Adultos mayores y enfermos crónicos sólo acceden a seguros «limitados »

Compañías privadas de Bolivia prestan servicios sólo hasta los 75 años, previo cumplimiento de requisitos. Rentistas reclaman por carencias en la atención. Los jóvenes se perfilan como otro grupo vulnerable.

Madeleyne Aguilar / La Paz

Los adultos mayores y  las personas con enfermedades de base tienen acceso “limitado” a seguros de salud privados. En teoría, todos los  bolivianos deberían beneficiarse del Sistema Único de Salud (SUS), pero en la práctica la escasez de equipos y espacio hace que sólo  un 30%  de la población goce de  atención médica de la seguridad social. El problema se agrava durante la pandemia del coronavirus.



“En caso de contar con alguna enfermedad de base, la cobertura del asegurado estaría limitada para esa condición, dependiendo del tipo de enfermedad y el tipo de cobertura que esté adquiriendo”, explica el gerente de Negocios Salud de Seguros Bisa,  Luis Condorcett. En el caso de adultos mayores, esta compañía ofrece productos específicos y sólo hasta cierta edad.

En seguros Bisa, el servicio Red Max e Infinity Green permite asegurar a personas sólo hasta los 64 años cumplidos y el  seguro Mundial Blue sólo alcanza a  clientes  de  74 años de edad. Los mayores a ese límite no pueden beneficiarse de un seguro.

Similar limitación tienen otros seguros privados. Esto no debería ser un problema si el SUS funcionara como debería.

“El SUS no cubre más que lo básico.  Cuando hay medicamentos, podemos dar antibióticos, analgésicos, pero usualmente se acaban muy rápido. Por ejemplo, en este momento no hay  fármacos en los centros de salud y no hay presupuesto del Gobierno para comprarlos. Además, el SUS debería  garantizar camas de internación para pacientes con  fractura, neumonía o cualquier patología común, pero tampoco tiene eso. Los hospitales  están llenos”, señala el médico Fernando Romero, secretario general del Sindicato de Ramas Médicas de Salud Pública (Sirmes)  La Paz.

Por otra parte, los seguros  privados son “muy cuidadosos con las prestaciones”. Dan solamente un nivel de atención limitado y para asegurarse se debe cumplir con muchos requisitos, apunta.

Casos como el de Carmen Rodríguez de Spinelli, adulta mayor que padece de  leucemia, no son contemplados en los seguros privados. Ella sólo puede acudir al centro de salud pública de su barrio. “Yo no tengo seguro.   Con todo mi problema de cáncer no me atienden en ningún seguro”, dice. La señora recibió la vacuna contra la Covid-19 hace una semana, pero debe pagar  el tratamiento para su enfermedad con  sus  propios recursos.

“Lamentablemente así de débil es el sistema. Una persona  que tiene patología de base no tiene recursos y es mayor va a sufrir. Se van a acabar los medicamentos del sistema público y va a tener que gastar de su bolsillo para curarse”, comenta  Romero.

 

Los médicos coinciden en que la situación de carencias del sistema de salud se agravó durante la pandemia. “Ha sido penoso. porque los hospitales públicos Covid, como el Tórax, Gastro, etc.,  han limitado la atención de todos los pacientes no-Covid. No se los ha podido atender porque no había los espacios. Y el sistema privado es muy caro. Para los no asegurados, una consulta cuesta 200 o 300 bolivianos sin contar el precio de los medicamentos”, señala el representante del Sirmes.

“Nadie escucha las quejas”

Los rentistas trabajaron durante su vida activa  para poder gozar de un seguro de salud en su vejez. Sin embargo, la atención que hoy reciben no es la óptima y empeoró con la pandemia.

“Varios compañeros no quieren ni asistir a consultas médicas en hospitales de la Caja, por miedo a contagiarse. Y cuando vamos, encontramos falencias de medicamento, no hay”, refiere el secretario ejecutivo de la comunidad de rentistas de Bolivia, Cristóbal Araníbar.

Durante la pandemia, la Caja Nacional de Salud (CNS) colapsó ante la alta demanda en perjuicio de sus más de 3,5 millones de asegurados. Faltaron medicamentos, camas en hospitales y atención oportuna. “No hay dónde quejarse, nadie te escucha. Estamos a nuestra suerte”, lamenta Juan Lima, de 72 años, jubilado que no recibe más que Paracetamol en la CNS.

La Autoridad de Supervisión de la Seguridad Social de Corto Plazo (Asuss) es la  encargada de fiscalizar el servicio de seguros, además de atender quejas. Página Siete intentó comunicarse con esta entidad, pero indicaron que, por el momento, no hay allí una persona en el cargo para responder a  las preguntas.

“No existe una oficina de defensa del asegurado. Si a   los médicos nos maltratan en los seguros, ¡imagínese el resto de la gente! No existe una oficina que les  hag cumplir su labor. Por ejemplo, es una vergüenza que den citas para tres o cuatro   meses después de que las pides”, comenta el director del Hospital del Niño,   Alfredo Mendoza.

Los trabajadores  dependientes  se benefician  del servicio.
Foto:Archivo / Página Siete

Jóvenes sin seguro

Junto a los  grupos desprotegidos de los adultos mayores y  de los enfermos crónicos, el   director del Hospital de la Mujer, Yuri Pérez,  identifica otro sector vulnerable.

