¿Bolivia, la Colombia de los 90? Maturana: «Esa Colombia tuvo resultados»

El exseleccionador colombiano habló antes del duelo entre la Verde y la Tricolor. Analizó al fútbol de “los collas y los cambas”.

 



Fuente: paginasiete.bo

Roxana Pomier F.  / La Paz

Es considerado el druida del fútbol colombiano. Argumentos sobran. La selección Colombia de los años 90 -la  que deslumbró al mundo-  fue su obra culmen. Francisco Antonio Maturana estructuró al único combinado nacional del mundo “que se entrenaba todos los días del año”.

Inspirado en la antigua Holanda de los años 70, la de  Johan Cruyff, Johnny Rep y Johan Neeskens, Pacho construyó  una selección doméstica. Era un Ajax con aroma a café. “Copiamos lo que era  la selección holandesa”, reconoció.

Desde la tierra de Fernando  Botero -Medellín, su casa- y con 72 años encima, Maturana (15 de febrero de 1949) aceptó hablar con Página Siete para recordar a esa Colombia que convirtió en fortaleza una debilidad. Como le ocurre a Bolivia, la selección colombiana de esos tiempos tenía a la mayoría de sus futbolistas en tierra cafetera.

Maturana, Valderrama, Higuita y Álvarez, de la Colombia de los años 90.
Foto: AS Colombia

Antes del duelo Bolivia-Colombia, por la novena fecha de la Eliminatoria sudamericana, Pacho sugirió buscar en el pasado las pistas del cambio. “No es cuestión de que sigan manejando la situación los de antes, sino los jóvenes, pero apoyándose en la experiencia de los que ya habían caminado esa ruta”.

Usted lideró a la Colombia de los años 90 que deslumbró al mundo… La mayoría de sus jugadores estaba en casa. ¿Es comparable esa situación  con la que Bolivia vive hoy?

La Colombia de los años 90 fue el resultado de los proyectos, no fue una cuestión espontánea que salió en los años 90, que clasificó al Mundial después de 28 años. Eso, aparentemente, es lo que se ve, pero el camino comenzó en 1987, en Bolivia. Estuvimos en los preolímpicos y esa selección terminó siendo la base para la selección mayor. Se construyó copiando lo que era la selección de Holanda, que fue la que nos inspiró en su modelo de juego y fuera de eso, el caminar porque esa selección tenía una base importante, siete u ocho jugadores del Ajax. Eso se copió en Colombia. Se hizo una base de un equipo que se llamaba el Atlético Nacional. Entonces, ese Atlético Nacional tenía los argumentos porque fue el primer campeón de Copa Libertadores y todos sus jugadores estaban en el medio. Hay un hecho puntual.

Este es el plantel que Tabárez llamó la selección que se entrena todo el año.
Foto: El País de Cali

En algún momento, por aquella época, el Maestro (Oscar) Tabárez decía que la selección de Colombia era la única selección del mundo que se entrenaba todos los días del año. Era verdad porque nosotros, como base del Atlético Nacional, trabajábamos diario y la armonía y la generosidad del grupo aceptaba la presencia de tres o cuatro jugadores importantes –llámese  (Carlos) Valderrama, (Arnoldo) Iguarán y  (Freddy) Rincón- que iban a fortalecer esa estructura que ya estaba trabajando. Entonces, fue una selección que en ese 87, no solamente estuvo en los preolímpicos, sino que esa base estuvo en la Copa América, en la que ocupó el tercer lugar, ganándole ese tercer lugar a Argentina, en su casa. Argentina venía de ser campeona del mundo. Tuvimos la suerte de que al final se dieran los resultados y  de dejar una base para los mundiales  de 1994 y 1998.

Como ahora le ocurre a Bolivia, esa Colombia tenía a  la mayoría de sus jugadores en casa, ¿cómo convirtió en fortaleza una aparente debilidad?

No es lo mismo estar cuatro o cinco días con jugadores que vienen de distintas partes y que, en algunos casos, no tienen los procesos formativos. En cambio, esta selección sí tenía una base sólida que ya había demostrado que estaba a la altura internacional cuando termina siendo tercero en la Copa América, cuando termina ganando una Copa Libertadores y cuando al final termina ganando la clasificación. Yo pienso que sí se puede comparar. Si usted hace un poco de memoria, hace unos años, hubo acá en Colombia un torneo juvenil y esa selección de Colombia era una selección fantástica con jugadores muy caros y que casi todos estaban fuera del país. Figuraban jugadores como (Jorge)  Carrascal, pero ese más o menos era el líder de esa camada de jugadores, orgullo del país. Esa selección se enfrentó a Bolivia. Esa selección boliviana venía trabajando desde hace mucho tiempo, estaban todos en su casa, había un sentido de pertenencia. Había ese amor por tu país, por hacerse visibles. Esa Bolivia vino y le ganó a Colombia, acá. Entonces, es una prueba fehaciente de que estos muchachos (los colombianos) se van, pero ya entran en una cultura distinta. Vienen al país simplemente a saludar y pensando en su equipo de afuera. Vienen aquí a traer regalos, a mostrar las novias que tienen, a mostrar los carros que tienen, pero el fútbol no los arropa y sobre todo ese sentido de pertenencia, que a mí se me antoja, que es muy importante, la parte cultural.

¿Bolivia es la Colombia de los años 90 (como dijo  el  seleccionador Reinaldo Rueda)?

