobierno. Ha sido entrevistado en radios y medios impresos.

 



Fuente: paginasiete.bo

Alcides Flores M.  / La Paz

“Los españoles han perdido la memoria histórica de la ciudad de Potosí, incluso del Cerro Rico. Pero les queda bien grabado algo directamente vinculado con Miguel de Cervantes: la frase ‘vale un Potos풔. Así responde el periodista Juan José Toro a la pregunta de Página Siete sobre lo que los españoles conocen de Potosí.

Toro está en España desde febrero gracias a Reporteros Sin Fronteras (RSF), organización internacional que le otorgó una beca en el marco de uno de sus programas de protección y apoyo a periodistas que han estado expuestos a situaciones de violencia física durante el desempeño de su trabajo.

En los últimos años, Juan José Toro informó sobre la destrucción del Cerro Rico por parte de cooperativistas mineros. A raíz de esto, fue agredido por una turba de mineros. Él cree que se salvó de milagro. RSF le dio esta beca para que descanse y se recupere de la agresión. Toro aun hoy le tiene terror a las aglomeraciones de gente. No sale en las noches ni en España, donde en estos días recibe tratamiento psicológico.  Pero él, en lugar de descansar, ha emprendido una campaña en ese país para visibilizar el daño que se le está haciendo al Cerro Rico, que es Patrimonio de la Humanidad.

“Casi todos con los que he hablado (en España) conocen lo que significa ‘vale un Potosí’. Saben que esa frase significa algo muy valioso, una riqueza fabulosa, pero no saben el origen de esa frase”, se lamenta Toro. Pero él, al menos con los que habla, se encarga de completarles la historia.

En abril cumples tres meses en España. ¿Por qué estás en ese país y por tan largo  tiempo?

Una colega periodista de La Paz me avisó que había una beca de Reporteros Sin Fronteras con financiamiento del ayuntamiento de Madrid para tres meses de estadía en España, tres meses en los que se acoge temporalmente a periodistas víctimas de persecución, acoso y cuya seguridad está en riesgo. Me postulé, RSF verificó si era verdad que estaba bajo riesgo. En la versión 2020 han calificado cuatro periodistas: de México, El Salvador, de Colombia y yo.

¿Qué de lo que te ha sucedido en Potosí ha tomado en cuenta RSF para concederte la beca? 

El periódico El Potosí, cuando comenzamos a informar de los hundimientos en el cerro hace unos cinco años, sufrió un atentado. Pusieron dinamita en la puerta. Denunciamos y el Ministerio Público cerró el caso. Nunca se identificó a los autores.

Después de un tiempo nuevamente hubo hundimientos y por ello empezamos a pedir documentación a la Corporación Minera de Bolivia (Comibol) para verificar bajo qué condiciones se estaba explotando el Cerro Rico de Potosí. Ya terminando el año 2018, después de unos días de ir a exigir a la Comibol información respecto a la base legal por la cual se estaban permitiendo trabajos en el cerro, recibí una paliza. Fue el 31 de diciembre de 2018.

¿Qué pasó ese día?

Me agarraron a plena luz del día. A las 5:40 de la mañana, a dos cuadras de la plaza 10 de Noviembre. Cuando me estaban golpeando, y cuando ya me di por perdido y me resigné a lo que podía pasar, apareció un automóvil. Creo que eso les hizo equivocar. Se escaparon. Llegué golpeado a la radio y denuncié lo que me había pasado. En esta ocasión las cámaras captaron a las personas que me golpearon.

El gobernador de entonces, Juan Carlos Cejas, instruyó acelerar la investigación del caso y fue por eso que revisaron las cámaras e identificaron a por lo menos uno de los agresores. Después la Policía constató que era alguien acostumbrado a este tipo de cosas. Lo detuvieron y yo lo reconocí. En los interrogatorios él admitió que participó ese día en la golpiza.

Ya en el proceso hablé con él y le dije que iba a retirar la denuncia si me decía quién le había enviado. Admitió que hizo eso por encargo y me dijo: “don Juan José, si yo le digo quiénes me han mandado, no voy a durar tres semanas abajo”.

¿“Abajo”?, ¿qué significa eso?

En Potosí cuando los delincuentes hablan de “abajo” están hablando de la cárcel de Kantumarka, que está en la parte baja de la ciudad. No pudimos sacarle nada más.

¿Cuánto  ha afectado a tu trabajo todo esto?

