Carta para mi hijo, el socialista

 

Querido hijo:



Me gustó ver tu cara sonriente y tus ojos luminosos cuando volviste a casa.

«¡Soy un socialista! »

-me dijiste eufórico.

…Y me hablaste de los señores que escuchaste.

Y claro, me hiciste acuerdo.

Ya lo sé…

También escuché esas charlas a tu edad.

Sí hijo, otros señores como esos vinieron al colegio; llegaron con sus melenas y boinas negras.

Y empezaron a hablar…

Nos dijeron que los ricos eran lo peor de este mundo, querían que los odiemos sin motivo…

Nos hablaron de las maravillas del socialismo y nos pintaron un mundo ideal, una sociedad donde todos éramos iguales.

…Y dijeron que ese mundo sería posible crearlo solamente con las armas.

¡Luchando!

Nos dijeron que éramos pobres por culpa de los ricos.

Yo les creí en ese tiempo.

Y entonces…

Igual que vos, pensé que había que cambiar el mundo, igual que vos, se lo comenté ilusionado a tu abuelo.

Entonces tu abuelo me dijo:

«Hijo mío:

– El discurso socialista es hermoso, hasta que compruebas que en el mundo real no funciona.

…Y tu abuelo también me dijo:

– En el mundo del socialismo, la gente que dice representar al pueblo no vive, tampoco siente como el pueblo; eso sí, siempre son generosos usando el dinero ajeno!

Son los maestros del discurso.

Entiende hijo mío…

– El socialista que dice representar al trabajador, no trabaja.

– El socialista que dice ser indígena, tiene apellido español.

Hijo…

– Los socialistas deben ser la mejor expresión de las contradicciones.

– ¿Igualdad?

No creo.

– En el mundo socialista se maldice a los ricos, pero cuando llegan al poder se esmeran en vivir como ellos.

Escucha hijo mío.

Lamento decirte esto, pero…

Vos no podrías ser socialista.

¿Sabés por qué?

– Porque naciste y vivís en un hogar estable, ellos no.

– Casi siempre, los socialistas son personas provenientes de familias disgregadas, niños que siendo adultos son seres con familias fracasadas, son padres con hijos no reconocidos y las estructuras, valores y códigos de respeto familiar no existen para ellos, porque cargan mucha frustración y resentimiento social. Honestamente, nunca entendí el motivo de esto.

– Los socialistas son personas solitarias, amorales, viciosas a veces,  pervertidas en muchos casos.

¿Podés entenderlo?

Bueno hijo…

¿Querés cambiar al mundo?

Bien. Para cambiar el mundo, debés cambiar vos primero.

¿Querés servir a la sociedad?

¡Excelente!

– Estudia, sé un ciudadano útil, ejemplo de persona en todo.

Entiende hijo:

– No se construye riqueza, odiando a quien supo ganarla.

– No te di la vida, para verte bloquear caminos.

– No te mandé a la escuela, para verte avasallar lo ajeno.

– Yo te enseñé a ser honesto, no espero verte mintiendo.

– Desde niño te mostré la senda de la justicia, ¡justicia!,  un recurso que los socialistas usan para su propia conveniencia.

Bueno hijo, la historia es larga, pero esas palabras me las dijo tu abuelo cuando me hablaba del socialismo.

Esas palabras son tuyas ahora y es tu decisión aplicarlas con tu propia sabiduría.

Lo último hijo…

Nunca antes como ahora, el mundo precisa luz; esa luz que disipe las tinieblas de la falsedad y la impostura.

…En fin.

Es necesario que medites sobre esto.

Por eso te escribo estas líneas, mañana hablaremos con calma.

 

Con todo el amor del mundo, tu padre…

 

El ESCRIBIDOR.

Fuente: Facebook El Escribidor