Ayer muy temprano me probaba un poncho e colla y al ratingo me hizo picar la espalda.
– ¡Año nuevo en junio!, ¡ya son payasadas esas! -renegaba entre dientes, temblando de frío.
– Volvé a la cama, hace frío. -me dijo mimosa y con vos sensual mi asiática.
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– Esperá un ratingo.
-le respondí, mientras trataba de ponerme unas abarcas negras y durísimas marca Pirelli, al menos, eso se leía en la plantilla.
En eso estaba, cuando alguien tocó la reja.
Era mi amigo, el Pastor Yoel Blanco; un camba más negro que mi tele y también gordo.
– ¡Pasá bola ocho! -le grité desde la ventana.
Entró el Pastor, un camba amargo de borracho que una noche en medio de su borrachera, fue tocado por el Señor.
Al menos, eso dice él, ¿quién sería el que lo tocó en borracho?, pero bueno, cada loco con su tema…
– ¿Tenés el disfraz? -me preguntó el Pastor antes de saludar.
– Claro, aquí está. -le dije pasándole el poncho, las abarcas y un chulo de colla que cuando me lo vendieron, me dijeron que perteneció al mismísimo Atahuallpa; ahora, medio sospecho que me tumbaron.
La cosa es que el pastor Blanco se chantó el disfraz de colla y la verdaj, parecía nomaj.
En eso mi asiática salió del dormitorio pal baño y elay, los ojingos del Pastor se clavaron en la calza negra, la prenda que dibujaba el perfecto caño de escape de mi bella amarilla.
Me dio rabia, pero me hice el opa.
– ¿Te queda bien? -le pregunté al Pastor que dice que todo es nuevo en Cristo, todo, menos la ley del diezmo que es parte del Antiguo Testamento, pero según los pastores, eso no cuenta.
La cosa es que se puso el poncho, el chulo y las abarcas, puso su ropa en una mochila y salimos a la calle.
– ¿Oye, necesitas todo eso? -le pregunté al camba disfrazau de colla.
– Claro mi hermano, son instructivas y tengo que ir nomaj; todo sea por cuidar la pega. -me dijo el Pastor estirando el pescuezo, todo pa espiarle de nuevo el caño de escape a mi asiática que ya regaba las plantas.
– ¿Me acompañás en una oración hermano querido? -me dijo de pronto el muy dos caras.
– Bahh, ¡andate de una vez, camba rope! -respondí y me entré a mi choza.
El Pastor encendió su Toyota 2023 y se fue disfrazau de colla a La Guardia, listo para recibir el nuevo año aimara y así cuidar su pega.
Mientras tanto, mi asiática y yo nos metimos a la cama, listos pa intercambiar besos en el coto, recibiendo con pasión el año nuevo año de los hermanitos raza de bronce.