Por mi parte, no sé lo que va a pasar conmigo. No sé si voy a poder seguir viviendo normalmente en Potosí.

¿Tienes  miedo?

Tengo tanto miedo desde lo que me pasó que ya no voy a trabajar al periódico, pese a que vivo a tres cuadras de allí. Me da miedo trabajar en la noche. Oscurece y ya no salgo de mi casa.

Acá estoy recibiendo tratamiento psicológico. Hay una ONG de salud psicológica. Me apoyan también por ese lado para que pueda volver a la normalidad. En este momento soy incapaz de caminar por la noche.

¿Incluso en España?

Sí. Cuando veo gente reunida, pienso que se están planificando un ataque en mi contra. No puedo evitarlo. Aquí en Madrid los locales sacan mesas a las calles y el 60% de su clientela es atendida en la calle. Por eso en la noche hay mucha gente aglomerada. Cuando veo a esos grupos me asusto. No estoy saliendo a la calle en las noches en Madrid.

En Bolivia, ¿de alguna manera el Estado protege la labor de los periodistas?

No, porque en Bolivia ser periodista es un delito. Imagínate que al médico lo golpeen por curar a un enfermo, al sacerdote lo peguen por oficiar una misa, que al maestro lo golpeen por dar una clase. En Bolivia a los periodistas nos golpean por hacer nuestro trabajo. Cuando un periodista va a cubrir una marcha, inmediatamente es agredido. Nos tildan de “vendidos”, “de la derecha”, porque se ha formado una cultura de que el periodista se ha vendido a la derecha, que está con el Imperio y que está contra el proceso de cambio, por lo tanto, es enemigo. Entonces, nos ven en la calle y nos golpean.

Como los periodistas no somos ni de la izquierda ni de la derecha, nos consideran enemigos de ambos lados. Para la oposición somos oficialistas y para el Gobierno somos opositores, somos enemigos del proceso de cambio, somos de la derecha.

Daño al Cerro Rico

¿La agresión que sufriste frenó el trabajo que estaban haciendo respecto al Cerro Rico?

No. Seguimos con el tema de los hundimientos. Conseguimos un audio que comprometía al entonces gerente técnico de la Comibol. Sacamos la nota. El audio también comprometía directamente al presidente de la Fedecomin. Mandamos el audio al Ministerio de  Minería para tener su versión. El ministro de Minería, que entonces era Jorge Oropeza, decidió suspender al gerente de Comibol.

¿Y qué decía el audio filtrado?

Está prohibido explotar el cerro a partir de la cota 4.400 según el decreto 27787. Nosotros encontramos que había mucha circulación de tornaguías, que es un formulario-autorización para  trabajar en el Cerro Rico.

En el audio un cooperativista habla con Carlos Porco y le dice: “No puede ser, me están cortando la tornaguía. Sé que (Richard Arancibia, el gerente regional de Comibol) está vendiendo tornaguías”. Lo involucra directamente al gerente general de la Comibol. Mandamos este audio al ministerio y les preguntamos si va a tomar medidas.

El ministro Oropeza suspende al gerente de la Comibol y le comunica oficialmente esa su decisión un viernes. El lunes siguiente, Fedecomin, encabezado por su presidente Carlos Porco,  restituye en el cargo a Arancibia. Y Carlos Porco dice que no van a permitir que se toque ningún cargo de la Comibol.

Porco cometió un tremendo error al poner en evidencia muchas cosas. Primero, técnicamente Fedecomin no tiene nada que hacer con los cargos de la Comibol. Pese a ello, desde hacía tiempo Fedecomin nombraba ministros, presidentes y gerentes de la Comibol. Al restituir al gerente de la Comibol, Fedecomin estaba demostrando que quién manda en materia de minería en Potosí es Fedecomin. Eso es usurpación de funciones.

¿Y por qué Porco restituyó a Arancibia, pese a los indicios de graves irregularidades? 

Revisamos documentación y encontramos que Richard Arancibia era asesor de Fedecomín a sueldo hasta noviembre de 2018. Es decir, al empleado de Fedecomin lo nombraron gerente de la Comibol. Se supone que la Comibol tiene que  controlar los trabajos en el cerro. Es decir, al gato le han puesto a cuidar la carne. Eso salió en evidencia. Obviamente hubo una actitud total de encubrimiento.

