Repicó campanas y destruyó efigies: el misterio del agresor de San Javier

El responsable del ataque a las estatuas de santos del pueblo chiquitano fue detenido en flagrancia mientras vociferaba contra la presencia de las imágenes en la iglesia colonial. Está en la cárcel de Palmasola.

Jorge Soruco / La Paz

Fueron los gritos los que alertaron a los guardias. “No se pueden adorar figuras en la casa de mi padre” y “han rebajado a esta casa”, fueron algunas de las exclamaciones que escucharon los guardias de la iglesia de San Javier de Chiquitos (Santa Cruz) cuando la tarde del 19 de agosto un hombre de 23 años destrozó cinco imágenes de santos del templo colonial.



Los guardias alertaron a la Policía del municipio. Su efectivos detuvieron en flagrancia al responsable. Éste, tras haber derribado las esculturas, estaba retirando muebles del edificio.

Imagen  de San Francisco Javier que fue tumbada de costado.
Foto: Radio Chiquitania

Después de su detención, el agresor fue presentado ante el fiscal Edwin Blanco de la ciudad de Concepción. El funcionario organizó una audiencia pública para determinar la identidad del agresor y los motivos del ataque.

“En la audiencia se identificó a la persona como un individuo mayor de edad, de iniciales M.M. El acusado reveló que tenía 23 años. Más allá de eso se acogió al derecho de guardar silencio”, contó Blanco.

M. M. es un ciudadano de la ciudad de San Javier de Chiquitos (Santa Cruz). Es una persona de bajos recursos, por lo que se le asignó una abogado defensor de oficio, ya que no contaba con las posibilidades reales de contratar uno por su cuenta.

Fue sindicado por el delito de daño calificado a propiedad religiosa. Mas este no fue el primer problema  con el templo misional que protagonizó, ni tampoco fue la primera vez que generó un escándalo en un espacio público del municipio cruceño.

“Recibimos información que en una fecha no definida el hombre instó un disturbio en la Alcaldía de San Javier. Se puso a gritar y molestar a los funcionarios y gente que estaba en el lugar. En esa ocasión no hubo denuncia”, informó Blanco.

El segundo incidente ocurrió solo dos días antes del ataque. En esa ocasión M.M. evadió la seguridad del templo y trepó el campanario. Hizo repicar las campanas, lo que causó alarma en la población.

Fachada  del templo colonial del municipio de San Javier.
Foto: Pintinterest

“En San Javier las campanas suenan fuera de misa cuando hay una emergencia. Por lo que los ciudadanos se asustaron”, reportó el fiscal. Nuevamente no se presentó ninguna denuncia, lo que pudo ser un error. Para Blanco si las autoridades hubieran sido notificadas, la seguridad hubiera sido más estricta.

Durante la audiencia se presentó la posibilidad de que el acusado sufra de algún problema mental o actúe bajo influencia de drogas. Por ello  el fiscal determinó prisión preventiva y ordenó que el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Santa Cruz realice exámenes físicos y mentales al acusado.

“Espero que en el transcurso de esta semana me llegue el informe. No podemos proseguir sin saber el estado mental de la persona”, explicó. Del resultado depende si se lo procesa de forma regular o si se determina su internación en un hospital.

El daño a las figuras es considerable. Si bien la Alcaldía y la parroquia no revelaron a cuánto ascienden los gastos de restauración, recordaron que las piezas dañadas son patrimonio nacional y de la humanidad.

En 1990 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió a las Misiones de Chiquitos en la Lista de Patrimonio de la Humanidad. Los templos fueron construidos entre 1696 y 1760.

Lili Soto Ribero, responsable de turismo y cultura de la Alcaldía de San Javier, indicó que dos de las piezas afectadas son del siglo XVIII. Asimismo, indicó que las restantes, aunque más recientes, igual son reliquias.

1696

es el año de inicio de la construcción de los templos de las Misiones de Chiquitos, al igual que la talla de las efigies religiosas.

“Espero que en el transcurso de esta semana me llegue el informe. No podemos proseguir el caso sin saber el estado mental de la persona”.

Edwin Blanco, el fiscal que sigue la causa.