Una imagen, mil palabras

Eduardo Bowles

 

El primer comentario que surge a raíz de la reunión que mantuvieron algunos empresarios con el cocalero es el rechazo a la actitud de aquellos productores del oriente que aparentemente se someten ante el poder, pero lamentablemente esa imagen es mucho peor de lo que se percibe a simple vista y refleja la calamidad que vive Bolivia.



Ese encuentro se produjo en el Chapare, la zona de mayor producción de cocaína del país, una actividad que no tiene restricciones y que florece gracias al impulso que le da el MAS, que sólo se dedica a ponerle trabas a los que trabajan y producen legalmente.

Resulta degradante que quienes hacen su trabajo conforme a las leyes, que aportan al empleo, los impuestos, las exportaciones y el cultivo de alimentos, tengan que arrodillarse ante los que jamás han contribuido nada bueno al país, pero que tienen en sus manos la capacidad de destruir todo lo que se ha construido en muchas décadas de esfuerzo.

Por último, recurrir a un individuo que gobierna en las sombras muestra nítidamente que en Bolivia no rigen las normas, sino el poder de las mafias que están por encima de las instituciones.

Fuente: Eduardo Bowles