María Eydi Roca: “He tratado por todos los medios de no dejarme vencer por la depresión”

Tiene secuelas del Covid-19. Aún le cuesta respirar, acaba de dejar la silla de ruedas y tiene dificultad para caminar, también para deglutir. Tiene arresto domiciliario y lamenta que se quiera hacer política con la pandemia.

Foto: EL DEBER
Foto: EL DEBER

 

Fuente: El Deber

Por: Juan Carlos Fortún V.



La exministra de Salud, María Eidy Roca, contó a EL DEBER sobre el delicado estado de salud en el que se encuentra, sumado al proceso iniciado por el Gobierno nacional por el supuesto caso de la compra con sobreprecio de respiradores. Hasta hace unos días dejó la silla de ruedas, pero aún sigue luchando contra las secuelas provocadas por el Covid-19.

 _Hace poco contaba que no había podido realizar el tratamiento contra las secuelas del Covid-19 ¿cómo está la situación en la actualidad?

Estamos volviendo a presentar la documentación consistente en certificados médicos actualizados y las ordenes para estudios que los médicos solicitan para conocer mi estado actual y la evolución de mi situación de salud. Hasta la fecha no he podido retomar las sesiones de fisioterapia respiratoria, y de rehabilitación física, ya que se requiere de la utilización de equipos que no pueden trasladarse a domicilio.

_¿Cuáles son estas secuelas y cómo la están afectando?
En primer lugar respiratorias, hasta la fecha tengo dificultad para respirar normalmente, además, a consecuencia de la afectación de un área del cerebro, tengo lesiones neurológicas que afectan la función de deglución y de articular las palabras con las dificultades lógicas para expresarme normalmente, así como disminución de la coordinación de los movimientos.

Si bien, he dejado la silla de ruedas, persiste la debilidad en miembros inferiores para caminar con la consiguiente pérdida del equilibrio al caminar.

_¿Cómo es su vida diaria con la detención domiciliaria?
No puedo decir que es una rutina, he tratado por todos los medios de no dejarme vencer con la ansiedad ni la depresión. Quienes me conocen, saben que soy una persona muy activa y verme limitada para realizar cualquier actividad profesional, al punto de no poder trabajar, aún a pesar de mis limitaciones, me produce impotencia, rabia y frustración.

Pero, tengo la capacidad intelectual, mental y pisco-emocional fortalecidas, gracias a Dios y a mi familia que son un poderoso estímulo y me dan fortaleza en mi diario vivir. Lo que anula a un ser humano, a pesar de saber que sufre una injusticia, es la victimización y eso es a lo que no quiero llegar. No me voy a rendir en mi lucha por demostrar mi inocencia, ni ante la intención manifiesta de quienes insisten en hacer creer que fui partícipe de un hecho de corrupción con la compra de los ventiladores chinos.

No los compré, ni participé en ningún momento en el proceso de compra de los mismos. Si se quieren buscar culpables que analicen los tiempos y verán que no podía tener participación alguna.

Circunstancialmente me tocó asumir el Ministerio de Salud después de la renuncia del primer ministro Aníbal Cruz, y el procesamiento del segundo ministro Marcelo Navajas, días críticos para la salud del país y en medio de una pandemia, que amenazaba con arrasar con las vidas de los bolivianos porque hasta ese momento no se conocía aún el comportamiento de la enfermedad Covid-19 y tampoco teníamos las condiciones para enfrentarla.

El sistema de salud carecía de terapias intensivas, de profesionales especialistas para atender a pacientes afectados por la enfermedad, de laboratorios para el diagnóstico, de pruebas suficientes para todo el país y además, la escasez, por no decir imposibilidad como país para competir con el resto del mundo que también demandaba equipos, pruebas y medicamentos.

Entonces, hasta ese momento no teníamos estudios terminados en el mundo para enfrentar el tratamiento de pacientes críticos y tengo que reconocer y agradecer al excelente Comité Científico Nacional que asesoró al Ministerio de Salud durante todo el periodo de la primera ola con aportes importantes en el manejo de la enfermedad.

_¿Cuál es el avance del proceso iniciado por el Gobierno?
Hace un poco más de una semana, después de haberse suspendido por razones inherentes a la parte acusadora, se llevó a cabo la audiencia de apelación después de casi dos meses de dictadas las medidas cautelares conocidas.