Estuvo en el cargo unas dos o tres semanas más, hasta que finalmente lo destituyeron. Previamente destituyeron al presidente de la Comibol, que tenía su propia historia, su propia cola. Por fin el ministro Jorge Oropeza se animó a destituir a Arancibia y nombrar a otro gerente.

Nosotros informamos de todo esto prácticamente todos los días. Lo que hemos hecho es destapar toda la trama de corrupción en torno al Cerro Rico. Encontramos que la otorgación de tornaguías era ilegal porque hay un procedimiento.

¿Y cuál es ese procedimiento?

El procedimiento establece que el que quiere explotar el Cerro Rico de Potosí   tiene que presentar una solicitud ante la Comibol, y ésta  analiza la solicitud, realizar una inspección, verifica si la zona es prohibida o no y recién autoriza la explotación.

Todo este procedimiento era obviado por Arancibia. Lo que él hacía era distribuir las tornaguías como volantes. Cuando revisamos el detalle de las tornaguías emitidas, encontramos que de un promedio de 1.000 tornaguías por mes, la mitad era para la Cooperativa Unificada. ¿Y quién era el presidente de esta cooperativa? Carlos Porco. Eran demasiado evidentes el tráfico de influencias, las complicidades y las violaciones a la Constitución y las leyes.

¿Vendían  tornaguías?

Tenemos indicios de que eran vendidas incluso hasta en  10.000 bolivianos. El problema es que no tenemos manera de probar esto. Para otras cosas que hemos investigado hemos encontrado mucha documentación.

¿Cuánto daño ha sufrido el Cerro Rico a partir de estas irregularidades?

Mucho, mucho. Si se aplicara la ley, mínimamente Arancibia debería ser imputado por la comisión de varios delitos. Pero no se ha hecho absolutamente nada sobre la explotación ilegal del Cerro Rico.

¿Qué están conociendo los españoles a partir de tus exposiciones?

Lo que ellos están descubriendo es que un Patrimonio de la Humanidad está siendo destruido cada día. Es como si estuvieran destruyendo, poco a poco, la torre Eiffel, las pirámides de Egipto, que son Patrimonio de la Humanidad. Es lo mismo. Cada día lo están destruyendo. Estoy visibilizando el problema.

¿En qué espacios estás  dando a conocer este problema?

Nos llevan a muchos lugares. Hemos dado conferencias presenciales y virtuales. Las conferencias son generalmente para estudiantes de posgrado. Más allá de lo que me ha pasado, lo que yo hago es aprovechar para explicar por qué me pasó lo que me pasó. Lo que hago es visibilizar el problema del Cerro Rico.

En Bolivia no me hacen caso. Me dan palmaditas en la espalda y ahí se acaba todo. No se está haciendo nada. Siguen trabajando igual en el Cerro Rico. No se ha asumido ninguna medida integral para proteger este bien.

De aquí a unos meses va a llegar a Potosí la Unesco, que ha puesto al cerro en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Seguro que nos van a decir que lo estamos dañando y que no lo estamos cuidando. Los gobiernos de Evo Morales, el de transición y el actual no han hecho nada. César Navarro (ministro de Minería en el gobierno de Evo Morales) nos ha venido con el chiste de ponerle al cerro una cúpula de goma, como una especie de ch’ulu (gorra de lana, en quechua). Pero luego le han metido llantas.

¿Y qué implicaría un informe negativo de la Unesco?

Que nos quitarían el título de Patrimonio de la Humanidad. Eso sería terrible, porque no va a haber interés del turista en visitar la ciudad. Nosotros pretendemos vivir del turismo. ¿Cómo vamos a lograr eso si vamos a perder ese título? Es terrible el asunto y no sé cómo hacer entender la gravedad de lo que está pasando en Potosí.

¿Por qué es tan difícil proteger el cerro?

Porque el sector cooperativista minero es aliado estratégico del gobierno de turno. De todos los gobiernos.  Entonces, el Órgano Ejecutivo no toca a los cooperativistas porque son bolsones de votos. Son como 15.000 mineros, más sus familias, con potenciales votos.

HOJA DE  VIDA

  • Inicios   Toro  es escritor y periodista. Tiene artículos publicados en ocho diarios nacionales y ha publicado varios libros.
  • Premios  Ganó el Premio Nacional en Historia del Periodismo. En 2018 ganó el  del certamen Letras e Imágenes de la Fundación Cultural del BCB.

Fuente: paginasiete.bo