La falsa narrativa del golpe, una obsesión por reescribir el pasado

 

Las intervenciones de los voceros del MAS en diferentes medios de comunicación intentando sostener imposturas respecto a la narrativa del fraude que pretenden posicionar en el imaginario social, no hacen más que evidenciar que su regreso al poder jamás contempló una visión de reconciliación ni de construcción de país como lo anunciaba el vicepresidente en el discurso de asunción.



En el gobierno del MAS no existe la intención de gobernar atendiendo las demandas urgentes de los bolivianos, basta con mirar hacia afuera y ver que mientras la mayoría de los gobiernos democráticos del mundo hablan de hacer frente al Covid-19 y de reactivar la economía, en Bolivia los gobernantes minimizan la pandemia y se enfocan en desconocer una conquista ciudadana de reivindicación democrática, intentando reescribir la historia para justificar la ejecución de una feroz cacería política, con el fin de neutralizar a los que piensen diferente usando como su principal verdugo al sistema judicial. El gobierno del MAS se rige en una obsesión enfermiza de ejercer venganza, rompiendo el estado de derecho para concentrar el poder en una cúpula política radical que está dispuesta a seguir el camino de Chávez, Maduro y Ortega, oprimiendo, persiguiendo y encarcelando a todo opositor o libre pensante que se cruce en su camino.

Los hechos demuestran que Evo Morales no dejó el gobierno por un golpe de estado, Morales dejó el poder después de años de abusos y de un fraude monumental que colmó la paciencia de un pueblo entero, su renuncia y posterior huida, se dio mediante pactos políticos y renuncias colectivas entre sus colaboradores más cercanos, generando de manera intencional un vacío de poder en pleno momento de convulsión social. Estos mismos actores después de renunciar a sus investiduras y bajo la instrucción de Evo Morales participaron en reuniones para definir el proceso de transición constitucional que debía asumirse en ese momento, reuniones que contaron con la presencia de delegados políticos de oposición, representantes de la iglesia católica, de organizaciones nacionales como también con representantes del cuerpo diplomático de otros países. A pesar de existir pruebas documentadas de estas reuniones y lo que en ellas se abordó, el MAS continúa intentando reescribir el pasado con su falsa teoría del golpe de estado.

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 La narrativa del falso golpe que hoy asume como estrategia el movimiento al socialismo queda desmentida desde una perspectiva legal por dos leyes vigentes; la ley de régimen excepcional y transitorio para la realización de elecciones generales y la ley excepcional de prórroga del mandato constitucional de autoridades electas; ambas aprobadas por la Asamblea Legislativa Plurinacional de ese momento, una asamblea que tenía entre sus filas a miembros del movimiento al socialismo.

Lo que hoy sucede en Bolivia debe mantener en alerta a la población en general, pues no solo se trata de defender a una persona, si no se trata de estar vigilantes ante una nueva ola de abusos y atropellos desde el gobierno del MAS hacia la democracia, los derechos humanos y la libertad de los bolivianos.

Bien lo decía Orwell, “quien controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro” …

Rodrigo G. Delgado Camacho es activista de DDHH y la democracia