_¿Ha buscado apelar, viendo la situación delicada de salud en la que se encuentra?
Esperamos casi dos meses la audiencia de apelación. No obstante se intentó revocar las medidas sustitutivas utilizando argumentos como que no habíamos presentado el recurso de apelación, según el acta, y que además, constituyo un peligro para la sociedad, por lo que no podía gozar de medidas sustitutivas.

La excelente intervención de mis abogados demostró que se pretendió omitir y negar el pedido de apelación que se presentó en la misma audiencia de medidas cautelares el 21 de abril al verificar el audio de la misma, reservándonos el derecho de presentar el reclamo correspondiente al no realizar la transcripción en el acta, de manera fidedigna.

_¿Aún confía en la justicia?
De la manera como se esta manejando en el país, sin respetar el debido proceso y respondiendo a la coyuntura política, inculpando a inocentes o inventando delitos de manera forzosa, es muy difícil confiar en nuestra justicia. Solo creo en la justicia divina de forma convincente.

Mientras el poder judicial no sea independiente del poder gubernamental y sea utilizado como aparato represor o de persecución a quienes no forman parte del esquema gobernante o para enviar a la cárcel a quienes no estén dispuestos a tranzar con sus principios, será muy difícil creer en la justicia boliviana.

_Si bien se la investiga por el caso respiradores ¿no teme que el Gobierno busque inculparla por otros delitos?
De hecho, sin razón valedera se me ha inculpado en este caso. No temo ser inculpada porque tengo la verdad de mi lado, mi actuar limpio y transparente en todo momento. Siempre estuve del lado de la gente, de quienes buscan alguna vez ser tratados como seres humanos cuando se trata de su salud y si hay algo por lo que se me tenga que inculpar es por trabajar por un sistema de salud justo, digno y que tanto el pobre como el rico se sirvan de él, porque la salud es un derecho y del Estado una obligación hacerlo accesible a todos.

_¿Qué destacaría de su gestión durante la pandemia?
Primero se tuvo que reestructurar un Ministerio de Salud que estaba obsoleto, con una estructura de hace más de 50 años; por lo que se crearon tres viceministerios en lugar de uno.

Se amplió la capacidad de respuesta en laboratorios para diagnóstico de Covid, en todo el país, se amplió la capacidad de terapia intensiva en los hospitales de tercer y segundo nivel, no solo con respiradores, sino también con equipos. Se evitó el colapso del sistema con la contratación de personal, más de 7.000 entre médicos, enfermeras, bioquímicos y otros para responder a las necesidades que imponía la primera ola.

_¿Cómo ve la gestión de las actuales autoridades nacionales con respecto a la lucha contra el Covid-19?
Veo que la autosuficiencia y el afán político de desacreditar todo trabajo de la gestión anterior han hecho perder tiempo y efectividad en las acciones. Da la impresión de que se está utilizando la pandemia para politizar las acciones que se realizan y ocuparse más del ataque y la crítica destructiva que de aunar esfuerzos, fortalecer los procesos iniciados y ofrecer a la población seguridad y tranquilidad en el manejo de la pandemia en estas etapas que, gracias a Dios, ya se cuenta con suficientes medios diagnóstico y la oportunidad de la vacuna.

No se está dialogando con la población, prueba de ello es que el esquema de vacunación es inflexible frente a la necesidad de adecuarse a la realidad epidemiológica actual y a las diferencias entre regiones en las que el impacto de la pandemia no es el mismo.

Sigue siendo una necesidad fortalecer la desconcentración y descentralización de recursos y planes como el de vacunación, disponibilidad de medicamentos y la dotación de personal, tomando en cuenta además que ya han fallecido alrededor de 300 médicos en todo el país, sin contar con los otros profesionales de salud en primera línea.

Pienso que debe llamarse a un acuerdo por la salud y la vida no solo con los gobiernos subnacionales y organizaciones sociales, sino involucrar a las universidades, las sociedades científicas, colegios médicos, sociedad civil, ONGs y sector privado de la salud así como a los empresarios privados dejando de lado las posiciones ideológicas y pensando solo en el bienestar y la vida de los bolivianos que, día a día, se enfrentan al inmisericorde sistema que les niega la posibilidad de vivir por no contar con los recursos económicos para proveerse de los medicamentos de alto costo para su atención cuando llegan al hospital o a terapia intensiva.

Lamentablemente el SUS no cubre dichos medicamentos y vemos todos los días la tragedia de las familias que, al no tener ya más qué vender, dejan morir a sus familiares.

Fuente: El Deber