Vivir con cáncer en tiempos de Covid-19; el viacrucis de los enfermos que luchan por sobrevivir en Bolivia


Los pacientes con cáncer del Hospital de Clínicas de La Paz cuentan los duros momentos que vivieron para conseguir atención médica durante la pandemia del coronavirus.

 

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Pacientes con cáncer reciben tratamiento de quimioterapia en el Hospital de Clínicas. Foto: ANF

Fuente: ANF / La Paz



Mariela Laura Aruquipa

La Paz, 20 de marzo (ANF). – Tener cáncer en Bolivia, para la mayoría de las personas equivale a una sentencia de muerte. Al dolor de la enfermedad, se suma el alto costo de los tratamientos, la falta de especialistas y de centros oncológicos. Con la llegada de la pandemia del Covid-19, el drama de los enfermos con cáncer se agravó por la falta de empleo y por no poder acceder a los tratamientos.

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Muchas veces, las familias, en su intento de salvar la vida de sus queridos, terminan vendiendo propiedades, vehículos, o buscan préstamos en entidades financieras. En el caso de pacientes del área rural, ofrecen sus ganados y cultivos, que en su mayoría son único sustento.

De acuerdo con los testimonios de pacientes del Hospital de Clínicas de La Paz, para iniciar el tratamiento, lo primero que los médicos piden a un enfermo son análisis de sangre, orina, radiografías, tomografías y, ahora en tiempos de pandemia, pruebas de Covid-19 que oscilan entre Bs 800 y 1.500. Sin embargo, tras protestas del sector consiguieron que los exámenes del virus sean gratuitos.

“Sin trabajo ya no tenemos dinero ni para comida ni medicamentos, en lluvia o sol tenemos que caminar para seguir con nuestro tratamiento, esa es la triste realidad de los pacientes con cáncer hoy con el problema del coronavirus. Estamos batallando contra el cáncer y ahora nos toca con el virus”, dice Tatiana Pastrana (40), una paciente con cáncer.

En la primera ola del Covid-19, después de que se confirmara el primer caso positivo el 10 de marzo de 2020 y luego de seis días, el 16 de marzo, el gobierno transitorio de Jeanine Añez tomaba una decisión que se alargaría por casi tres meses para contener la expansión del contagio: una cuarentena rígida.

De esa manera, las calles se volvieron casi un desierto. Los autos no podían circular y la gente, en su gran mayoría, no salía de sus casas. Esa situación terminó por afectar a los pacientes oncológicos, que en su mayoría se dedica al comercio informal, como venta de golosinas, gelatinas, refrescos, verduras.

Con la ausencia del transporte público, muchos se vieron obligados a recorrer a pie largas distancias bajo la lluvia o sol, todo con el objetivo de llegar hasta el hospital para cumplir con sus tratamientos de quimioterapia o radioterapia y lograr “un día más de vida”.

El jefe de la Unidad de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud (Sedes) de La Paz, Mayber Aparicio, remarca la importancia del diagnóstico oportuno para este sector, ya que asegura que por la enfermedad hay más riesgos porque se puede complicar en algunos pacientes que hayan dado positivo al virus.

“El diagnóstico oportuno para nosotros es importante en los pacientes con patología oncológica y el tratamiento también es muy importante, considerando que algunos, dependiendo del tratamiento que realizan, pueden estar con las defensas bajas y tenemos que tratar de evitar las complicaciones por el Covid-19 porque este sector es vulnerable”, indica.

Ante esa situación, pondera la inmunización que se lleva adelante a este sector que comenzó hace dos semanas en el municipio paceño. “Estamos priorizando la vacunación para los pacientes con patología oncológica”, dice.

El galeno no precisa a cuántos enfermos se beneficiarán de la dosis contra el virus, empero señala que son más de 1.000 pacientes con diferentes diagnósticos como cáncer de mama, cuello uterino, de pulmón, intestinal entre otras patologías.

“Me quería morir junto a mis hijos”

Cuando Tatiana Pastrana descubrió que tenía cáncer de mama el 2017, pensó en el suicidio. La enfermedad causó estragos en su vida, su pareja y padre de sus tres hijos (12,9 y 6) la dejó a su suerte, perdió su trabajo y con la llegada de la pandemia acceder a salud es una “pesadilla”. La misma situación viven Guadalupe, Felisa y Rosa, todas son pacientes con cáncer.

