Libertad: Soy mujer trans, desobediente, insumisa y feminista

«Soy una mujer trans, desobediente, insumisa, feminista porque me adscribo a la lucha e ideología feminista que dice que tiene que haber igualdad sin distinción de sexo, género y privilegios», expresa Laura Libertad Álvarez Mollinedo de 51 años, en una entrevista con ABI.

Laura nació con órganos sexuales masculinos, pero al cumplir 30 años de edad e independizarse de su familia se rebeló como mujer transexual, con lo que cambió su forma de vestir y algunos roles sociales.



«Cuando nací me asignaron el sexo masculino (…); sin embargo, conforme pasó el tiempo, en mi niñez y adolescencia, (sentía que) algo estaba fallando, algo estaba mal o era incongruente con mi identidad, eso quiere decir que yo sufro de una condición de ser transexual», recordó.

Tras aceptarse como mujer transexual decidió cambiarse de identidad en 2016, en el marco de la Ley 807 de Identidad de Género, promulgada aquel año por el gobierno del entonces presidente Evo Morales Ayma.

«Este proceso ha sido muy interesante y muy beneficioso para mí, porque esta ley reconoce a las personas con identidad transexual y con identidad transgenérica. Personalmente, para mí fue muy enriquecedor, yo estoy satisfecha con este reconocimiento a nivel de mi identidad», sostuvo.

En ese sentido, considera que los transexuales son las únicas personas en el mundo que pueden escoger un nombre de acuerdo a lo que sienten. De esa forma, expresan su rebeldía y desobediencia ante las obligaciones impuestas por la familia y el Estado.

La entrevistada se describe como una mujer luchadora y defensora de los derechos de las féminas transexuales, gay, lesbianas, bisexuales, travestis y de todas las poblaciones que sufren situación de vulnerabilidad.

«Laura es una persona que siempre va a denunciar cualquier hecho de discriminación no solo a la población LGBT (lésbico, gay, bisexual y transexual), sino también a cualquier persona ciudadana, con derechos civiles establecidos en la Constitución Política del Estado (CPE)», agrega.

Tras un profundo suspiro, lamenta que pese a la vigencia de las leyes, la discriminación y el hostigamiento hacia esta comunidad en el país continúa por parte de la familia, la escuela, los vecinos, entre otros.

«Las personas con diversa orientación sexual, identidad de género u otro tipo de expresiones les pedimos a la sociedad, al Estado, el respeto a nuestros derechos. Tenemos que aprender a convivir entre nosotras y nosotros», señala.

«No es fácil ser lesbiana, no es fácil ser diverso»

Consuelo Torrico cumplió 71 años. Nació en La Paz. Gracias a su liderazgo fue fundadora de la Secretaría de Adultos Mayores del Colectivo LGB y de la Asociación de Adultos Mayores LGTBI en el departamento. Dentro y fuera de esas instituciones, sus amigos la conocen como «Coco» o «Coquito», de cariño.

«Me acepté como lesbiana a mis 14 años. (A esa edad) acepté mi inclinación sexual», relata a ABI «Coquito», quien recuerda cómo hace años atrás las personas con diversidad sexual eran las más estigmatizadas y criticadas por la familia y la sociedad.

«Con los compañeros de esa época, teníamos que reunirnos a escondidas porque la Policía nos perseguía y detenía el fin de semana porque supuestamente dábamos mal ejemplo, especialmente las compañeras trans», recordó.

«Coco» relata que sus padres fallecieron cuando ella apenas tenía siete años. Tras la pérdida de sus progenitores, creció con su hermana mayor y unos parientes en la misma casa hasta sus 16 años.

Sin embargo, decidió dejar aquella casa a esa edad por distintas razones, entre ellas las críticas que sufría de parte de algunos vecinos de su barrio y por el hostigamiento de los efectivos policiales por ser lesbiana.

«La Policía me hostigaba tanto que se metía en mi casa, se colgaba como si fuera yo maleante (…). Como lesbiana, he sufrido muchas injusticias. He estudiado psicología en la universidad y faltando un año para que termine la carrera me sacaron porque era lesbiana», lamenta.

Tomando en cuenta todas esas experiencias vividas, «Coquito» pide a los padres de familia y a la sociedad en general respetar a las personas, hombres y mujeres con diversidad sexual, porque «todos somos iguales» ante la ley.

«No es fácil ser lesbiana. No es fácil ser diverso», expresa Consuelo, quien añade que con el pasar del tiempo la homofobia en el mundo «ha disminuido bastante»; sin embargo, la discriminación continúa por parte de algunos sectores.

De lunes a viernes, Consuelo trabaja en una Organización No Gubernamental (ONG) donde se brinda apoyo a las personas con diversidad sexual. Los sábados es terapia homeópata en un consultorio en la calle Sagarnaga y Linares, en la urbe paceña, para las personas de escasos recursos.

Los domingos no sólo es su día de descanso, sino también de meditación. «(Esto) me ha ayudado a superar los traumas, a estar más cerca de mí misma, esto para mí es muy importante porque todos tenemos una fuerza interior», indica.

Fuente: ABI