Bueno… (silencio) Lo que pasa es que Colombia se hizo conocer, en los años 90,  cuando ganó. Entonces, en la inmediatez de los resultados se dice eso. Vos puedes estar haciendo un buen trabajo, pero si no tienes resultados, no pasa nada. Entonces, esa Colombia tuvo resultados y ahí se comenzó a averiguar el cómo. Esta Bolivia será importante cuando consiga los resultados y la gente mire la importancia de trabajar constantemente y de tener los jugadores ahí, que quieran a su equipo, que quieran a  su país y que quieran un reconocimiento internacional.

Eso se puede aplicar en esta coyuntura…

Así es. Con estos temas de que prestan o no a sus jugadores, yo creo que es un escenario importante para tomar decisiones drásticas. Pienso, por ejemplo, que todos los clubes internacionales tienen todo el derecho a pedir sus jugadores, más allá de que hayan convenios y más en esta etapa, con el fenómeno de la pandemia. Los jugadores que invierten, velan por sus intereses. Es el momento de hacer una Eliminatoria con jugadores del medio, que sean ellos los que vayan al Mundial. Los que están en Europa, pues que vayan a la Champions o a la UEFA y los del medio sueñan con un Mundial. El fútbol de los países crecería y la parte económica también porque sería mostrar más talento a los europeos que están prestos a descubrir y llevarse los talentos americanos.

¿Cuál es su análisis de la Bolivia que conoció in situ?

Yo creo que Bolivia será siempre un desafío. El día que encuentren el camino correcto, ese día será un rival de campanillas. Acá en Colombia somos, por ejemplo, cinco o seis países en uno. El jugador costeño es diferente al jugador del Valle del Cauca, es diferente al jugador paisa, diferente al jugador bogotano… Entonces, no es segregar, es unir, porque cada una de esas regiones son importantes. Nosotros empezamos a encontrar la fantasía del jugador del valle y cuando vos le pones a un equipo la fantasía, no esperes que sea precursora del orden u otra cosa. Pero si tienes paisas, los paisas son los  que velan por el orden, los que tienen esa entrega, que no buscan el reconocimiento y los costeños son especialistas en la parte ofensiva, en el gol. No les interesa cómo queda el partido, si no que ellos hicieron el gol. Entonces, uno  ve a Bolivia y en Bolivia, en Santa Cruz, por ejemplo, hay muy buenos jugadores de fútbol y en las alturas también encuentras buenos jugadores, pero de características diferentes. Esos  jugadores de La Paz, Cochabamba, etc., son jugadores que son trabajadores de sol a sombra, no están esperando el reconocimiento, luchan los 90 minutos. Eso es importante, pero también es importante el talento, la fantasía que tiene la gente de Santa Cruz. No se debe segregar, que ‘no traemos a los collas o no traemos a los cambas’. Eso no, no. El día que unan a esos dos y que hagan un solo país, seguramente encontrarán un  gran equipo porque las dos culturas son fundamentales.

¿Cuál es la receta para cambiar realidades futbolísticas?

La receta siempre pasa por buenos jugadores y yo creo que Bolivia los tiene y después, trabajo. Deben armar un grupo de amigos, yo creo que eso fue lo de nosotros. La amistad, por encima de cualquier cosa, porque la amistad te lleva a la admiración, la admiración te lleva a la generosidad, y al final todo el mundo trabaja y sabe que es importante para la estructura porque tampoco es cuestión de poner jugadores y vengamos a jugar, no. Hay que hacer una estructura en la que todos sientan que todos son importantes y que cada uno hace lo que tiene que hacer, bien hecho.

 En esos años 90, ¿qué recuerdos tiene del Atlético Medellín que llegó a Bolivia para jugar con equipos bolivianos como Bolívar?

(Silencio) Pues… no muy gratos, ¿me entiende? Bolivia  tenía muy buenos  equipos. Nosotros íbamos a la altura y era imposible consignarnos los tres puntos. Nosotros fuimos con ese Nacional y nos ganó Bolívar y creo que también nos ganó Oriente Petrolero. O sea, que más allá de lo que pudiera hacer Nacional, nos encontramos con rivales que cada uno hizo valer las circunstancias de su región.

¿Qué le dejó  Bolivia?

Yo tengo buenos recuerdos de Bolivia. La gente me trató bien. En Bolivia soñé porque me hicieron soñar. Trabajé con un grupo de dirigentes que me parecieron fantásticos, que tenían sueños de grandeza, pero se fueron diluyendo y me quedé simplemente en la etapa de conocimiento porque nunca llevé un jugador. Nunca pedí un jugador porque pensaba que más adelante, cuando ya tuviera un control y un conocimiento de todo, íbamos entre todos a armar ese camino, pero pienso que la inmediatez de los resultados hizo que abortara el proyecto con Maturana como parte, digamos, de la dirigencia.

 ¿Volvería?

(Silencio) No lo sé.  Aprendí que la clave es disfrutar el día a día. Mañana no existe, lo que existe es hoy. Hoy debemos estar bien, mañana uno verá. En Bolivia hay un tesoro que hay que recogerlo. Uno mira a la humanidad y la humanidad va avanzando y avanzó, tiene su caminar.  Entonces, yo creo que en Bolivia tienen a una persona extraordinaria que quiso tanto a Bolivia que se quedó a vivir en Bolivia y que seguramente sería muy feliz de seguir colaborando con el fútbol de Bolivia. Estoy en Medellín, estoy trabajando en la parte formativa del Atlético Nacional. Me recibieron muy bien, es como volver a la casa. En ese sentido, casi todos salimos a la casa, pero todos tendemos a volver y cuando volvemos, somos mejores. Entonces, es ahí donde uno quiere que su casa sea mejor. Estamos en ese desafío de tratar de orientar a esta gente de Nacional. Afortunadamente no me enfermé. A los negritos no nos da eso (la Covid-19) (risas).