Tatiana vive en la urbanización Virgen de Copacabana en Los Rosales en el macrodistrito Sur y caminaba hasta la 21 de Calacoto en la zona de San Miguel, unos 4 kilómetros, para alcanzar a la ambulancia que la trasladaba hasta el hospital de Clínicas.

Relata que en febrero de 2020 terminó ocho sesiones de quimioterapia y después de peregrinar por atención como un mes, inició con el tratamiento de radioterapia para combatir el cáncer de mama. Todos los días debe salía de su casa para cumplir con sus sesiones

Cuenta que desde que el Gobierno instruyó cuarentena por el coronavirus en territorio nacional, todos los días caminaba 60 minutos desde su vivienda hasta el puente Los Rosales, ubicado en su misma zona, para esperar a la ambulancia del nosocomio miraflorino, que la trasladaba hasta Oncoservice, que queda en Mallasa.

Tatiana en una de sus largas caminatas para llegar a sus sesiones de radioterapia.

Muchos días por debilidad no pudo continuar y tuvo que pedir auxilio a los policías que patrullaban las calles de Chasquipampa, pero no le hicieron caso. Desesperada se paró en medio de la avenida y rogó por ayuda.

“Les he mostrado mis papeles, tengo cáncer y, ya no puedo caminar. por favor, llévenme hasta la 21 (de Calacoto). Al principio me han reñido por ponerme en el medio de la avenida, pero igual me han llevado. Fue muy difícil hacer la caminata de ida y vuelta porque nuestra salud es débil, y hay otros con cáncer más avanzado o personas de la tercera edad que igual iban a pie”, exclama.

Entre tanto ajetreo en plena pandemia, Tatiana se enteró que había dado positivo al Covid-19. “No tenía síntomas, pero para hacerme atender en el hospital nos pidieron pruebas y cuando me hice, salió que ya estaba pasando la enfermedad. Ha sido una sorpresa, una suerte porque nunca sentí los síntomas del virus”, detalla.

“El Covid-19 es lo peor que he pasado”

El 2009, Guadalupe Álvarez, que es madre de seis jóvenes, se enteró que tenía cáncer de cervicouterino en etapa III, pero no fue hasta el 2019 que comenzó sus tratamientos, cuando el Gobierno anunció radioterapias gratuitas. Admite que tuvo que postergar sus curaciones por falta de dinero y cuando se entero que el tratamiento estaba siendo financiado por el Estado decidió buscar ayuda.

“El 2009 me detectaron cáncer, pero por factores económicos no pude hacer tratamientos. En ese tiempo mis hijos eran pequeños y el papá de mis niños se fue porque no se sintió capaz de apoyarme y, yo debía trabajar para comprar alimentos, útiles escolares y pagar el alquiler de la vivienda”, agrega.

Luego de 21 sesiones de radioterapia, Guadalupe tuvo que viajar hasta Santa Cruz para hacer un tratamiento de braquiterapia, que también fue financiado por el Gobierno. Sin embargo, revela que el poco dinero que tenía no fue suficiente para comprar los medicamentos que le pedían. Así enferma tuvo que ponerse a trabajar.

“Yo soy estilista y me ofrecí hacer perfilado de cejas y lifting de pestañas puerta por puerta, más bien conseguí clientes y así de a poco reuní dinero”, cuenta entre lágrimas.

Por la pandemia no consigue trabajo y tuvo que reinventarse, ahora vende jugos de frutas, pero por su enfermedad no puede hacer muchos esfuerzos. También se contagió de Covid-19, mientras peregrinaba por atención para tratar el cáncer.

“He dado positivo, y eso me ha afectado mucho. Había días que no podía respirar bien, ya estaba esperando la muerte. Justo por esos días, era cuarentena rígida y como vivo en El Alto tenía que caminar porque no había vehículo y por ahí me debía contagiar. El Covid ha sido lo peor que he pasado, he estado más de un mes en cama, no había médicos, mis hijos han tenido que aprender a inyectarme, a cuidarme”, señala.

Guadalupe aún le cuesta respirar, dice que esa secuela le dejó el virus y que quiere vacunarse contra el Covid-19.