“Creo que un buen porcentaje de los adultos mayores ya está asegurado. Hay que preguntarse, más bien,  por los jóvenes ¿cuántos están sin seguro de salud?  Tal vez esas personas son las que se tienen que preocupar”, señala el médico.

En su opinión, las pasadas generaciones sí se preocuparon por acceder a la seguridad social.  Y ahora, con más de 60 años, pueden recurrir al seguro al que aportaron durante años. “Se debería hacer censo de cuántas personas cuentan con un seguro de salud, privado, social o público, y verificar cómo se ha ido incrementado la cobertura en la población”, apunta Pérez.

Un estudio el Observatorio de la Deuda Social en Bolivia (ODSB) estableció que hasta 2017  menos del 30% de la población trabajadora del país se encontraba cubierta por la seguridad social, tanto de corto como de largo plazo.

El secretario ejecutivo de la comunidad de rentistas de Bolivia, Cristóbal Araníbar, recuerda que el seguro es un beneficio que  ganaron los trabajadores aportando durante años. “En este momento, los adultos mayores que no están asegurados están en una situación fregada. Y la misma suerte va a correr la población joven porque hoy en día ya no hay trabajo seguro,  todos son eventuales”, alerta.

Los empleos informales no aportan al seguro de salud, ni  a largo plazo, a la jubilación. “Éste es un problema social grave, los gobernantes deben tomar nota, porque a la larga la situación se pondrá mucho más crítica”, recalca Araníbar.

Seguros  privados

  • Para Covid   En 2020 Nacional Seguros Vida y Salud  lanzó el  producto “Protección Covid Plus+” que incluye Indemnización por este  diagnóstico. El asegurado recibirá un monto fijo de Bs  7000. También una renta diaria en caso de hospitalización. El costo va desde Bs  50 a 70 al mes.
  • Precios.  El pago  más bajo por seguro de salud en seguros Bisa es de $us 20. El precio varía dependiendo de la ciudad, la edad y el género del cliente.

Exigen conocer cómo se administran los recursos porque el servicio no mejora
Médicos reclaman presupuesto para el SUS

Médicos que trabajan con el sistema público denuncian atrasos  en el desembolso de fondos para la atención del Sistema Único de Salud (SUS). Además, solicitan que se haga una evaluación de ese  servicio.

Los hospitales  públicos colapsaron con la pandemia de Covid-19.
Foto:Archivo / Página Siete

“Cada tres meses el Gobierno tiene que  dar un desembolso. Para fines de marzo ya debía haber dado uno para cubrir gastos de abril, mayo y junio, pero no lo ha hecho hasta el día de hoy. No hay con qué comprar medicamentos básicos siquiera. Hoy estamos con una pobreza terrible como sistema”, alerta el doctor Fernando Romero, secretario general de Sirmes La Paz.

El último desembolso que se hizo,  sostuvo, fue entre fines de año 2020 y enero de 2021.

El 20 de febrero de 2019, el entonces  presidente Evo Morales promulgó la ley del Sistema Único de Salud (SUS), con la promesa de  brindar atención  médica gratuita a más de 5,5 millones de ciudadanos que no cuentan con un seguro en Bolivia.

“El seguro necesitaba presupuesto desde siempre, nunca ha tenido el sostén económico del  Gobierno. Fue una medida política nomás.   Lo justo sería destinar recursos para la atención”, evalúa el representante del Sirmes, después de  dos años de la  implementación del SUS.

El director del Hospital del Niño, Alfredo Mendoza, confirma el  problema. Según indica, en años pasados  el Gobierno  ya incumplió con la entrega de recursos.  Por este motivo, los nosocomios públicos arrastran deudas  por insumos y servicios.

“Los hospitales hemos pasado una serie de desventuras . Vamos al cuarto mes del año y no tenemos ni un solo pago de la gestión 2021”, lamenta Mendoza.

El médico considera que la esencia del SUS es buena, pero no se ha llegado a cumplir. “Eso obviamente  afectará el funcionamiento, no podemos brindar un servicio de calidad si hasta ahora no han pagado y, según la ley del SUS,  los pagos tienen que ser anticipados, algo que nunca ha sucedido”, sostiene.

Mendoza sostiene que en  2019 los hospitales sólo recibieron dos pagos  de los cuatro comprometidos. En 2020 “sólo  hubo dos pagos y un 30% del tercero.  Incluso con pandemia hemos funcionado con el 40% menos del presupuesto  fijado. Esperemos este año no suceda lo mismo”, dice.

Enfatiza que el presupuesto del SUS ronda los 110 millones de dólares  por año. “Pero ¿se ve alguna  mejora en hospitales o centros de salud?”, cuestiona.

Según la norma, el SUS debería cubrir a toda la población que no cuente con  un seguro a corto plazo. Sin embargo, no incluye aún todas las prestaciones. El paciente debe correr con  gastos de,  por ejemplo, tomografias, exámenes de laboratorio y medicamentos que normalmente se agotan.

“Los presupuestos asignados por el nivel central a cada hospital llegan con  demora, por lo que muchos hospitales se quedan sin presupuesto para cubrir  los gastos para el SUS”, confirma el director del Instituto Nacional de Tórax, Marco Antonio García.

Por su parte, la Caja Nacional de Salud (CNS), el ente gestor más grande que cuenta con 3,5 millones de trabajadores asegurados,   asegura de refuerza su atención tras el colapso que vivió durante la pandemia. No obstante, continúa  la peregrinación de sus asegurados por consultas,  medicamentos y camas para la internación.