Un emprendedor lleva el campo a la ciudad

Romer Muñoz trabajó en el campo por 12 años: hizo labor agrícola y ganadera con éxito hasta diciembre de 2020, cuando se quedó sin trabajo y decidió residir en Santa Cruz de la Sierra. Allí lo agarró la cuarentena y, en esas difíciles circunstancias, le resultó muy difícil encontrar empleo. ¿Qué podía hacer en la ciudad, y además en pandemia, un hombre que había trabajado en el campo desde los 18 años? “Al principio estaba confundido, no sabía cómo aplicar mi experiencia a la vida de la ciudad y extrañaba estar rodeado de naturaleza”, cuenta el propietario de Mis Plantines Santa Cruz, uno de los emprendimientos finalistas del concurso Emprende Ideas en Pandemia organizado por la Fundación Samuel Doria Medina.

 



Mis Plantines Santa Cruz surgió en julio del año pasado, cuando Romer ya llevaba seis meses desempleado. Entonces se le ocurrió que podría usar su conocimiento para desarrollar y comercializar lo necesario para hacer agricultura en la ciudad, es decir, huertos urbanos.

 

Este emprendimiento puede encontrarse en las redes sociales con el denominativo de  Mis Plantines Santa Cruz.

Comenzó dubitativo y ahora está seguro de que “este trabajo tiene futuro, es rentable y hay mercado”. Esto se debe a que “más gente se está preocupando por tener una alimentación saludable”, una tendencia que, según cree, continuará en el futuro.

El concepto detrás de Mis Plantines Santa Cruz es dar un “servicio completo” a los huertos urbanos que ya existen: además de sustratos y caldos minerales, semillas y plantines, proporciona colmenas de abejas nativas (las cuales no tienen aguijón), a fin de crear pequeños ecosistemas en los jardines de los cruceños.

Todos los productos de esta empresa son amigables con el ambiente. Por ejemplo,  para controlar la plaga de cochinilla y otras que se presentan en esta zona del país, Mis Plantines Santa Cruz vende a sus clientes pesticidas orgánicos de jabón potásico y aceite de Neem. “Todos quieren cuidar sus jardines, pero nadie quiere meter veneno donde vive su familia”, explica Romer Muñoz. Y para asegurar el mejor rendimiento posible de la tierra, ofrece biofertilizantes, hummus de lombriz y otros recursos de la agricultura orgánica.

La atención cuidadosa, el estar siempre disponible para el cliente, ha sido importante para abrir el mercado, según revela el emprendedor. Su empresa coloca 200 variedades de semillas de flores, arbustos, etc. Las más requeridas son las de tomate, lechuga, frutillas y otras de tipo alimenticio, porque hoy la gente no solo quiere jardines lindos, sino también jardines que les ayuden a llenar sus despensas con productos frescos y orgánicos.

Romer Muñoz

Muñoz trabaja para las familias, pero también para productores comerciales. Por ejemplo, uno de sus clientes tiene cultivos hidropónicos (en agua) certificados como orgánicos con sello agroecológico.

El próximo paso que le gustaría dar es empezar a producir semillas, porque las que ahora comercializa, igual que todas las demás de Santa Cruz, son importadas. “Quiero producir semillas para los productores de hortalizas y los huertos urbanos. Semillas locales, libre de transgénicos y de pesticidas; un producto saludable”, dice.

Si Romer ganara el concurso de la Fundación Doria Medina, le gustaría usar el premio para alcanzar una mayor escala y abaratar sus costos. “Si se importa o produce más insumos, se reduce los precios y se logra que los productos sean más accesibles”, explica. Es un buen método para romper el estereotipo de que lo orgánico resulta costoso. “Si se produce a mayor escala, los costos bajan, lo que me favorece a mí, favorece al cliente intermediario y al consumidor final”.