Me aguantaba el dolor para que no sufran mis wawas”

“Los dolores son muy feos, tenía que caminar más de tres horas para recibir mi quimio”, relata Florinda (44) que lucha contra el cáncer de mama. Es oriunda de Oruro y llegó a La Paz para su tratamiento, pero justo en ese tiempo se instruyó la suspensión del transporte público por el coronavirus. Tuvo que recorrer a pie desde la zona Ventilla de El Alto, La Paz, hasta el sector de Senkata, para hacer su tratamiento; esa caminata le tomó entre tres a cuatro horas, dependiendo del estado de su salud.

Dice que cuando estaba muy débil y mareada, ese tramo largo le tomaba un poco más de cuatro horas hasta Senkata, de donde le recogía una ambulancia para trasladarla hasta el Hospital de Clínicas, pero estos últimos días, su salud se deterioró por la preocupación por sus seis hijos. Asegura que esas largas caminatas empeoraron su estado de salud, e incluso en una oportunidad por el sol fuerte y los efectos de la quimioterapia estuvo a punto de desmayarse al retornar a Ventilla, donde uno de sus familiares le dio cobijo.

“A veces caminaba tres horas de Ventilla a Senkata, pero cuando me dolía harto o me mareo llegaba en más de cuatro horas. En la noche me dolía mi cabeza y no podía dormir, pero me aguantaba para que mis wawas no me vean ni se sientan tristes”, dice.

La presidenta de la Asociación de Pacientes y Familiares con Cáncer, Rosario Calle, en contacto con ANF afirma que durante la cuarentena 15 enfermos que realizaron quimioterapia y unos 25 radioterapia tanto en La Paz y El Alto, sufrieron por la falta de transporte público y por caminar largas distancias.

“En la primera etapa de la pandemia, los pacientes no podían conseguir transporte, medicamentos. Lamentablemente también han sido afectados económicamente, ya que mucho de los pacientes se dedica a la venta informal, eso ha influido en que abandonen sus tratamientos porque no tenía cómo conseguir dinero”, revela.

Calle recuerda que el mes pasado de enero la unidad de Oncología del Hospital de Clínicas restringió la atención a pacientes con cáncer debido a que 70% de su personal dio positivo a coronavirus.

“Nuestros médicos se han contagiado y los pacientes han quedado sin atención. Ha sido triste porque igual, que los enfermos, han tenido que peregrinar buscando cama para terapia intensiva porque los hospitales estaban colapsados”, remarca.

La jefa de Servicio de Oncología del Hospital de Clínicas, la oncóloga Maritza Candia, relata que por la pandemia muchos pacientes postergaron su tratamiento y otros no lograron ser atendidos por falta de personal médico que se contagió del virus y tuvo que cumplir la cuarentena.

Afirma que las quimioterapias continuaron al 50% para evitar complicaciones en los enfermos.

“Las atenciones no han sido a un 100%, ya que la mayoría del personal médico se han contagiado con el virus y han tenido que hacer su tratamiento y en ese tiempo ha bajado la atención. Las quimioterapias se han tratado de hacer, eso sí las consultas se reducido al 50% hasta la reincorporación del personal”, dice.

Admite que, a la fecha, las atenciones no son normales y se encuentran en una fase de organización para atender a los pacientes durante los turnos habituales (mañana-tarde), por ahora solo se realizan tres consultas a la semana.

Relata que desde que se determinaron las pruebas gratuitas de Covid-19, más pacientes buscan atención en los hospitales y que durante la primera ola este “requisito” era complicado de conseguir por los altos costos.

“Eso nos ayuda bastante para que el paciente pueda hacer su tratamiento. En esta segunda ola, la gratuidad ha sido lo mejor, en la primera ola eso ha retrasado un poco los tratamientos en quimioterapia, pero ahora se está normalizando e incluso hemos realizado gestiones para que se tomen pruebas a los pacientes delicados en el mismo hospital”, indica.

Informa que la mayoría de las personas que llegan al nosocomio son pacientes con cáncer cervicouterino, mama, vesícula biliar y pulmón. “Lo que llama la atención es que ahora viene gente joven, por ejemplo, las pacientes con cáncer cervicouterino son de 20 a 30 años, antiguamente se presentaba en mujeres de 40 y 50”, añade.

La jefa de Unidad Radioterapia del Hospital de Clínicas, Lilian Zamuriano, cuenta que en su unidad las atenciones fueron normales durante la pandemia, ya que la mayoría de los enfermos se atendían en centros privados porque aún no estaba instalado el nuevo acelerador lineal en el nosocomio miraflorino.

Las médicas oncólogas del Hospital de Clínicas.

Pacientes en protesta

Cansados de esperar por las pruebas y la indiferencia del Gobierno, los pacientes se declararon en emergencia y pidieron al Gobierno un plan de contingencia para recibir atención en otros espacios. La demanda no fue escuchada.

La representante de los enfermos, Rosario Calle afirma que muchos pacientes fallecieron en sus casas por falta de atención. “Toda esta etapa ha sido muy difícil, días negros, no había protocolo de atención, ni siquiera el albergue se habilitado en la la ciudad de el Alto y muchos pacientes que llegaron de Oruro, Cochabamba, han tenido que regresarse llorando de dolor”, exclama.

La dirigente rememora que otra de las dificultades fue acceder a las pruebas PCR de coronavirus, ya que en la primera ola de la pandemia los costos eran altos, entre Bs 600 hasta 2.000., Si no tenían los resultados de esos análisis no podían ser atendidos en los hospitales ni hacer sus tratamientos.

Dice que la mayoría de los enfermos tuvieron que recorrer varios centros de salud privados para conseguir los resultados de forma rápida, ya que en el Servicio Departamental de Salud (Sedes) La Paz, le dijeron que la respuesta de los análisis demoraría al menos 14 días.

Muchos enfermos oncológicos que sufrieron por conseguir el examen del laboratorio acuden al Sedes, pero la institución en la primera ola estaba saturada con la sobredemanda para las pruebas y eso dificulta la atención a este sector que se vio afectado fuertemente por la cuarentena y los pacientes se vieron obligados a acudir a clínicas privadas; a todo aquello se suma la precaria situación económica en la que se encuentran, que convierte la situación en un drama, ya que en su gran mayoría se dedican al comercio informal como la panadería, venta de verduras, gelatinas y no obtienen lo suficiente.

Por esa situación, los pacientes con cáncer del Hospital de Clínicas determinaron iniciar una huelga de hambre el lunes 5 de octubre de 2020 para recibir atención en los nosocomios. Después de dos días, el Ministerio de Salud garantizó los tratamientos de radioterapia y braquiterapia al sector.

Los pacientes durante la protesta.

Calle señala, que, desde esa fecha, el Sedes se comprometió a proporcionar pruebas de coronavirus sin costo para los enfermos oncológicos, de manera que así puedan recibir tratamientos en los nosocomios.

Calle dice que algunos de los enfermos se vieron obligados a vender las pocas pertenencias que tenían con tal de recibir atención médica.

Aparicio, jefe de la Unidad de Epidemiología del Sedes) de La Paz, admite que en la primera ola de virus existieron dificultades para dar pruebas gratuitas a los enfermos oncológicos debido a la sobredemanda.

“Evidentemente en un principio hemos tenido dificultades con las pruebas por la sobredemanda, pero posterior a ello entre septiembre y octubre, la dotación de pruebas gratuitas a los enfermos ha sido de manera más regular”, señala.

Aparicio reitera que las pruebas son “completamente gratuitas” y están distribuidas en todos los establecimientos de salud tanto de la ciudad de la Paz y El Alto, e incluso en las áreas rurales.

“Las pruebas son gratuitas y para hacerse la prueba solo se necesita llevar su carnet de identidad, en algunos lugres (hospitales) piden estar afiliados al Sistema único de Salud (SUS), pero tenemos centros de diagnóstico y ahí no piden ese requisito”, agrega.

La Agencia de Noticias Fides (ANF) intentó entrevistar a la responsable del Programa de Lucha contra el Cáncer del Ministerio de Salud, sin embargo, la solicitud fue rechazada por la Unidad de Comunicación de esa cartera de Estado, asegurando que la responsable no podía atender a la prensa porque había asumido el cargo de forma reciente y se encontraba recibiendo los informes.

“De momento la responsable no está atendiendo entrevistas, la posesionaron recién y está recibiendo informes, agradecemos la comprensión”, fue el mensaje que enviaron los encargados de Comunicación de Salud. La solicitud de entrevista se realizó desde el 18 de febrero.

La nota “Vivir con cáncer en tiempos de Covid-19; el viacrucis de los enfermos que luchan por sobrevivir en Bolivia” se realizó con el apoyo de la Fundación Thomson Reuters.